Scenius: la cooperativa que pone las cuentas claras

Otro cliente fue la Cooperativa de Confecciones Textiles de Marianao (COOPTEXT). Foto: Laydrene Pérez/ Cubadebate

Otro cliente fue la Cooperativa de Confecciones Textiles de Marianao (COOPTEXT). Foto: Laydrene Pérez/ Cubadebate

En el barrio habanero de Miramar, Scenius tiene su sede. Se trata de un local pequeño, diría que apretado, por donde 145 socios circulan regularmente para ventilar asuntos de trabajo con la Junta Directiva de la primera cooperativa no agropecuaria que ofrece en Cuba servicios económicos, contables, financieros, y de asesoría en materia tributaria, y que recién cumple su primer año de actividad.

Por las manos de sus miembros, todos profesionales, desde enero del 2015 ha pasado la contabilidad de no pocas pequeñas y medianas empresas del sector privado y de muchas entidades estatales.

“Hay una demanda tan alta de servicios vinculados al control económico que para mí ni con 50 cooperativas como esta es posible cubrir siquiera La Habana”, dice a OnCuba su presidente y fundador, el ingeniero Luis Alberto Dueñas Casal.

En un contexto económico nacional marcado por la “corrupción a pequeña escala generalizada”, como la definiera el intelectual Ignacio Ramonet y sonados casos de malversación económica, llegaron los hombres y mujeres de Scenius a ofrecer sus servicios de control.

Estos profesionales diagnostican la calidad de los registros contables y trabajan como tenedores de libros; intervienen desde lo contable en la elaboración y ejecución de planes económicos, hacen presupuestos de inversión; gestión de cobros y pagos; cuadran las cuentas y reconstruyen las diferencias para detectar sus orígenes e incidencia en los saldos… todo eso y más, bajo el siguiente slogan: “Todo campeón tiene un coach”.

Luis Alberto Dueñas (extrema derecha) junto a parte de la junta directiva de Scenius. Foto: Kako
Luis Alberto Dueñas (extrema derecha) junto a parte de la junta directiva de Scenius. Foto: Kako

¿Cuántos clientes han atendido este año y de qué sectores?

Eso es interesante. Pensamos que nuestros principales clientes serían del sector no estatal de la economía y que nos dedicaríamos mayoritariamente a apoyar a otras cooperativas no agropecuarias pero lo que inicialmente proyectamos se extrapoló en alta medida al sector estatal con la solicitud de servicios de contabilidad y conteo de activos fijos tangibles, que es entrar en un inventario y depurar todo lo del almacén. Básicamente se trata de la teneduría de libros.

Eso implica la detección de irregularidades que pueden revelar casos de corrupción. ¿Cómo proceden ante esas situaciones?

Nuestro servicio es la parte técnica, documental. La administración tiene que tomar las decisiones y medidas necesarias a partir de la información que recibe de nuestro trabajo. Todos los meses -esté todo bien, regular o mal- entregamos y discutimos con nuestros clientes un informe técnico parcial o definitivo relacionado con la ejecución de nuestros servicios. Lo que hacemos no es una auditoría, pero obligatoriamente tenemos un criterio objetivo y soportado en el propio desarrollo del servicio.

¿Cómo manejan el tema de la confianza en ustedes por parte de la dirección de las empresas? Se están depositando las finanzas en manos de especialistas externos y no es eso a lo que estamos acostumbrados. Podrían pensar que se arriesga una información delicada… 

Respecto al tema de la confidencialidad con nuestros clientes, Scenius ha implementado en sus procedimientos de servicios, todo lo establecido en las normas regulatorias cubanas respecto al manejo de información.

No obstante, en un criterio bien asumido por todos los socios, la confianza se logra con los resultados. No hay nada mejor que arrancar y mantener una reputación a partir de buenos resultados. En la concreta: nosotros les decimos que les pregunten a otros clientes. Las referencias están ahí. Desde el punto de vista empresarial La Habana es pequeñita así que, lógicamente, los funcionarios que tienen la responsabilidad de decidir si nos contratan o no, averiguan quiénes somos.  Todo esto lleva ese proceso de verificación no solo a nivel de las empresas sino de los organismos y esa es la mejor referencia.

Esto no lo inventamos nosotros, la subcontratación de servicios contables es una práctica consolidada a nivel internacional, y sin irnos de Cuba: en la actualidad hay consultoras muy profesionales en el sector estatal. Lo que pasa es que estas al tener otras estrategias de servicios, muchas veces solo abarcan el diagnóstico u otros servicios y no van al apoyo in situ o a la reconstrucción de la contabilidad, al día a día, a la ejecución de la teneduría de libros.

El Centro de Neurociencia de Cuba, una de las entidades estatales a la cual prestó servicios la cooperativa de económicos. Foto: Yisell Rodríguez Milán
El Centro de Neurociencia de Cuba, una de las entidades estatales a la cual prestó servicios la cooperativa de económicos. Foto: Yisell Rodríguez Milán

Es revelador que la demanda principal provenga del sector empresarial estatal…

Eso refleja una necesidad latente. No hay quien haga un conteo de inventario a conciencia, ajustado a la realidad, si no tiene un nivel de motivación y compromiso con la actividad que realiza. Dicho sea de paso, es una práctica aconsejable y generalizada en América Latina y otros países que la ejecución y supervisión de esa actividad la realicen entidades externas que no estén comprometidas con lo que está sucediendo dentro de las empresas. Sin llegar a ser una auditoría, yo te digo que la diferencia en tus números está aquí. Después que vengan las auditorias especiales a verificar esto.

Valoramos tanto el reconocimiento estatal que lo consideramos, junto a la incorporación y motivación de los socios, nuestros dos principales resultados del 2015. Más allá de la parte económica, con la cual todos estamos muy felices, en nuestro país –y te lo digo bien a lo cubano– no se vende un pirulí si no tienes el reconocimiento del Estado, mucho menos podrías meterte en la contabilidad de las empresas si no certifica que lo estás haciendo bien.

¿Y qué potencialidades le ven al mercado cubano de cara a los inversionistas extranjeros?

Miles. Para dondequiera que uno mir, ve posibilidades de inversión. Algunas muy latentes, reconocidas, otras insospechadas. La cartera de oportunidades puede y debe ampliarse. Lo vemos cuando intercambiamos con las empresas, pero muchas están tan en el día a día que les cuesta un poco de trabajo ver sus potencialidades. Y está también el sector no estatal, con el mismo tema de posibilidades como el alojamiento y otros temas referidos a las producciones y servicios que pudieran servir como complemento y encadenamiento de otras actividades. Nosotros, modestamente, lo que hacemos es participar y sacar cuentas.

¿Qué servicios podrían ustedes prestarles a potenciales clientes extranjeros?

Hoy tenemos autorizados los relacionados con la teneduría de libros y la contabilidad. La Ley de Inversión Extranjera exige un estudio de factibilidad con 22 tablas de asuntos puramente económicas. En una gran parte de la preparación y desarrollo de esos estudios consideramos podríamos participar, incluso de conjunto con otras entidades especializadas que hoy existen, pero se necesita un reconocimiento de esas potencialidades por parte del Ministerio de Comercio de Exterior (MINCEX) y otros organismos del Estado con la responsabilidad de garantizar la calidad y objetividad de esos estudios. Esa es la parte que ahora mismo estamos gestionando.

Foto: Roberto Suárez
Foto: Roberto Suárez/Juventud Rebelde

Pensando en este mercado, ¿ninguna empresa cubana les ha solicitado estudios de factibilidad?

Sí, lo que pasa es que queremos tener más consolidada la cooperativa en el 2016. Contamos con economistas y contadores que toda la vida han hecho estudios de factibilidad económica y están dispuestos, pero nos preparamos para participar incluso con consultoras jurídicas, para que cada cual haga su parte. Eso debe estar bien conciliado, te repito, con el MINCEX y otros organismos.

Recuerdo una reunión de la Asamblea Nacional del Poder Popular donde se abordó la escasez de estudios de factibilidad y cómo algunas empresas cubanas no saben identificar sus potencialidades….

Todavía arrastramos las consecuencias de que todo se concibiera centralizadamente, de que fuera el gobierno quien tuviera la responsabilidad del desarrollo de las empresas. ¿Qué pasa ahora? Que el gobierno reestructura eso. Vamos hacia un esquema que, salvo excepciones estratégicas y sociales, exige una gestión enfocada al autofinanciamiento, y ahora hay una especie de vacío, de compromiso o capacidad para que los empresarios se den cuenta de cómo buscar posibilidades de autofinanciamiento en virtud de lo que tienen.

Te puedo poner un ejemplo.  El Estado aprobó, en el Decreto ley 305, el financiamiento para las cooperativas no agropecuarias, sobre todo en lo relacionado con inversiones en la etapa de arranque y el capital de trabajo. Indaga tú en el Banco Central de Cuba cuántas han optado por esos financiamientos. Y ahí está ese crédito, disponible y con condiciones de amortización y garantías excepcionales. Es una cosa increíble, pero como no estamos acostumbrados a trabajar con créditos, con dinero en adelanto en pos de avanzar y de invertir, pues la gente se queda en un nivel de gestión muy pequeñito.

Entonces se ven las unidades de gastronomía que siguen vendiendo el pancito con croqueta…, cuando tienen la posibilidad de dar un salto cualitativo que no aprovechan. Hay quien sí lo ha solicitado y ahí tienes el Restaurante El Jardín totalmente recuperado, gestionado ahora como cooperativa, al cual apoyamos en el cálculo económico para la solicitud de un crédito que finalmente le fue otorgado.  En el caso del sector empresarial, muchos directivos no se sientan a identificar y potenciar las posibilidades que tienen o a definir que presupuestos necesitan.

En caso de que se aprobara una Ley de Cooperativas, ¿qué no debería faltar?

En mi criterio, la parte práctica de la función social que tienen las cooperativas. Para cumplir su función social, las cooperativas deben ser en primer lugar eficientes económicamente. El carácter de autofinanciamiento tiene que ser responsabilidad de las cooperativas no agropecuarias, pero debe ir aparejada de autoridad. El Estado debe tener capacidad de flexibilización para asumir este reto y asumir el papel de estratega y regulador de los intereses generales de la población, pero la práctica productiva y de servicios debe ser responsabilidad de la cooperativa.

En todas partes del mundo está esa experiencia: usted va ante el notario, certifica su voluntad de realizar una actividad determinada, va al Registro Mercantil, se inscribe y lógicamente contrae obligaciones generales como las tributarias, de comportamiento, de ética empresarial y otras establecidas que son propiamente técnicas y controladas por entidades especializadas. Considero que el Estado en este experimento seguirá revisando estas experiencias para acercarlas a las especificaciones, exigencias y experiencias propias de nuestro país.

Hay resoluciones específicas relacionadas con la flexibilidad del objeto social y los alcances, pero más allá de una normativa esto va por un tema de mentalidad. Los funcionarios cubanos y los participantes de la actividad empresarial desde cualquier forma de gestión, deberemos seguir incorporando la importancia del equilibrio entre autoridad y responsabilidad.

Habrá que cambiar unos cuantos mecanismos si, como indican los Lineamientos, queremos acercarnos a las potenciales reales de Cuba. Todo lo que viene de inversión extranjera es un reto y la idea es no quedarnos como empleados de ningún país, sino negociar en igualdad de condiciones.

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