El histórico hotel Copacabana, inaugurado en 1955 y reabierto en 1992 en el barrio habanero de Miramar, nunca había cambiado tanto en tan poco tiempo: de ofrecer mojitos a despreocupados turistas en la piscina a alojar a los últimos rezagados y ahora, ya vacío, vender comida para llevar.
“En Cuba lo imposible se consigue. Estamos preparados para abrir y cerrar hoteles en pocas horas”, declara a Efe Javier Fernández, director general en Cuba de Be Live Hotels, empresa española perteneciente al grupo Globalia que desde 2006 gestiona y administra hoteles propiedad del Estado cubano.
Aún sin generar una crisis sanitaria, en Cuba el coronavirus ha golpeado con dureza a los empresarios españoles, que en su mayoría operan en el paralizado sector turístico. Con gigantes como Meliá e Iberostar al frente, las firmas españolas acaparan siete de cada diez plazas hoteleras en una isla que recibía cada año a más de cuatro millones de turistas.
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La pandemia, una oportunidad para mejorar
Be Live opera el Copacabana y otros ocho establecimientos entre La Habana, Varadero y Cayo Santa María (al este de la capital) con 2.793 habitaciones.
Todas ellas se han quedado vacías tras el éxodo turístico y el cierre de fronteras en la isla a principios de abril, pero esto no quiere decir que los hoteles permanezcan inactivos.
En el Copacabana, por ejemplo, los cocineros, mozos de almacén y conserjes están más ocupados que nunca porque ahora venden comida para llevar al igual que otros emblemáticos alojamientos de la ciudad, como el Hotel Nacional o el Meliá Habana.
“Se trata de aprovechar los productos perecederos en nuestros hoteles y almacenes: se ponen a la venta en el mercado con unos precios muy razonables, asequibles. El objetivo principal no es ganar dinero, es mantener a los empleados y ofrecer alimentos a la población”, explica Fernández.
Además, en marzo y abril las habitaciones del Copacabana se llenaron durante semanas con los últimos turistas que habían quedado varados al cancelarse sus vuelos de regreso a Europa, Estados Unidos o Canadá.
Ahora, ya sin visitantes, lo importante para los empresarios del turismo es no quedarse parados: “estamos aprovechando para mejorar las instalaciones, acelerar mantenimiento y mejoras”, asegura el director de Be Live, convencido de que la reapertura de los hoteles en Cuba vendrá acompañada de “un mayor estándar y nivel de calidad que el que tenían cuando se cerraron”.
Primer objetivo: el turismo local
Pero, ¿cuándo se reactivará el turismo en la isla? Xulio Fontecha, presidente de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba (AEEC), se muestra optimista, ya que el coronavirus en Cuba parece estar bajo control con menos de 15 casos diarios como promedio en la última semana.
“La desescalada parece próxima a comenzar. Eso va a implicar que alguna instalación hotelera y turística vaya abriendo poco a poco y, como es lógico, en primer lugar para el turismo local”, indica a Efe.
El empresario gallego considera que “haber controlado tan bien esta pandemia puede ser un punto muy positivo para la recuperación del turismo” en Cuba, ya que una vez erradicado el virus podría darle una ventaja competitiva sobre otros destinos donde sí se sigan dando casos.
En todo caso, hay un fuerte motivo de preocupación para los aproximadamente 300 empresarios españoles en Cuba: el impacto de la pandemia sobre la precaria economía cubana.
Mal momento para cobrar la deuda
“Esta crisis no nos ha cogido en el peor momento, pero sin duda en un mal momento, porque sigue habiendo una situación tensa desde el punto de vista financiero del país y empresas que tienen problemas de cobro”, asegura Fontecha.
Desde hace más de dos años Cuba adeuda aproximadamente 300 millones de euros a las compañías españolas que operan en la Isla, lo que afecta especialmente a los pequeños empresarios.
Empresariado español confía en que Cuba pagará su deuda de 300 millones de euros
La posibilidad de cobrar esta deuda se aleja con la pandemia de Covid-19, que podría asestar un golpe devastador a la economía de Cuba, ya precaria de por sí y debilitada por el endurecimiento del embargo comercial y financiero a cargo de la administración del presidente estadounidense Donald Trump.
La crisis, de hecho, ya se palpa en el país caribeño, donde en las últimas semanas escasean los productos básicos como el detergente, los huevos o el pollo a medida que crecen las colas frente a los mercados y comercios.
Esta situación, sin embargo, no afecta por igual a todas las empresas españolas. El presidente de la AEEC explica que “en sectores específicos como los alimentos o el médico-farmacéutico sí están viendo una situación de alivio, porque están haciendo suministros y cobrándolos”.
De momento, el coronavirus ha hecho mella en el comercio entre España y Cuba, que se redujo en marzo casi un tercio en términos interanuales hasta 65,32 millones de euros, según datos publicados esta semana por la Oficina Comercial española en La Habana.
De lo que no cabe duda, según Fontecha, es de que se avecinan tiempos difíciles para los empresarios españoles, tanto en Cuba como en el resto del mundo. “El mundo empresarial tiene siempre una cierta cuota de riesgo, pero nadie estaba preparado para esto”, asegura.