La escena transcurre en un camión de transporte entre municipios:
-“El precio subió porque el litro de petróleo está a siete pesos, ¡imagínense!”- dice el chofer, y cobra.
-“¡Mentira! Te lo digo yo, que mi marido también es camionero. El tanque de 20 litros se consigue a 100 pesos, y más ahora en tiempo de zafra”- le espeta una señora, que quiere abordar.
-“Lo que tenemos que hacer es bajarnos todos a ver con quién te vas ir tú, mijito”- comenta alterada otra mujer y enseguida, desde el trono de la indiferencia, le responde el cobrador:
-“Pues arranco y me voy vacío. Esto es particular”.
Bullicio. Silencio. Y de nuevo una voz:
-“Ese es lío, que tú vas al Gobierno y te dicen que esto es oferta y demanda, y no pasa nada”.
Todo ocurre este año, en Vertientes, el último municipio de la provincia de Camagüey donde los camioneros privados duplicaron el precio del viaje hasta la capital provincial, bajo la sombra de una nueva ley no escrita: la Ley de la oferta y demanda.
Bajo la sombrilla de esta incorpórea legislación se ha extendido en el país una práctica monopolista, no solo en el transporte sino también en los productos agropecuarios y los servicios del hogar. Ante la insuficiente oferta de artículos y servicios la demanda debe pasar por el estrecho embudo de los pocos actores presentes en el mercado.
La polémica “norma” ha sido criticada sobre todo por los ciudadanos con menos recursos, que se sienten sometidos a una fuerte presión por parte de los nuevos “agentes controladores” de productos y servicios esenciales.
Hasta 2008 el imperio de la oferta y demanda se declaraba de manera más implícita en las resoluciones sobre el trabajo no estatal, pero con la gran apertura al trabajo por cuenta propia del 2010 el reconocimiento fue explícito, sobre todo en la transportación privada: ninguna autoridad estatal podría poner topes a los valores decididos por taxistas, camioneros y porteadores de todo tipo.
Mientras para algunos fue un paso correcto en la liberalización del mercado (lo cual, supuestamente, estimula la eficiencia del negocio privado) para otros el paso dejó sin mecanismos de control al Estado cubano para evitar potenciales abusos sobre los clientes, como el que consideran que ocurrió este año en Camagüey.
“Liberar las fuerzas productivas es bueno, pero el Estado no debe entregarlo todo, y ya reglones que satisfacen necesidades básicas como los alimentos y el transporte han quedado fuera de su alcance”, le comentó a OnCuba un funcionario del Ministerio de Economía y Planificación en la provincia de Camagüey, que prefirió guardar el anonimato por no estar autorizado a dar declaraciones a medios extranjeros.
“Necesito comprar plátanos para mi mamá, pero mi poder adquisitivo no da para comprárselos a los carretilleros de los barrios. A la placita estatal hace rato que no entra de ningún tipo”, asegura María Elena Martínez Aroche, maestra de preescolar que, con 63 años de edad cuida a su madre de 86.
“La vida nunca ha estado fácil, pero hoy se vive en la selva”, trata de explicar Rafael Santos Pérez, albañil y ahora uno de esos carretilleros, que son vistos a veces como pequeños acaparadores mientras en otras ocasiones les celebran su papel de acercar los productos agrícolas hasta la puerta de las casas. “Yo vendo mis verduras al doble de lo que las compro porque en la calle nadie las vende en menos”, confiesa.
Los transportistas también tienen argumentos. “Estos carros viejos hay que remendarlos constantemente y los precios de las piezas están por los cielos. El Estado no facilita nada, ¡pero cobra patentes y mete multas! Para que nos dé negocio hay que cobrar más caro”, argumenta Norlis Fernández García, chofer de un camión de pasajes.
Antes de este auge de la oferta y la demanda, los gobiernos locales negociaban límites a los precios, a veces a cambio de ofrecerle al privado piezas y combustible más barato.
“El bicitaxi dejaba, pero las piezas eran más baratas. Hoy se gana también, aunque haya más gente en esto. Se cobra más caro porque hasta los pedales cuestan ‘un mundo’ y ahora los impuestos son más altos”, asegura Lino Suárez Mitchell, bicitaxero.
Según la teoría económica, en la oferta, si aumenta el precio debería incrementarse también la cantidad ofrecida. Pero eso no ocurre en Cuba.
En varias latitudes los gobiernos suelen intervenir para regular los flujos de mercancías, y así evitar la indefensión de los ciudadanos. Para disminuir el consumo de un bien suben impuestos a determinados productos o subvencionan otros. Quizás es tiempo de implementar ideas, o de extenderlas, como la práctica de mantener estable el abastecimiento de arroz importado a cinco pesos la libra, en los mercados de La Habana, para evitar que se disparen los valores de ese producto bajo la especulación y el alza inflacionaria que toca a todo el mercado.
“Usted puede poner cualquier relación de precio, que cuando la demanda es mayor que la oferta, la tendencia es a subir”, valora el directivo de Economía y Planificación. “Ocurre con el frijol, el cerdo y otros productos. Si llega estatalmente y dice: vamos a regular costos, lo puede poner en el papel, pero de allí no pasa, el Estado no tiene poder para hacerlo una realidad. Para regularlo de verdad, el Estado tendría que poner en cada puesto de venta un inspector, a cada inspector otro inspector, y a estos un recontrainspector, y hasta un policía. Cuando los precios estaban centralizados también eran difíciles de controlar. Lo único efectivo para bajarlos es aumentar las producciones”.
Y mientras eso llega, ¿quién le pone el cascabel al gato?, se suelen preguntar los camagüeyanos y los cubanos en general.
La DEMANDA es un indicador de las INTENCIONES de compra del consumidor, de un bien o servicio y no la expresión de la COMPRA REAL. O sea es la DISPOSICIÓN de adquirir ese producto para su consumo.
Existe por una relación INVERSA entre DEMANDA y PRECIO.
La OFERTA es la intención, la capacidad y la disposición de vender algún bien o servicio. Y NO la VENTA real.
El PRECIO de EQUILIBRIO, este te faltó mencionarlo en la supuesta clase de economía.
Es aquel en que la cantidad demandada de un bien o servicio es igual a la ofrecida en un periodo de tiempo determinado. Esto es lo que realmente regula el mercado. Y no su, tomada con pinzas, fragmento de la Ley de la Demanda. “Según la teoría económica, en la oferta, si aumenta el precio debería incrementarse también la cantidad ofrecida.”
Un saludo, espero le aclare algo a los lectores.
“En varias latitudes los gobiernos suelen intervenir para regular los flujos de mercancías, y así evitar la indefensión de los ciudadanos”. Toda la realidad te asiste Rogelio. El pueblo se siente desprotegido, en pañales ante una oferta que sobrepasa su salario.
Oferta y Demanda son dos palabras que dependen totalmente de una y esa es SALARIO. Creo que no es una mala decision dar un un poco de libertad al mercado por q es aqui donde esta la competencia comercial pero siempre partiendo de q las inversiones y gastos siempre se deben segun el Capital con que se cuente en este caso la mayoria de los negocios existentes en cuba , sus duenos o quienes lo manejan han comenzado sus negocios con deudas y para salir de esa deuda valga la redundancia tienen que inflar a altos precios todo lo q ofertan . eso no es general pero es la gran mayoria , ahora creo q el estado esta totalmente capacitado y en plenas facultades autorizados para poner tarifas y precios regulads a una escala sin dejar de existir oferta y demanda claro poniendo como prioridad antes de pner una escala de precio una mejor escala de SALARIO.
Ufff con razon cuando recibo noticias de cuba es que todo el mundo anda alterado e incluso mi mama tambien utiliza el termino selva…y yo, ahora en un pais tan diferente y al mismo tiempo tan similar al mio, sufro a diario pues aqui la oferta es tanta que da pena como se bota la comida. Por ejemplo, cuando compro aguacates se me hace agua la boca recordando los de mi tierra…pero luego me acuerdo de que alla el dinero no alcanza para comprarlos y paso de la nostalgia a la ira.
Hay otros factores en juego
– La gente está muy acostumbrada a la economía de la escasez y acepta precios exhorbitantes por miedo a que “se acabe”.
– Quienes producen y venden mantienen una escasez artificial para mantener los precios altos. Sé de buena tinta que los carretilleros botan la mitad de los productos que venden, pues prefieren que se pudran a bajarles el precio.
– El Estado no permite importar productos que, con mejor precio y mejor calidad, obligue a los productores nacionales a “ponerse las pilas”. Todo lo que importa es basura barata que vende a precios altísimos y los ciudadanos siguen el ejemplo.
Todo va de mal en peor por dos eazones fundamentales a mi modo de ver las cosas: primero los salarios congelados que no se coresponden con los precios que el propio estado pone a los pocos productos y servicios que oferta y con dudosa calidad. En segundo lugar los altisimos impuestos que han puesto a los trabajadores por cuenta propia que los obliga a vender sus productos y servicios a precios exorbitantes. Quien dude esto ultimo trate de mantener un auto en cuba y si cree que puede ademas saque una licencia para transportista y vera como recoge tal vez y con suerte miles de pesos diariamente y tambien los suelta por la otra mano en combustible, y respuestos en general. Asi ocurretambien con los negocios de comida solo sobreviven los que tienen eestaurantes de lujo en lugares exclusivo, los impuestos se calcularon en base a que la gente haga toda esa inversion y esfuerzo para ganar un poco mas del salario medio.
habrá neoliberalismo en cuba……………………………………………………………………………………………………..
Muy buen análisis. Felicidades el autor.
vivo en la paz baja california sur mexico. aqui, la direccion municipal de transporte se reune con los transportistas y se acuerda una tarifa en el transporte publico, en un punto intermedio, ni muy barato pero tampoco muy alto, buscan el equilibrio, por que si sube sin previo aviso aqui se han agarrado del cuello estudiantes contra choferes y las cosas no pintaron nada bien para estos ultimos. asi que gobierno tendria que regular y evitar abusos si no quiere que halla camorra.
Siempre nos pasa lo mismo -La ideología del “carnero”. Nadie se opone, nadie siquiera tiene el valor de buscarle la lógica o lo ilógico. De oferta y demanda hablamos? Y con que salario se puede asimilar lo que demandamos? Si el estado no puede controlar el flujo de precios de los particulares pues entonces de que estamos hablando? … thumbs up, Roger! Abrazos desde frías tierras…R
Excelente artículo que muestra la realidad cubana. Felicitaciones al autor. En muchas ocasiones el pueblo no tiene otra opción que someterse a los elevados precios.
Excelente trabajo!!! Ojalá todos nuestros periodistas de todos nuestros medios pudieran decir estas cosas, tan reales, tan crudas y a la vez tan insólitas que hay que vivir en esta bella isla para comprenderlas!! Felicidades colega, espero leer otros de sus tan acertados artículos.
La libre competencia solo es eficiente cuando no existen barreras a la entrada. Para el caso concreto del transporte solo se alcanzaría el precio de mercado adecuado si los agentes pudieran comprar camiones y entrar al mercado aumentando la oferta y bajando los precios. Esta posibilidad de entrar libremente al mercado no existe en Cuba para practicamente ningun mercado, por tanto es una aberración económica dejar fluctuar los precios bajo una ley de oferta y demanda cuyos supuestos de funcionamiento se encuentran a años luz de la realidad cubana. El mercado es regulado en todos los países del mundo, estamos apelando a los beneficios productivos del capitalismo de forma acrítica y sin ningún tipo de preparación teórica, institucional, ni ciudadana para ello.
Lamentable. Gracias al autor por el pretexto R.