Hoy 1ro. de noviembre, en horas de la tarde, en la Casa Benito Juárez se conmemoró el Día de los Muertos y el aniversario 33 de esa institución cultural con un altar similar a los del país azteca.
El Día de los Muertos es una de las costumbres más simbólicas y antiguas de México. Su origen data de los tiempos prehispánicos; pero con la llegada de los españoles se le incorporaron otros símbolos. El 2 de noviembre los difuntos van a visitar a sus familiares, quienes les dedican las ofrendas que les gustaban.
Los altares exhiben, entre otras cosas, la imagen de un santo, las almas del purgatorio, sal para purificar, pan de muerto, alimentos favoritos del fallecido, fotografías y cruz de semillas o frutas. Las flores de cempasúchil constituyen un elemento indispensable en los retablos, como las velas. Encima de un mantel blanco, se colocan agua, sal, copal o incienso, calaveritas de azúcar -otro dulce tradicional de la celebración- y papel picado.
La festividad se desarrolló a partir de la conquista, pero en gran medida en el siglo XVII. Hay elementos de sus dos culturas fundacionales: el incienso español, el copal prehispánico, la flor de cempasúchil, que simboliza la luz y el sol que guían a las almas de nuevo a visitar a sus familiares.
En esta oportunidad, el tradicional retablo estuvo dedicado a los poetas Cintio Vitier (Cuba 1921-2009) y Efraín Huerta (México, 1914-1982).
La festividad coincide con la fundación de esta institucion cultural, ubicada en Obra Pía esquina a Mercaderes, en La Habana Vieja e inaugurada en 1988.