Para el resto de la ciudad es un día tranquilo, invernal, casi que deseado después de tanto calor. Pero a medida que el taxi, corcobeante almendrón, se acerca a la esquina de las calles Línea y G el panorama cambia. Toda la zona costera de la capital cubana, y sobre todo sus zonas bajas, sufren el golpe de grandes olas, arrastradas por un frente frío que acaba de entrar.
Las escenas se repiten en una zona de aproximadamente un kilómetro cuadrado. El domingo anterior, sobre las 4 de la tarde, el griterío de la gente alertó ante una rápida inundación, de esas que cada cierto tiempo sumerjen al Vedado. Para este sábado los pronósticos hablan de “inundaciones moderadas”.
Son las 11 de la mañana y ya el agua se acerca a la calle 5ta, más de 200 metros ciudad adentro.
Evelio vende zapatos en la conocida Feria del Malecón de 1ra y B. La ansiedad le da hambre. Ya agotó la provisión de panes con mantequilla y picadillo que trajo para aguantar el temporal, y apenas son las 11:30 a.m. Dice estar acostumbrado, él y sus colegas, que a veces se turnan para esperar en el contenedor más alto de la instalación. “La inundación de la semana pasada nos tomó por sorpresa, pero esta vez evacuamos todo”, asegura. Muy pronto el evacuado será él.
Camilo Blanco vive en el sótano de un edificio que está en la primera línea de costa, justo al lado de la feria de los artesanos. Con cada invierno fuerte, con cada cambio del viento hacia el noroeste en el Golfo de México, recoge sus pertenencias. Ya sabe que el mar entrará y ahora se le ve, sin sorpresa, merodeando por las áreas todavía secas entre las carpas de la Feria.
“Esta vez es peor que la semana pasada. Yo creo que el anterior los cogió por sorpresa, esta vez lo han anunciado más. Entre el lunes y el martes lo limpiaron todo. Ayer todavía estaban destupiendo tragantes, pero esta agua de hoy no se va a ir muy fácil”, opina, recostado a lo que queda del muro de la feria, derruido ya en su parte frontal.
Igual vaticinio de inundación mayor ofrecen tres muchachos de una brigada de Rescate y Salvamento que ha sido desplegada por toda la zona. Vienen de resguardar a un chofer que quedó varado en su camión, justo en la esquina de 3era y B, a 150 metros del mar.
Ahora intentan comunicarse a gritos con otros dos hombres, que sin reparar mientes, quieren cruzar el torrente de agua que se ha formado en la esquina de 1ra y B.
“Hasta ahora ni muertos ni heridos”, dice uno de los rescatistas y responde así al rumor creciente de un ahogado en la zona del Hotel Cohiba. En el camino, las bocinas de una moto patrullera hablaban de cierto individuo, “de las tres letras”, afectado en la zona del Meliá. Por más que intento conseguir la traducción no me la dan.
“Esto se va a poner peor. A la una de la tarde empieza a subir la marea”, explica otro de los bomberos. Desde el Instituto de Meteorología, el doctor José Rubiera confirma que el nivel del mar subirá 43 centímetros con esta pleamar, sobre las 8:30 de la noche. El alcance tierra adentro entonces será mayor.
Con su colega, y bajo las indicaciones de un puesto de mando ubicado cerca de la calle Línea (que observa todo a través de las cámaras instaladas en sus walkie-talkies) el rescatista arma una cuerda para permitir el paso de un lado a otro de la calle a dos de los varados dentro de la inundación. “Busquen a mi papá en Facebook y mándenle una foto, díganle que estoy bien”, le pide al equipo de OnCuba.
Es la una y treinta de la tarde. El sol invernal de enero, ese que brilla pero no quema, está en su cénit. El mar, abajo, ya roza la calle Calzada.
ACTUALIZACIÓN: Domingo 24 de enero, 8:00 AM
Al filo de la madrugada comenzó la retirada del mar en las zonas más bajas del litoral habanero. En el último reporte de daños solo se habla de 45 personas evacuadas, sin tener que lamentar lesionados ni fallecidos.
Al igual que la semana anterior, y de cada inundación recurrente en esta área, tras la avenida del agua salada toca el momento de la limpieza. Así amanece este fragmento de La Habana hoy:
Dios los bendiga y pronto pase todo esto
Que dios los cuide.
Dios ten misericordia de mi pais