No se puede conocer la devastación, sus márgenes reales, cuando no se ha vivido. Es imposible. Uno camina por la calle entre escombros, árboles arrancados, postes doblados como plastilina, y aún así no sabe –en realidad, no sabe– cuáles son las dimensiones reales de la desgracia.
Puede, sí, hacerse una idea. Sacar cuentas como las hace una calculadora o un ministro, pero uno no puede saber cuánto se derrumbó dentro de la gente. Cuánto de lo que se quebró en una noche terrible no podrá reponerse con un techo o una nueva pared de ladrillos.
Este lunes, en el municipio habanero de 10 de Octubre, las personas deambulan de un lugar a otro como extraviadas. Como visitantes que llegan a un lugar conocido y a la vez diferente, irreal.
Muchos recorren las calles con el asombro y el sobrecogimiento desbordado, incontrolable. Con sus teléfonos móviles retratan la catástrofe, comentan la estela de destrucciones, parece una reacción al shock, una autoterapia instintiva.
Camino entre ellos, escucho sus historias, les pregunto, y aun frente al terrorífico relato de su experiencia, en la enumeración de sus pérdidas y sensaciones, traslucen un justificado alivio: la certeza de estar a salvo después de todo.
Algunas personas, incluso, hasta sonríen y beben, mientras hablan del árbol que partió algún techo o del rugido ensordecedor del torbellino que levantó del piso autos como si fuesen hojas.
Son los claroscuros de la tragedia.
Algunos apenas hablan, no dicen, no miran, pero sus ojos son un mazazo. No descansan. Cortan ramas, cargan muebles rotos, apilan escombros, quizás con el mismo automatismo terapéutico con que aquellos otros caminan investigando el horror: a ambos grupos los domina un impulso de seguir, un instinto de supervivencia.
No puedo quedarme de brazos cruzados –me dice un hombre que arrastra un zinc–; tengo que arreglar lo que quedó.
Su mirada no es de optimismo, pero tampoco parece derrotado. El reposo es un lujo que no tiene, que no puede permitirse.
El zinc –roto, doblado– quizá no le sirva de mucho, pero probablemente sea más que su techo cuando los vientos se calmaron. Con él se pierde calle arriba, en Santo Suárez, entre cables caídos y pilas de basura.
Descubro, mientras observo una tercera forma de enfrentar la catástrofe, un tercer grupo, quizás el más descorazonador: los que no trabajan ni caminan, porque ya no tienen en qué trabajar ni deseos de seguir mirando de frente a la desgracia.
Ellos son quienes se apoyan en el umbral carcomido donde hasta ayer hubo una puerta, o se abrazan en silencio, con el rostro ajado por las lágrimas.
Su derrumbe ha sido el peor.
Uno tornado en el 1940, otro en el 2019, solo dos?? No, hay uno mas, uno mas terrible y uno mas letal, uno que llego en 1959 y despues de 6 decadas sigue con sus embates, ese no se va y persiste en seguir acabando con todo en la tierra de Marti, otro similar llego a la tierra de Bolivar y otro a la de Sandino.
Así es hermano pero lo mas triste decepcionante y abusivo es decir que #somoscontinuidad habrá cinismo más indecente e indolente, no! claro que no, que importa a los que viven en residencias de barrios altos de la aristocracia ( no hay de derecha ni de izquierda sólo hay una la de los aristócratas la clase alta altísima que viaja, come groumet vive en mansiones y viste ropa de marcas exclusivas) . Qué diferencia hay entre los Presidentes de “derecha ” y los de “izquierda” que van a los lugares de desastre, casi siempre en barrios de gente pobre, pobrisima con las cámara de televisión y los periodistas a “prometer ” algo que ellos saben que en mentira y después se montan en sus autos miran la hora en sus relojes de lujo y van para sus barrios alejados de la mugre la destrucción y la peste . Nada de lo que prometieron han cumplido y todo lonque dijeron que había que cambiar lo magnificaron más madres han llorado sus hijos fusilados o desaparecidos más represión más miseria más hambre todo fue un engaño cruel y hoy un aprovechado oportunista y demagogo dice con la desfachatez de un insensible que hay que continuar. Dios permita que no!
Bien dicho, estoy de acuerdo con usted, ese tornado lleva 60 años.
HAY QUE SER MUY INSENSIBLE PARA EN MEDIO DE TANTA CATÁSTROFE APROVECHAR EL MOMENTO PARA INCULCAR TU DOCTRINA, SIN UNA SOLA PALABRA DE CONSUELO O DE COMPADECIMIENTO PARA LOS QUE PERDIERON TODO, INCLUSO ALGUNOS A SUS SERES QUERIDOS.
ESO QUE HACES LEJOS DE DEMERITAR AL PROYECTO QUE CRITICAS TE DEMERITA A TI MISMO Y AL PROYECTO QUE PRETENDES ENALTECER… ME DEJAS SIN PALABRAS… PERO TU… TU TE QUEDAS SIN ARGUMENTOS… ERES MAS DE LO MISMO
Acaso no hay insensibilidad en hacer una “marcha” para hacer proselitismo para una dictadura fracasada que ya nada tiene que ofrecer mejor esos esfuerzos esos brazos obligados a cargar una antorcha en medio de tanta oscuridad se hubieran desviado a limpiar los escombros a hacer comida para los que perdieron todo. No sea tan melodramatico que quien ha politizado todo en Cuba nones el pueblo basta ya de hacer caer sobre la gente común todos los desastres , dime quienes insensible el que pide cambios para el pueblo o el que pretende continuar con el desastre sabiendo que tiene todo el poder y lo controla todo y el que se salga de la raya le pasa lo mismo que a todos los que están presos por “desacato ” ” alteración del orden” etc porque son tan despreciables que mienten sin sonrojo. Pero pierda cuidado si una persona no tiene méritos no llega a ningún lugar y daño es personal pero es muy malo un gobierno que no tiene méritos porque es mentiroso, abusivo y criminal
Ya que eres tan solidario, por que no mandastes a la marcha de las antorchas a Luyano a ayudar a los vecinos?
Para cualquiera de las dos corrientes, tengan un poco de sensibilidad y dejen la cabrona política, hay que ocuparse y sensibilizarse con la desgracia por la que atraviesa nuestro pueblo y dejar de hacer política.
Unos, no deben aprovechar esta desgracia para lanzar agresiones repetidas y repetidas contra el régimen cubano y este a su vez debería de dejar hacer propaganda por el famoso SI a la Constitución y ponerse en función de ayudar a los damnificados de manera más activa, eso SI les daría un voto favorable el 24 de Febrero.
Lo de la Marcha me pareció poco político , Martí hubiera querido que toda esa masa se hubiera volcado para ayudar a los afectados por el tornado. !!!Dejen la cabrona política los unos y los otros!!!
Y por qué los ricos de Vedado, Miramar y Playa que andan por las redes sociales haciendo campaña para reunir tres trapos viejos y llevarlos a los dañados por el tornado, no donan sus mansiones para acoger a las pobres familias sin casas???? Eso sí sería propio de un espíritu revolucionario. Lástima que todo es un teatro de mal gusto. Resulta en la Cuba mal titulada “revolucionaria” hay riquillos improvisados que soñando con ser una hermosa burguesía, van a jugar a la caridad. Para eso sí les viene bien el desastre y el dolor agendo, para jugar a los burgueses buenos qué hacen caridad. Lo peor es que esos riquillos de pacotilla son hijitos mimados del gobierno. Qué lejos está Cuba de cualquier ideal de humanidad. Que dantesco!