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Es cierto que los avatares del proceso han influido en la disminución cuantitativa del sector privado cubano, pero en cambio se ha fortalecido cualitativamente. No todos los que comenzaron llegaron, pero los que llegaron ahora son mejores empresarios que cuando comenzaron.
Hay quien dice que las condiciones no son favorables para el desarrollo del sector empresarial cubano, y es cierto. Esa es la pura verdad; pudieran ser mejores y tienen que ser mejores si aspiramos a desarrollarnos con nuestros propios esfuerzos.
Pero como dice el dicho popular: “Es lo que hay”. Y en eso consiste el ingenio y la naturaleza del emprendedor, en trabajar y desarrollarse “con la que hay”.
Mipymes privadas en Cuba crecen un 3,4 % entre enero y marzo
Ya nuestros empresarios no son los que, al negociar una compra en el exterior, exigían como condición el término “puesto en el Mariel”; ya nuestros empresarios dominan los incoterms, conocen de usos y costumbres del comercio internacional, y negocian de “tú a tú” con cualquier empresario foráneo.
Nuestros empresarios han invertido en tecnología para desarrollar y ampliar sus producciones. Han invertido en logística. Han diversificado sus fuentes de suministro en el exterior e incluso, en algunos casos, han expandido su actividad al exterior del país.
Todavía falta mucho por aprender, por conseguir, porque mejoren las condiciones internas de su desarrollo, para que se estimule su crecimiento, pero en el tiempo transcurrido, el sector privado cubano no se ha debilitado; por el contrario, se ha fortalecido.
Nos enfrentamos a retos nuevos, escenarios nuevos y tendremos que adaptarnos rápidamente; tendremos que seguir buscando soluciones, alternativas.
En el plano externo, nuestro principal mercado, Estados Unidos, no tiene pronósticos favorables… Esa es la mala noticia; la buena es que el mundo es grande.
Tendremos que explorar y hallar nuevos mercados, tal vez como dicen por ahí “lo que sucede conviene”. De momento hay que esperar.
Más me preocupa lo interno, porque si fuera a diagnosticar clínicamente la política interna hacia el sector privado, concluiría que el paciente se encuentra descompensado, errático y desorientado; como en el antiguo juego infantil, no hay quien ensarte la puya en el chocolongo.
La política es imprecisa, variable, inestable e impredecible. He viajado mucho con emprendedores a diferentes eventos internacionales, y siempre sobre lo que ven, producciones o servicios, en la mayoría de los casos dicen: “esto lo podríamos hacer en Cuba”.
Lógicamente, la pregunta que se impone es: ¿y por qué no lo hacen? La respuesta es “PORQUE NO NOS DEJAN”.
Necesitamos una política dinámica, flexible, que estimule, facilite e impulse el sector empresarial cubano público y privado.
*Este texto fue publicado originalmente en la cuenta de Facebook de su autor. Se reproduce con su autorización expresa.