La actual situación electroenergética de Cuba “es muy dura”, admitió este lunes Alfredo López Valdés, director general de la Unión Eléctrica (UNE).
Al evaluar lo sucedido en los meses de julio y agosto, así como el escenario actual de la generación eléctrica en la isla, el directivo reconoció en conferencia de prensa lo innegable: que “el problema de los apagones es grave”, pero aseguró que “no ha faltado el trabajo” para intentar cambiar ese precario panorama, según reseña Cubadebate.
López Valdés ponderó la inversión “espectacular” en los nuevos parques solares, que aportan “significativamente” en el horario del mediodía —sobre los 500 MW— y la labor para aumentar la disponibilidad en la generación distribuida, afectada, no obstante, por la falta de combustible.
En cuanto a la generación térmica —el principal soporte del Sistema Eléctrico Nacional (SEN)— explicó que estas unidades tienen más de 40 años como promedio, y “algunas alcanzan casi 50”, lo que en no pocos casos da al traste con su sostenibilidad y las reparaciones programadas.
El director de la UNE apuntó que los mantenimientos parciales realizados en años anteriores “no han sido suficientes” y afirmó que cuando las máquinas se paran para repararlas “empiezan a encontrarse problemas que no previo originalmente”.
A ello se une la falta del financiamiento necesario para nuevas piezas y trabajos de mayor calidad.
“Nosotros no hemos tenido la posibilidad financiera de resolver el cien por ciento de los problemas de estos mantenimientos. Esa es la realidad”, admitió, a la par que reconoció que “la falta de actividad durante años ha provocado pérdida de habilidades en profesionales y trabajadores”.
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El verano
Acerca de lo ocurrido en la temporada veraniega, Lázaro Guerra Hernández, director general de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas (Minem) aseveró que, aunque se diseñó una estrategia para que en esos meses el SEN tuviera “las mejores condiciones posibles”, la realidad fue bien distinta a lo planificado.
Según el directivo, las afectaciones eléctricas en julio y agosto fueron como promedio de unas 15 horas al día, si bien reconoció que “hubo circuitos que se apagaron más tiempo”. Reportes en las redes hablan de zonas con más de 20 horas consecutivas de apagón.
La causa de este escenario, distante del previsto y prometido por las autoridades, fue “una combinación de elementos”, de acuerdo con Guerra Hernández, quien mencionó entre estos factores la falta de gas licuado —que contribuyó al aumento del consumo—, la inestabilidad de las plantas generadoras, los mantenimientos no concluidos y la escasez de combustible.
Además, se refirió a la pérdida de capacidad por la salida de la mayor central flotante turca que permanecía en la isla, la cual entregaba como promedio 200 MW. Tras su partida, dijo, solo quedan en Cuba dos patanas que en su conjunto entregan alrededor de 70 MW al SEN.
Todo lo anterior, consideró, “trajo como resultado que en los meses de julio y agosto las afectaciones no se comportaran con la expectativa que todos tenían”, reseña Cubadebate.
Este martes
En cuanto al panorama actual, este martes la disponibilidad seguirá por debajo de los 2000 MW y el déficit continuará muy elevado, lo que se traduce en prolongados apagones en todo el país.
Ya a las 6:00 AM la afectación era de 1200 MW, y al mediodía debe descender ligeramente hasta los 1100, de acuerdo con el pronóstico de la UNE.
Seis unidades térmicas estaban fuera por averías o mantenimientos, una de las cuales —la 6 de Renté—, debe incorporarse para el pico nocturno. Ayer ese propio bloque debió conectarse, pero no lo hizo, lo que elevó la afectación máxima hasta los 1742 MW, “superior a lo planificado”.
Por demás, 459 MW están fuera de servicio por limitaciones térmicas y otros 383 MW no se generan durante el día por falta de combustible y lubricantes. De ellos, 50 deben incorporarse en la noche, cuando la disponibilidad debe ser de 1960 MW y la afectación máxima de 1660 MW, si no se produce alguna rotura o la demanda no se incrementa por encima del estimado oficial.