Más de un centenar de cubanos que se dedica a la reventa de mercancías, conocidos en la isla como “mulas”, siguen varados en Moscú, una ciudad que apenas conocen y donde se habla un idioma que no dominan. La pandemia del coronavirus les ha dejado atrapados: la ciudad cerró las fronteras terrestres y aéreas, y ha impuesto confinamientos para frenar la Covid-19 hecho que les impide trabajar para sobrevivir o regresar a su tierra.
“Las personas que viajan a Rusia a comprar mercancía para Cuba vienen habitualmente por siete días, porque una larga estancia no les da negocio”, explica Pedro Luis García, un cubano que vive en Moscú desde hace ocho años y apoya a sus conciudadanos con asesoramiento legal y ayuda alimentaria.
Ahora, muchos llevan casi dos meses encerrados, sin dinero para alimentarse o pagar el alquiler. Tampoco tienen una fecha de regreso a la vista. García indica que en un solo apartamento pueden llegar vivir más de veinte personas repartidas en habitaciones de tres o cuatro literas y con los pasillos llenos de fardos con mercancías.
Pero, aquellos que regresan no son los únicos cubanos que se encuentran en una situación difícil en Rusia por las restricciones impuestas para contener el coronavirus. También lo pasan mal quienes llegaron con la intención de quedarse y empezar de cero.
“No es fácil”, confiesa con tristeza Yadira Mendoza, oriunda de Santa Clara.
La Covid-19 la ha confinado en el apartamento de un edificio modular en un barrio-dormitorio del sur de Moscú, donde comparte techo con su esposo, su hermano y otras tres personas.
Viven apiñados en dos cuartos en mal estado y con lo mínimo necesario para vivir. Y están en situación irregular.
Yadira no se da por vencida y tiene esperanzas de que todo mejore, porque está en Rusia “por la familia” y no piensa regresar a Cuba, donde vendió su casa para conquistar nuevos horizontes.
Pedro Luis García explica que muchos llegan al país sin haberse informado previamente de las leyes y sin conocer el idioma, lo que les hace vulnerables a abusos y estafas.
Recuerda que a varios de ellos les dijeron en Cuba que Rusia pertenece a la zona Schengen, por lo que podían utilizar ese país como trampolín para llegar al Viejo Continente. No se informaron antes de quemar los puentes en casa.
“Al cubano dale trabajo, que hace lo que tenga que hacer, pero que nos paguen”, comenta Yuvani Marquetti Elías, natural de Alquizar, en una casa a las afueras de Moscú.
ENGAÑADOS
Yuvani pertenece al colectivo de cubanos que se sienten engañados. “Nosotros vinimos con la idea de salir adelante, de trabajar”, asegura.
Afirma, sin poder contener la indignación, que le han llegado a pagar 3 mil rublos (menos de 50 dólares) por dos meses de trabajo en una tienda, aprovechando su condición de inmigrante indocumentada.
Vive junto a su familia en una vivienda a medio construir: los bloques de hormigón de la pared están al descubierto, lo que no impide al propietario pedir una mensualidad de 36 mil rublos (unos 500 dólares), suma que no tienen.
Incluso ha tenido que pedir apoyo a los parientes de Cuba para pagar el alquiler, mientras que para comer depende de la ayuda proporcionada por voluntarios como Pedro Luis.
No es mucho lo que puede ofrecer este graduado en Derecho que se dedica en Rusia a dar clases de español.
Apenas puede entregar a los cubanos necesitados dos bolsas llenas de macarrones, harina, aceite, especies, cebollas, huevos y un pollo. También les lleva productos de higiene.
Asegura que algunos cubanos que visita viven en “pésimas condiciones” y recuerda una entrega de ayuda en una casa sin calefacción, sin agua y con el baño en el exterior en la que convivían 39 compatriotas, entre ellos un niño pequeño.
“Durante el tiempo que llevo haciendo esto me han contactado alrededor de 500 personas”, afirma.
Casi todos los que se lanzan a la aventura rusa lo hacen sin nociones de los trámites necesarios para legalizar su estatus migratorio, e incluso para los que tienen algún conocimiento el proceso resulta arduo.
LA LEGALIZACIÓN, UN CALVARIO
“Es como un laberinto sin salida”, resume su desesperación Idalmis Moreno, atrapada desde hace dos años en un pantano burocrático.
De nada sirvió iniciar los trámites acorde a la ley rusa: todavía espera la respuesta de las autoridades. Y si de la paciencia quedan vestigios, el dinero se acabó hace rato.
Comparte un raído sofá-cama con su esposo y su madre de 78 años, que carga un rosario de enfermedades, en un apartamento en las afueras de Moscú con su hija, su yerno y sus tres nietas que llevan dos años sin asistir a clases.
“Duele ver a esa gente en esas condiciones, dos años tratando de legalizar su situación”, comenta Pedro Luis.
La hija de Idalmis ha tratado de regresar a Cuba con sus tres hijas, pero la renovación de los cuatro pasaportes cuesta 32 mil rublos (cerca de 438 dólares), una suma prohibitiva para ella.
Incluso si consiguiera reunir el dinero, la ausencia de vuelos internacionales, no le permitiría ahora regresar a la isla, al igual que ocurre con otros cubanos varados en la capital rusa.
El cónsul de Cuba en Moscú, Eduardo Lázaro Escandell Santana, aseguró a Efe que la Embajada y la Sección Consular mantienen “comunicación permanente” con todos los cubanos que han contactado con la misión diplomática y se les ha orientado acerca de cómo prorrogar su estancia o regularizar su estatus migratorio.
Recalca asimismo que se les ha ofrecido opciones “para atender las necesidades de quienes tienen dificultades financieras y de alojamiento”.
Desde que Cuba derogara en 2013 el llamado “permiso de salida”, Rusia se ha convertido en uno de los destinos de habla no hispana al que miles de cubanos recurren en busca de un futuro mejor.
EFE/OnCuba
que tristeza! Qué mundo tan malvado!
Si se fueron sin informarse…de quièn es la responsabilidad ? Esta gente antes de irse tenìan en Cuba internet en sus celulares, facebook y todas esas cosas, probablemente. No podìan averiguar que Rusia no es zona schengen ? No fueron capaces ni de llamar a la embajada rusa ?
Buena suerte para todos. Y que les sirva la experiencia.
coincido con jose roman lo primero que debian de hacer es informarse pero eso da la medida de la cantidad de personas que viven sin preocuparse ni ocuparse de las leyes de cada pais .
ojala y salgan pronto de este rollo es imperdonable que arrastren a niños y adolecentes a estas aventuras.
muy cierto .
Moscu no cree en lagrimas pero no son los ciudadanos rusos los estafadores que hay alli
son los mismos cubanos bandidos y sinverguenzas que muchos un dia salieron de cuba huyendo de la ley
por delitos cometidos