Es uno de los intelectuales cubanos que más conoce la historia del béisbol en el país. Se trata del Doctor en Ciencias Históricas Félix Julio Alfonso (1972), quien ha dedicado buena parte de su vida profesional a la investigación del tema. Este santaclareño ha volcado su pasión beisbolera en las páginas de sus libros para ayudarnos a entender que la pelota para los cubanos es “mucho más que un evento deportivo, es un componente fundamental de la construcción de la nación”.
“Estamos ante un fenómeno de la cultura profunda de este país, cultura que inicialmente fue de élites y rápidamente se volvió parte inseparable de los discursos nacionalistas, modernos y de raíz popular. Estamos, pues, ante un poderoso dispositivo de identidad nacional que, desde luego, rebasa diferencias de cualquier índole”, declara a OnCuba.
“El Clásico Mundial de Béisbol es el torneo de mayor nivel deportivo en el que un equipo de pelota tuvo una gran actuación en 2006 y ahora vuelve a estar entre los cuatro conjuntos con opciones para discutir el título, lo cual evidencia que el aleph beisbolero sigue siendo parte de nuestra historia y de una herencia triunfadora que nos ha acompañado durante más de un siglo, desde que Habana y Almendares se enfrentaban en pie de igualdad a sus homólogos de Grandes Ligas y José de la Caridad Méndez y Cristóbal Torriente retaban y vencían a Ty Cobb y Babe Ruth”, afirma Alfonso, quien es también miembro de la Academia de la Historia de Cuba.
Entre sus libros destacan Apología del béisbol (Editorial Deportes); Béisbol y nación en Cuba (Editorial Científico-Técnica); La letra en el diamante (Editorial Capiro) y El juego galante. Béisbol y sociedad en La Habana (1864-1895) publicado por Ediciones Boloña y la Editorial Letras Cubanas.
Además, ha prologado textos sobre la misma temática, como Aedas en el estadio (2008); Confesiones de grandes (2012) y Escribas en el estadio (2017).
¿Existe algún antecedente histórico parecido a lo que estamos viviendo ahora?
Podrían citarse muchos momentos memorables de la pelota cubana: los míticos enfrentamientos entre Conrado Marrero y Daniel Canónico en las Series Mundiales de los años 40; la euforia del gran Orestes Miñoso con los Medias Blancas de Chicago en la década de 1950; el triunfo de los Cuban Sugar Kings en la Pequeña Serie Mundial de 1959; los grandes duelos del Curro Pérez y José Antonio huelga en Santo Domingo y Cartagena; los jonrones de Marquetti en Nicaragua, Muñoz en Tokio y Lourdes Gurriel en Parma, y un largo etcétera.
¿Cómo valora la conformación del equipo? ¿Cuál es para usted la mayor debilidad?
Me parece muy saludable para el béisbol cubano la integración de un equipo con los mejores jugadores de la Serie Nacional y una parte de los mayores talentos que participan en diferentes circuitos del mejor béisbol del mundo.
Lo que más me ha gustado de este Equipo Cuba es su cohesión como grupo y su resiliencia; es decir, su capacidad para sobreponerse a un inicio adverso, además de la ambición de ganar y el deseo de dar un buen espectáculo.
Su debilidad podría estar, quizá, en subestimar a los contrarios, pues le esperan partidos más difíciles. La pelota cubana es hoy un fenómeno ecuménico y globalizado, y como tal goza de prestigio en diversos escenarios, desde México hasta Japón, y sus más encumbrados peloteros son respetados en el máximo nivel de calidad.
En este sentido, la pelota cubana tiene la posibilidad de recuperar el terreno perdido y mostrar todo su potencial.
¿Por qué no podemos desprendernos del sentimiento beisbolero?
No es casual que el primer equipo de pelota organizado en la isla se creara en 1868 (el Habana BBC), al mismo tiempo que Carlos Manuel de Céspedes daba el grito de independencia contra España. Decenas de peloteros fueron mambises y crearon un imaginario de libertad y soberanía asociado al béisbol.
Los grandes héroes deportivos de la República fueron peloteros de la talla de Adolfo Luque, Armando Marsans, Alejandro Om, Martin Dihigo y Orestes Miñoso, de origen humilde y cultura mestiza.
Dicen que cuando Luque quería darse ánimos para enfrentar a un rival difícil, llamaba a La Habana y pedía que le pusieran al teléfono la pieza “Tres lindas cubanas”, de Antonio María Romeu.
El lenguaje popular cubano está lleno de fraseologismos beisboleros y del mismo modo la literatura, la música, las artes plásticas y en menor medida el cine ha recogido toda la polifónica riqueza de sentidos que la pelota posee para el ser cubano.
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Encomiable labor del Dr Félix Julio Alfonso por nuestro deporte nacional.
Lo acompañamos aunque sea desde varios grupos de las redes sociales dedicados a mantener al béisbol en el lugar que se merece y de su historia desde 1868. Si fuimos campeones mu finales de béisbol para virgis y de béisbol five, podemos serlo en el béisbol tradicional.