Las afectaciones eléctricas volverán a acercarse este sábado a los 1000 MW en Cuba en el horario pico nocturno, cuando se concentra el mayor consumo del día.
De acuerdo con las previsiones de la Unión Eléctrica (UNE), serán 905 los MW afectados en esa franja horaria, como consecuencia de las averías de plantas generadoras y la falta de combustible que golpea a la generación eléctrica en la isla.
Este último factor ha sido la causa principal de los apagones sufridos por los cubanos en lo que va de año. Esta semana, el índice de afectaciones se ha mantenido elevado, aunque la cifra pronosticada este sábado es la mayor de estos días, según los reportes diarios de la UNE.
El viernes, por ejemplo, la máxima afectación fue de 817 MW en la hora pico, aunque se reportaron apagones desde la mañana hasta la noche.
Ahora, apunta la UNE, están fuera de servicio por combustible 83 centrales de generación distribuida, la patana de Melones, los motores del Fuel de Moa y la patana de Santiago de Cuba para un total de 965 MW.
Además, hay 15 centrales con bajas coberturas (123 MW).
A ello se suman las averías en las centrales termoeléctricas del Mariel (unidad 6), Santa Cruz (unidades 1 y 2), y Felton (unidad 2), así como los mantenimientos en la unidad 8 de la termoeléctica del Mariel y la unidad 6 de la de Nuevitas.
Para el pico la UNE estima la entrada de unidades generadoras de gas, así como de motores de generación distribuida que están a la espera de mantenimiento y se autoriza su uso.
Tras años con serias dificultades para asegurar el suministro, la situación energética se había estabilizado en los últimos meses, pero con el cambio de año se han registrado importantes caídas en la capacidad de generación.
El sistema eléctrico cubano se encuentra en una situación precaria, evidente en los frecuentes fallos y roturas de sus plantas generadoras, a causa de su antigüedad y de la la falta crónica de inversiones y mantenimiento.
Los frecuentes cortes eléctricos afectan la economía —que en 2023 se contrajo entre un 1 y un 2 %— y atizan el descontento en una sociedad ya gravemente afectada por una crisis económica desde hace tres años, espoleada a su vez por los efectos de la pandemia, las sanciones de Estados Unidos y las ineficiencias y dificultades internas.