Reza un proverbio árabe que el paraíso está en el regazo materno, mientras que nuestro apóstol José Martí afirmaba que los brazos de las madres son como cestos floridos. Lo cierto es que la progenitora es un ser sagrado, influyente e indispensable para cada uno de nosotros, por lo que cada día, más allá del calendario y las fechas significativas, debemos recordarlo y recordarle lo importante que es su presencia y luz en nuestras vidas. Ya se acerca la fecha en que celebramos el día de las madres en Cuba, el segundo domingo de mayo y qué mejor homenaje para mamá que festejarlo en familia, como a ella le gusta, llevándola a cenar a un agradable sitio, sin que sea ella la que cocine y mucho menos la que friegue la loza.
Entre los diversos espacios gastronómicos con que cuenta la capital habanera se alza La Moraleja, un restaurante atrevido y tradicional al unísono, con una línea culinaria muy definida. De un sueño familiar emergió este espacio con el único objetivo de complacer y cautivar a quienes lo visiten en lo que a bodegas y a hornos se refiere. Con una decoración inusitada con toques barrocos y melodías que engendran las buenas energías, la amistad y los placeres encuentran cobijo aquí sin límites predefinidos. A solo unos pasos de las céntricas calles 23 y L apreciamos este restaurante que abrió sus puertas el 25 de enero del 2011, tras meses de ardua labor de sus propietarios y de todo un equipo de trabajo.
Enclavado en el patio de una hermosa casona del Vedado de los años cuarenta, tiene un especial magnetismo que se aprecia desde su amplia y fresca entrada, sus salones (al aire libre, climatizado y cava), su singular cocina y la excelencia del servicio.
Con un selecto menú se complacen los gustos de toda la clientela hasta de la más exigente a la que el chef se empeña en agasajar con sus creaciones. La variedad es amplia y va desde nuestra comida tradicional y estilizada hasta recetas únicas e innovadoras de una total tendencia gourmet; siendo el factor común la selección cuidadosa de los ingredientes y las audaces presentaciones que realzan las texturas, sabores, colores, aromas y diseños naturales de los alimentos.
“Soñar no cuesta nada, por eso y siempre no dejes de soñar, estás en La Moraleja un sueño hecho realidad”, dice la primera hoja de la carta restaurante, una carta que compila las creaciones del prestigioso chef Alberto Guerra, graduado en reconocidas escuelas de cocina en Europa y miembro de la selecta Academia Culinaria de Francia. Desde la puerta del recibidor se aprecian los detalles minuciosamente cuidados del lugar, desde las plantas hasta las lamparillas que acompañan al visitante hacia su destino, que puede ser frente a la parrillada, en los salones climatizados o en la barra, coronada por una original campana semicopada.
Olguita y Jorge Luis, los dueños, con varios años de experiencia en el mundo de la hostelería aprendieron a complacer a sus clientes y son sus exigencias su prioridad, por lo que con gran esfuerzo y empeño se hicieron de una de las cavas más completas del país con más de 250 tipos de vino y representación de las quince más importantes zonas vinícolas del mundo, al igual que atesoran gran variedad de licores, rones, whiskys y otros elixires en su bar que también puede ser suyo, pues está a su completa disposición.
Cada visita es una nueva experiencia, porque tanto las ofertas gastronómicas como el sitio y su ornamentación están en constante renovación. Es además un lugar tranquilo íntimo, acogedor, elegante, ideal para cualquier ocasión, como una cena romántica o en familia para conmemorar una efeméride como la que se acerca. Una mezcla de modernidad con lo clásico impregna a La Moraleja de un swing diferente, desde las vajillas, eclípticas y únicas hasta el mobiliario, se empeñan en rescatan las tradiciones de la familia cubana de principios de la pasada centuria, fusionándolas con elementos contemporáneos de gran utilidad y estilo.
A cada cliente, como cortesía de la casa, cuando termina su cena se le ofrece un ron añejado y un buen tabaco cubano y este domingo de celebración, para cada madre que acuda al lugar también habrá sorpresas además del menú especial en el que el chef, cuál filósofo e historiador confeccionó rescatando platos de nuestro acervo culinario como homenaje a las madres, las verdaderas maestras y dueñas de la cocina que podrán degustar en La Moraleja estos platos en su honor, simbólicos, deliciosos y sugerentes.
Menú para mamá
Entrante
Ensalada Margarita
Toma el nombre de la madre de Olguita, la propietaria del restaurante esta ensalada de verdurillas finas, habas, pimientos rojos, alubias coronadas con una margarita hecha de pepino y limón, aderezada con vinagreta balsámica y una salsa aromática con frutilla silvestre.
Plato Principal
Pato con lirios del valle
Receta típica de los campos centrales cubanos donde abundan los árboles frutales y se consume bastante pato al decir del chef. En esta ocasión el pato llega confitado con zumo y licor de naranja montado en un lecho o cabrilla de pera y manzana.
Postre
Suspiros del aire
Un delicado merengue de clara de huevo glaseado, horneado y relleno de licor. Postre muy tradicional, de simple confección similar al que tantas veces hacen las madres para complacer a sus hijos, que se evapora en la boca como un suspiro por su delicadeza y suavidad al irrumpir en el paladar.
Que fineza!!! que buen gusto!!!! y que buen regalo para mi mami…
SRITA. CECILIA CRESPO: HE LEIDO CON PROFUNDO INTERES SU ARTICULO SOBRE LA GENEROSA OFERTA GASTRONOMICA DE LA HABANA EN LA ACTUALIDAD Y HA DESPERTADO EN MI LA CURIOSIDAD POR PROBARLA Y COMPROBAR LO QUE USTED DESCRIBE; OJALA NOS PODAMOS CONTACTAR POR CORREO PARA RESERVAR UN SITIO EN LA MORALEJA, EN MI PROXIMO VIAJE A CUBA DEL 23 AL 28 DE MAYO!!!
En verdad que las mamas nos merecemos un sitio tan espectacular., gracias por existir, cuando vaya a cuba hermosa no dejaré de ir.
Excelente cronica gastronomica, solo espero que la comida le haga justicia a tan exquisitos comentarios.grcias por la sugerencia lo tendremos en cuenta, me gusto mucho lo de rescatar las tradiciones.