En los mismos océanos se baten récords de temperatura en esta temporada boreal de olas de calor.
Frente a la costa de San Diego, los científicos registraron semanas atrás las temperaturas más altas desde 1916, cuando comenzaron las mediciones diarias.
“Así como tenemos olas de calor en tierra, también tenemos olas de calor en el océano”, dijo Art Miller, del Instituto de Oceanografía Scripps.
Entre 1982 y 2016, el número de “olas de calor marinas” se duplicó. Los científicos dijeron en un estudio publicado el miércoles que estos fenómenos aumentarán en frecuencia e intensidad a medida que se calienta el planeta. Los períodos prolongados de calor extremo en el océano pueden dañar bosques de algas arrecifes de coral, y perjudicar a los peces y otras formas de vida marina.
“Esta tendencia no dejará de acelerarse con el calentamiento global”, dijo el climatólogo Thomas Frolicher, de la Universidad de Berna, Suiza, quien dirigió el estudio.
Su equipo definió las olas de calor marinas como eventos extremos en los que las temperaturas superficiales superaron el 99no percentil de las mediciones en un lugar determinado. Debido a que los océanos absorben y liberan el calor más lentamente que el aire, la mayoría de las olas de calor marinas duran varios días, y a veces semanas, dijo Frolicher.
“Sabíamos que las temperaturas promedio estaban aumentando. Lo que no habíamos estudiado era que el aumento del promedio se produce en conjuntos de días muy cálidos, un golpe de días o semanas de temperaturas muy altas”, dijo Michael Oppenheimer, un climatólogo de la Universidad de Princeton que no participó del estudio.
Muchas criaturas marinas han evolucionado para soportar una franja de temperaturas relativamente estrecha comparada con las de tierra, e incluso el aumento gradual del calor puede producir trastornos.
Algunos animales marinos que nadan libremente, como la langosta, pueden cambiar sus rutinas. Pero los organismos estacionarios como los bosques de algas y los arrecifes de coral “realmente están en peligro”, dijo Michael Burrows, del Instituto Marino Escocés, quien no participó del estudio.
En 2016 y 2017, la persistencia de las temperaturas altas frente a la costa oriental de Australia mató casi la mitad de los corales de aguas poco profundas de la Gran Barrera de Coral, lo cual tuvo graves consecuencias para las criaturas que dependen del arrecife.
AP / OnCuba