Más de tres millones de pesos cubanos (CUP) y 200 mil en pesos convertibles (CUC) y otras divisas, habían sido donados hasta este martes por personas e instituciones de la Isla para los damnificados por el tornado del pasado 27 de enero en La Habana.
A 3.393,217 pesos en CUP y 201,942 en divisas ascendían los aportes financieros de 638 personas naturales y 184 jurídicas, entre estas, sindicatos, entidades gubernamentales, cooperativas, centros laborales y estudiantiles, organizaciones políticas y sociales y unidades militares, informa la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
Estas donaciones solo contemplan las realizadas a través de los mecanismos oficiales luego del fenómeno meteorológico, un “proceso bien estructurado”, puesto en práctica “cada vez que el país ha pasado por situaciones de desastres naturales”, de acuerdo con las autoridades de la Isla.
El monto de los donativos es computado sistemáticamente por el gobierno de La Habana al evaluar “la marcha de la recuperación y el destino de los recursos”, afirma la ACN. Para recibirlos se habilitó una cuenta en el Banco Metropolitano, un trámite “que puede realizarse desde cualquier sucursal”.
Las donaciones desde el exterior son coordinadas por el Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex) y para su depósito existe una cuenta en divisas en el Banco Financiero Internacional.
Tatiana Viera, vicepresidenta del gobierno habanero, aseguró que los donativos “son fruto del gesto solidario del pueblo cubano” al igual que “las miles de donaciones de bienes y de alimentos entregadas” en las zonas afectadas.
Tras el tornado, cubanos de dentro y fuera de la Isla protagonizaron una inédita movilización espontánea, ayudada por el cada vez mayor acceso a internet en el país, para llevar asistencia a las víctimas sin esperar al Estado cubano, que hasta ahora acostumbraba a centralizar la ayuda tras un desastre natural.
En redes sociales varios voluntarios publicaron incidentes con autoridades de sitios afectados, quienes inicialmente rechazaron donativos privados, aunque posteriormente el gobierno reconoció que “hubo confusión” y comenzó a aceptar todas las ayudas, al tiempo que promovió la utilización de los mecanismos estatales.
El problema con las donaciones, sean en efectivo o no, siempre será el mismo. La falta de transparencia a la hora de distribuir la ayuda humanitaria que, enviada de manera altruista e inmediata, y proveniente de muchas fuentes y países diferentes, siempre ha sido recibida y distribuida a discreción por el estado cubano. Los últimos desastres naturales en Cuba han demostrado que el gobierno no lo piensa dos veces al momento de establecer precios de venta, abusivos en culquier caso, a los materiales de la construcción llegados tras el paso de los huracanes. Fue así con Sandy en Santiago de Cuba en 2012 y con Matthew en Baracoa en 2016, dos ejemplos que conozco de cerca pues el primero lo sufrí en carne propia, el proceso de recuperación quiero decir, y del segundo tomé fotos en el lugar apenas un par de meses después de haber sido devastado el territorio. Hablo de la venta de los materiales de la construcción enviados a manera de donaciones por otras entidades o naciones. Hablo de la venta de la comida llegada de otros países. Las cifras de las que estamos hablando ahora no son del todo significativas pero tampoco irrisorias. No cubrirán todas las necesidaddes de los damnificados pero podrían ayudar a paliar la situación. Sin embargo, lo curioso, es que el estado cubano no ha establecido en ningún momento, hasta donde sé, la aprobación de una partida de dinero para sufragar los costos íntegros de la recuperación. Han apelado a la buena voluntad de gente empática pero no han hablado en ningún momento de poner dinero de las arcas del estado. Dinero público. Que es de todos. Que no basta con movilizar a la Defensa Civil. Hay que ayudar a la gente a reconstruir sus casas y sus vidas.