Getting your Trinity Audio player ready...
|
Emprender se ha convertido en una palabra recurrente en Cuba: un concepto cada vez más presente, que moldea pensamientos y guía nuevos caminos, no solo para quienes lo toman como ley de vida y echan adelante un proyecto, orgullosamente definiéndose como emprendedores.
No es una tendencia exclusiva de la isla. Las redes sociales han ayudado a nivel global a colocar en alza el término que, aunque no es nuevo, se está posicionando casi como un modo de ver y de vivir.
Según la Real Academia Española, emprender significa “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierra dificultad o peligro”.
Para el empresario y mentor español Rafa Fergom, “emprender es conectar lo que la gente necesita con lo que te apasiona a través de lo que haces, que es tu oficio”.
Fergom impartió un taller el pasado viernes 3 de octubre en Galleria Continua, en La Habana, y este jueves 9 de octubre ofrecerá una mentoría en Fábrica de Arte Cubano (FAC). Estas acciones se suman a las cerca de dos décadas que lleva trabajando en la isla, consolidando a Cuba como un lugar recurrente en su trayectoria profesional.
Es organizador de los festivales Eyeife y Women by Eyeife, y ha impartido más de 20 charlas en universidades y eventos en Cuba. Las conferencias y talleres de estos días constituyen las primeras que organiza de manera independiente.
“Me encanta el público emprendedor e ingenioso que hay en La Habana, porque para emprender aquí hay que ser especialmente creativo. Es un público muy activo, que sabe mucho de lo que hace y que, obviamente, no es fácil convencer de una forma diferente de ver las cosas, porque ya se han planteado muchos enfoques y ángulos distintos. Para mí, lo más retador es poder ponerme a prueba y sentir que he podido aportar algo, aunque muchas veces me quede la duda de si saben más que yo”, nos dice Fergom.
El empresario asegura que en Cuba ha aprendido muchas cosas, pero destaca: “Lo primero es que no hay que perder la pasión. Eso lo aprendí con Suylén Milanés y se ha confirmado con un montón de personas que, pese a las circunstancias —que no siempre son fáciles—, tienen una pasión que siempre encuentra el hueco, el recoveco, la forma de llevar a cabo lo que les apasiona. Esa pasión me la llevo, y cada vez que vengo ratifico que es desde aquí desde donde me voy con esa energía”.
Esos aprendizajes, asegura Fergom, intenta devolverlos o mantenerlos en constante intercambio a través de encuentros como los de estos días.

“Lo que puedo aportar es práctica y orden —nos explica—. Creo que las circunstancias que me rodean tienen aspectos muy competitivos y complejos, pero también me brindan más facilidades a la hora de desarrollar negocios y emprender. Eso me dota de un conocimiento y de experiencias, tanto buenas como malas, para, al final, compartir lo que más he hecho en la vida: montar empresas, montar negocios y entender el orden necesario que, después de tantos años, me ayuda a transitar este camino que realizo de forma repetitiva. Intento aportar algo de luz a gente que ya tiene mucha luz, que brilla por sí misma, y lo que hago es potenciar ese brillo a través de matices y consejos”.
“En el caso de Cuba, en concreto, doy un paso atrás y no bajo tanto al terreno. Mi intención es aplicar conceptos más estratégicos: mentalidad, motivación, cómo prepararte psicológicamente para emprender, porque no es un camino fácil. En cuanto a la parte del plan de negocio, intento ordenar todo de manera estratégica, porque cuando luego se baja y se aterriza, las circunstancias son las que son, y ahí sabe más el que recibe la formación que yo. Lo que busco es aportar información mucho más estratégica y, sobre todo, motivacional; herramientas y tips que puedan optimizar el proceso del modelo de negocio”, particulariza sobre cómo prepara estos talleres para el público cubano.
El emprendimiento en Cuba visto desde afuera
Rafa Fergom tiene más de 20 años de experiencia en la creación de empresas, tanto propias como desde la labor de mentor y asesor. Buena parte de su trabajo se ha desarrollado en las industrias culturales, pues entiende que el artista también es un emprendedor. Desde ese saber mira e intenta aportar algo al contexto cubano.
¿Cómo valoras la preparación de los emprendedores cubanos?
Hay mucho talento, y además en tiempo récord. Muchas veces, que algo no haya estado instaurado no significa que haya menos capacidad, menos talento o que simplemente no exista esa inquietud. Creo que se ha dado porque la inquietud estaba.
Hay lugares donde parece que saben mucho de negocios y das una charla, y lo que han aprendido es solo un manual, sin preguntarse por qué una cosa debe ir después de otra.
Aquí, en cambio, lo han aprendido inventando. El hecho de ir probando les ha llevado a generar sus propios planes. Por eso, cuando desde fuera les aportas conocimiento, te das cuenta de que ya lo han hecho, pero tú los ayudas a ordenarlo un poco, quizás a ponerle nombre a lo que ya hacen.
Las posibilidades de emprender en Cuba han puesto sobre la mesa otros asuntos que no formaban parte de nuestra realidad, como la competitividad. ¿Cómo ves ese aspecto en la isla?
Creo que aquí son más colaborativos, lo pienso firmemente. Igual que hay más dificultades para desarrollar un negocio, en cuanto al apoyo entre colegas de profesión hay mucho más respaldo.
En España, por ejemplo, noto que la competencia a veces se plantea como en el deporte: tienes que ganar a otro. En los negocios no se trata de ganar a alguien, sino de generar una propuesta de valor suficientemente buena como para que te compren a ti. Siempre y cuando haya mercado, claro. No siempre es una carrera con kilómetros definidos; a veces no hay kilómetros que correr, y debes estar en continuo movimiento para saber realmente dónde está el negocio.
Esa capacidad del cubano de improvisar, como si lo tuviese preparado toda la vida, es muy colaborativa. Esto ocurre mucho en territorios donde es imprescindible apoyarse desde la comunidad. Aquí, el concepto de comunidad está mucho más arraigado y presente que en otros sitios: se trabaja más desde la unidad.

¿Qué es lo más importante que crees que está aportando y aportará en el futuro cercano el emprendimiento al país?
Lo importante es que exista un tejido que tenga la oportunidad de desarrollar un negocio basado en ayudar a la gente y que eso repercuta en el país, en el Estado. Esto va más allá de las tipologías de gestión.
Las empresas, primero, están para ayudar a la gente y, obviamente, hacerlo desde un prisma que beneficie al mundo, al planeta. Muchas veces se olvida esta parte, y no solo repercute en los socios de la empresa, sino en todas las direcciones. Para mí, el socio más importante es el planeta.
Es decir, que lo que hagas repercuta en tu territorio. Eso implica también que se beneficie, al final, quien te está dando la oportunidad de emprender: no solo los clientes, sino tu país, tu ciudad, el lugar que te permite desarrollar un negocio. Esto va más allá del patriotismo.
Si puedes montar negocios, necesitas una estructura, facilidades, competencias y capacidades para llevarlos a cabo. Por eso, que existan negocios de cualquier tipo significa que hay un tejido creativo que los sostiene. Al menos de donde yo vengo, los autónomos y pequeños empresarios sostenemos gran parte de eso.
¿Cuál es el consejo más importante que le darías a un emprendedor cubano?
Da igual si eres artista, mecánico o ingeniero náutico: la clave está en conectar lo que la gente necesita con lo que te apasiona, a través de lo que haces.
Si solo piensas en lo que la gente necesita y descuidas lo que te apasiona, tu único objetivo será el dinero. Nunca tendrás una riqueza interior verdadera y siempre dependerás del dinero para sentirte bien. Eso no tiene fin.
Si solo te centras en lo que te apasiona, serás un inventor: crearás cosas y las pondrás en la estantería de tu casa. Si te las compran, bien; si no, también. Pero no te has preocupado por saber si alguien realmente lo necesita.
La clave no está en qué oficio desarrollas, sino en cómo conectas lo que la gente necesita con lo que te apasiona. A partir de ahí, defines los diferentes oficios y acciones que te permiten unir esas dos cosas según las circunstancias.
Muchísimas gracias Lied por este texto, por acercarnos a Rafa Fergom. He leído de él y disfrutado aprendiendo en varios de sus videos, sobre todo en cuanto al emprendimiento social y con propósito.
No sabía de su larga relación con Cuba.
Sus experiencias y capacidades acumuladas pueden cambiar para bien muchos negocios cubanos, ordenando u organizando mejor su gestión, también en la protección social, ambiental y cultural q es natural del cubano, de su ideosincracia y cultura solidaria y comunitaria.