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Por repetido, el gesto enganchó en su rutina de trabajo. Así que lo primero que hizo el dueño de una ferretería ante la propuesta de cambiar un billete de 20 USD fue sacar su móvil del bolsillo como quien acude a la Biblia al comienzo de una misa. “Déjeme ver a cómo está hoy”, dijo a secas, mientras la portadora, una señora en edad de jubilación y un marpacífico en la oreja, aguardaba con cierta expectación dada la hora del día. “No he almorzado buscando quien me quiera cambiar. No es fácil por aquí”, comentó para acomodar la escena a una urgencia humana más que a una demanda monetaria.
El ferretero se tomó su tiempo. Revisó las fluctuaciones en la APP de El Toque al comprobar que hacía unos días la tasa mantenía estabilidad, entonces decidió no agregarle una pequeña prima de riesgo a la cotización de la jornada. “Sabe lo que pasa, señora, es que tengo que asegurarme de que la cosa no esté de arribapabajo, porque de contra que el dólar está altísimo, si mañana mete un resbalón, entonces pierdo demasiado…”, se justificó.
En la tienda, aunque altos, la mayoría de los precios se han mantenido al margen de la volatilidad motivada por los coletazos del mercado cambiario informal. Eso hace que el establecimiento goce de un goteo de clientes fijos y esporádicos, que vienen de lejos buscando ahorrarse unos pesos.
Ausencia quiere decir… ¿jamás? y un nuevo caballo en el hipódromo financiero
La escena del canje se antoja cotidiana. Un número creciente de las pequeñas empresas privadas está asumiendo el papel de casas de cambio, ante la necesidad imperiosa de conseguir divisas con uñas y dientes para reponer sus inventarios y la ausencia, por otra parte, de las antiguas “cadecas” (casas de cambio estatales).
En 1994, en medio del año más negro de la crisis de la década, CADECA surgió como un brazo del Banco Central para despachar determinados servicios financieros, entre ellos el pago de jubilaciones y el canje y recanje de monedas. Hoy, lo segundo es un ejercicio casi extinguido, un abandonado parque jurásico incluso para la propia banca nacional.
De hecho, la ferretería de marras nació de una cadeca de barrio abandonada y canibaleada. Los depredadores cargaron con todo lo aprovechable. Ventanillas de corredera, tomacorrientes, baldosas, hasta las bisagras de las puertas fueron arrancadas de los marcos.

A escasas cuadras de la ferretería, sin embargo, otra realidad paralela emite su propio latido. “Yo no cambio con El Toque. Uso PulsoCup.com”, dice el dueño de una bodeguita bien surtida a los pies de la avenida Lacret. En su repositorio diario de mercancías, que llega a los móviles de los asociados día tras día, reapareció el paquete de pollo de diez libras a 3900 pesos y el arroz brasileño a 300 pesos la libra.
La nueva tasa, explica el propietario de esta mipyme, presuntamente sale de un grupo de dueños de negocios que se sienten esquilmados por las cotizaciones de El Toque. “No digo que las del Toque sean cien por ciento especulativas, la economía del país está en crisis, pero no nos cuadran. Las divisas están que rechinan y si tengo que comprarlas más caras, entonces se me encarecen los precios aquí ( en la tienda) y pierdo clientela”, desmenuza el emprendedor.
Ese día, el dólar según El Toque valía 440 pesos, mientras Pulso lo tasaba a 410 pesos. La diferencia de 30 pesos, que también se encadenó con el euro —480/450— es apreciable y cualquier vendedor de divisas procuraría irse por el mejor postor, salvo si está sometido al apremio o en un entorno donde solo se cotiza mediante Pulso, un escenario más improbable por el momento.

¿Por qué confiar en pulsoCUP?
Justo es la pregunta que aparece en la página de Pulso. En un selfie promocional se describe como “una fuente fiable para conocer el precio actualizado de las monedas en Cuba”, enfocada “en ofrecer datos claros, transparentes y consistentes”.
El sitio, que brilla por su opacidad, no ofrece referencias sobre sus patrocinadores; ni un CEO o directorio ejecutivo; ni tampoco una sede física; ni contactos. En tanto, su metodología colectora de data es básicamente la misma con la que opera El Toque.
“Utilizamos un proceso automatizado de análisis con bots que monitorean grupos de compra y venta en todo el país. Estos sistemas detectan publicaciones reales, extraen precios y volúmenes, y aplican filtros para descartar outliers y mensajes no válidos. Con esa información calculamos valores de referencia y tendencias recientes”, explica la página PulsoCup.com sobre su minería de datos.
“Trabajamos constantemente para mejorar los algoritmos y la cobertura de fuentes. Si detectas un error o tienes sugerencias, nos ayuda mucho recibir tu retroalimentación”, invitan los auspiciadores de la página, que contiene su propia calculadora financiera con la canasta de monedas en interacción.
Por su parte, El Toque dice emplear herramientas de NLP —Procesamiento del Lenguaje Natural— como FreeLing (procesamiento multilingüe automático), lo que permite al sistema analizar sintáctica y semánticamente los mensajes para identificar palabras clave, clasificar intenciones de compra o venta, y determinar la moneda y el precio involucrado.
Luego, el cálculo de la tasa se basa en la mediana de los valores publicados en un período de 24 horas, después de filtrar los valores extremos.
“Esta metodología sigue un enfoque innovador y único, al enfrentarse al desafío de extraer datos no estructurados de redes sociales y sitios de anuncios clasificados, a diferencia de otras iniciativas que se basan en información más organizada”, explica el economista Pavel Vidal, uno de los involucrados en la tasa de referencia.
Los intentos de OnCuba para conseguir opiniones de economistas en la isla acerca de PulsoCup.com fueron infructuosas.
Toques particulares
“Hablan del Toque, pero por aquí todos tienen su toque particular”, interviene un cliente que ha comprado una botella de aceite vegetal a 980 pesos, pensando en las remesas que le envía su hijo desde Uruguay.
“Todos los negocitos del barrio me dicen siempre que me cambian al precio del Toque, pero… con diez pesos menos. Vaya, que tienen su propia cotización sin ser El Toque”, se queja el anciano sobre el descuento, al tiempo que lanza un anatema contra el sistema bancario. “El banco te da una miseria por los fulas. Es una burla y mi chama tiene que partirse el lomo para darme un poco de oxígeno aquí”, gruñe al aludir a la tasa oficial de 120 pesos x 1 USD.

Un conteo de protección en La Rampa
En uno de los abarrotes más concurridos en la frontera entre el Vedado y Centro Habana, que para más alquila habitaciones, el tendero se muestra explícito a la hora de responder a las inquietudes de OnCuba. “Lo que hacemos muchos de nosotros por aquí es acudir al Toque y poner nuestro conteo de protección”, dice mientras despacha una libra de azúcar refino a 280 pesos.
¿Y cómo es eso?
Eso es simple. Descontamos 10 o 20 pesos a la tasa del Toque para protegernos de un bajón. Tanto si cambiamos el dólar porque la persona está interesada en que hagamos de Cadeca, o que nos paga con divisa el importe. El vuelto ya viene con descuento.
¿Y la gente lo acepta sin más?
Bueno, nosotros no obligamos a nadie a comprar o cambiar. Lo toman o lo dejan. Por aquí, por la Rampa, no van a encontrar mejores cajas. Somos un “sindicato” y nos cuidamos las espaldas.
¿Conoces que existe otra tasa de cambio distinta al Toque?
No.
Se llama Pulso.Cup.com
Me entero contigo… ¿Y está buena?
Por debajo del Toque.
¿Mucho?
Unos treinta pesos.
Es más que lo que pedimos con el conteo…Investigaré. Gracias.
¿Ah, y conoces la propuesta de Sandro, el Vampicash?
No me gustan los payasos.

A unos metros de allí, el antiguo restorán El hurón azul después de pasar por varias manos y temporadas de decadencia y cierres, finalmente se convirtió en una tienda climatizada y aséptica bien surtida de comestibles y bebidas, además de artículos de aseo y otras misceláneas para la vida doméstica.
Las empleadas, unas chicas uniformadas y maquilladas con esmero, aplican también una quita o el llamado conteo de protección. Es curioso que una de ellas no acudió a su móvil, sino sacó una libreta para confirmar la cotización del día entregada por El Toque. “Descontamos diez pesos”, explica solícita. “Hasta ahora ese es el descuento que hacemos”.
¿Conocen que existe otra tasa de cambio llamada PulsoCup.com?
Eso no he llegado aquí. De todas maneras, le preguntaremos a nuestro gerente. Por el momento, la guía es El Toque. No sabemos de otra…

Las pesquisas ramperas terminaron en Qué cookie, una pequeña dulcería acomodada en uno de los garajes de la calle N. A falta de autos, sus propietarios han alquilado esos espacios o los han convertido en negocios particulares, casi siempre en el sector de servicios, en este caso de alimentos.
Un niño, algo ruborizado, pregunta a las dependientas cómo hace para participar en la rifa del 24 de diciembre. En un pizarrón se muestran los números ya vendidos para la fiesta navideña. En Qué cookie no están interesados en comprar dólares. “A mi dueña eso no le importa. Por eso descontamos 30 pesos si el cliente nos paga con divisa”, explica una de las empleadas.
¿Y en qué tasa de referencia se basan para cotizar?
En El Toque. ¿Cuál si no?
Aquí tampoco ha llegado la noticia de Pulso. O ya llegó y la desestiman… por el momento.

El Toque divide las aguas
Desde hace algunas semanas, la campaña del gobierno contra El Toque ha ido trepando en la conversación social en las redes.
Sin poder elegir las armas adecuadas, entre ellas la implementación de un mercado cambiario oficial, las autoridades optaron por echar mano al expediente político del liderazgo de El Toque que se define opositor.
Se trata de desacreditarlo a partir de las coberturas financieras recibidas por agencias federales de Estados Unidos y obligando a sus figuras más públicas a una aceptación cínica de tales partidas como una entente con Washington para un cambio de régimen en la isla.
“La llamada tasa representativa del mercado informal que promueve El Toque es una farsa. Varía no por dinámicas económicas auténticas, sino de acuerdo con manipulaciones y especulaciones”, zanjó Razones de Cuba, un sitio web cercano a los servicios de seguridad y contrainteligencia.
“Predice incrementos, inducen artificialmente al pánico y a la compra compulsiva de divisas, creando una profecía autocumplida que perjudica al ciudadano de a pie”, añadió el medio.
Sin embargo, voces dentro de la propia institucionalidad, si bien coinciden en los propósitos desestabilizadores del Toque, no le otorgan un poder dinamitero sobre el bolsillo de los cubanos.
“Buscar culpas del comportamiento del mercado cambiario informal en la actuación de un medio de prensa aislado resulta, en mi opinión, grotesco, carente de sostén económico alguno”, descalificó el periodista Ariel Terrero, un veterano experto en cuestiones económicas.
“El Banco Central de Cuba (BCC) se ha mostrado incapaz de crear un mercado cambiario flexible, en lugar del inoperante sistema monetario y cambiario con varias monedas y tasas de cambio rígidas, inepto consecuentemente para aportar la información que urge a la población (…) las autoridades han seguido aferradas a tasas oficiales que andan por un lado mientras el mercado real—mal llamado informal—anda por otro. La promesa de crear un mercado cambiario “funcional y transparente”, que reitera el BCC en estos días, está en pie oficialmente desde hace más de tres años. Sigamos esperando”, indicó Terrero, envolviendo la frase en un dardo de ironía.
Participar en el juego
Moviéndose hacia una dimensión menos politizada y más técnicamente argumentativa que su colega Razones de Cuba, el programa “Cuadrando la caja”, retrasmitido en la noche de este jueves, no pudo disimular las falencias de la banca cubana señaladas por Terrero.
“En un juego de fútbol, lo primero que hay que hacer es estar en el juego, participar del juego de fútbol”. Con esa parábola deportiva, el DrC. Ayuban Gutiérrez ilustró en el espacio televisivo la costosa enajenación del Banco Central en el proceso cambiario en el país, faltando a sus deberes como entidad regulatoria.
“El Toque supo aprovechar ese nicho informativo para atraer convenientemente públicos”, dijo Terrero en su descargo en redes que muchos extrañaron no hubiera sido publicada en un medio de comunicación.
De acuerdo con Gutiérrez, vicepresidente primero de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), la falta de un mercado cambiario funcional ha obligado a empresas estatales y privadas a operar fuera de los canales legales. Esa praxis ha afectado su contabilidad, la recaudación fiscal y la capacidad del Estado para evaluar correctamente los costos productivos.
Para el diputado y empresario Carlos Miguel Pérez, presidente de la Mipyme privada Dofleini, la falta de un mercado cambiario estable afecta al sector no estatal en tres dimensiones.
Primero, la volatilidad de la moneda obliga a subir precios para protegerse de las fluctuaciones; segundo, la incertidumbre impide realizar contratos a largo plazo porque el valor de referencia varía constantemente; y tercero, las exportaciones se desincentivan al existir una tasa oficial distinta de la informal, lo que genera un círculo vicioso en el que disminuyen las divisas que podrían sostener un mercado cambiario.
“Operar en una economía donde para tú acceder a los bienes esenciales, las materias primas para producir o para brindar un servicio es ilegal, eso no lo hace más sencillo. Eso nos hace a todos o nos convierte a todos en delincuentes. Y yo no creo que a nadie en Cuba le guste ser delincuente”, remató Pérez, una de las pocas y atrevidas voces parlamentarias que ha llamado a la acción sobre cuestiones impostergables de la vida nacional.

¿Qué hará el BCC?
En medio de un PIB menguante; una inflación galopante, un déficit presupuestario que se reduce, pero que aún es grandilocuente; una dolarización parcialmente expansiva y un mercado internacional de divisas que para la isla solo tiene cerrojos, al Gobierno apenas le quedan opciones en su caja de herramientas.
En este contexto, implementar un mercado cambiario oficial que funcione resulta difícil, pues los desequilibrios estructurales hacen que cualquier intento de unificación abrupta sea riesgoso y prácticamente inviable para buena parte del sistema empresarial, estimó por su parte Ian Pedro Carbonell, director de Políticas Macroeconómicas del Banco Central de Cuba.
“Esto es un proceso al que se irá llegando por aproximaciones sucesivas, ¿no? Pero lo importante es… que hay que entrar a jugar”, jerarquizó Carbonell, retomando la parábola deportiva del profesor Gutiérrez.
En uno de los cortes de “Cuadrando la caja” dedicado a la voz popular un jubilado sentenció: “Los precios están demasiado elevados para el poder adquisitivo que tiene el cubano y muchas de los las necesidades hay que comprarla en divisa, pero no tenemos divisa…Todo está caro, lo mismo por con divisa que como moneda nacional. Todo está demasiado caro”.

Exilio sin retorno
En medio de esa asfixiante marea inflacionaria, de la que el Estado atribuye buena parte a la gestión cambiara de El Toque, las autoridades han ido más lejos criminalizando a integrantes, actuales y pasados, del medio digital opositor de geolocalización dispersa. El equipo trabaja desde Estados Unidos, México y España.
Razones de Cuba habla de investigación penal sobre 18 “directivos” de El Toque, a los que definitivamente las autoridades cubanas han puesto a a vivir en un exilio sin retorno.
“Pueden ser extraditados si viajan a un tercer país… o, en caso de un cambio de gobierno en su país de residencia, enfrentar también la extradición. Si viajan a Cuba, pueden ir directo a prisión”, advirtió la plataforma nacida en 2010, a raíz de la muerte por una huelga de hambre del preso Orlando Zapata Tamayo.
El Toque responde que seguirán “haciendo lo que tanto les molesta y que son nuestras herramientas para la construcción de la democracia deseada: periodismo riguroso, servicio público y contrapropaganda”.











