Que Cuba atraviesa una severa crisis agropecuaria ya no es noticia, pero que en esas circunstancias la Universidad de La Habana estrene una mipyme dirigida precisamente a ese sector, sí lo es.
Recién fue aprobada por el Ministerio de Economía y Planificación, la mipyme estatal lleva por nombre AgroSano y tiene como actividad principal de “fabricar y comercializar plaguicidas y productos químicos de uso agropecuario”, según informa el diario Granma.
Su socio único es la Fundación de la Universidad de La Habana (UH) y se trata, de acuerdo con el reporte, de la primera startup de la casa universitaria más importante de Cuba.
La breve información afirma que entre los principales objetivos de la mipyme están brindar servicios de asesoría, capacitación y asistencia técnica a productores agropecuarios.
También, “comercializar los resultados de proyectos de investigación y desarrollo científico-experimental en el campo de las ciencias naturales y la ingeniería”, así como “prestar servicios vinculados a actividades de apoyo a la agricultura y comercializar, tanto al por mayor como al por menor, productos de uso agropecuario, como Biobrás”.
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La nota, en cambio, no explica sobre cómo la startup de la Universidad de La Habana llevará adelante estas actividades ni si ya tiene en desarrollo alguna de las acciones mencionadas.
Tampoco brinda detalles sobre la composición de AgroSano, su estructura y número de trabajadores, ni abunda sobre otros aspectos como los precios de sus productos y servicios, y la posibilidad o intención de exportar los mismos.
La información oficial celebra la creación de esta empresa estatal como “un importante avance” para la universidad habanera en su apuesta por “iniciativas con impacto directo en el desarrollo sostenible del país, la innovación científica y la aplicación práctica del conocimiento”.
La aprobación de la mipyme ocurre en momentos en que la producción agropecuaria sufre un significativo declive en medio de la prolongada crisis económica que atraviesa la isla.
Caída en los rendimientos agrícolas, severas dificultades materiales para producir, deudas acumuladas por el Estado con los productores y estrategias gubernamentales hasta ahora fallidas para impulsar el sector, son algunas de las claves de este declive, que se traduce, por demás, en una menor oferta de alimentos y un incremento de sus precios en el mercado formal e informal.