Tres años después de la fecha prevista originalmente, y a casi dos décadas de la edición anterior, La Habana acogerá el próximo noviembre la IV Conferencia La Nación y la Emigración. La cita, que fue pospuesta por la pandemia, fue convocada el martes 13 de junio y se celebrará en el contexto del aniversario 45 del histórico Diálogo del 78, que sentó por primera a vez a conversar a emigrados y autoridades de la isla desde 1959.
La Conferencia tendrá lugar en un contexto muy distinto al de entonces y además al de las ediciones precedentes. Una severa crisis económica, una oleada migratoria, un todavía inefectivo proceso de reformas, y nuevas normas y dinámicas relacionadas con los cubanos residentes en el exterior, forman parte del escenario cubano. El país, por tanto, es hoy una nación diferente; incluso respecto a la de 2020.
Una inserción más amplia y efectiva en la economía cubana, aspectos migratorios y consulares, la preservación de la cultura y la idiosincrasia de Cuba entre los emigrados, y el acercamiento de los descendientes de cubanos a la isla, son temas que se abordarán durante el evento, según explicó a OnCuba Ernesto Soberón, director general de Asuntos Consulares y de Atención a Cubanos Residentes en el Exterior de la Cancillería.
El objetivo principal de la Conferencia, de acuerdo con el diplomático, es promover mayor participación de los emigrados cubanos en la vida del país, más allá de las diferencias que puedan existir, y “proyectar el futuro” de estas relaciones. Ello, recalcó, a partir del “respeto a la soberanía y la independencia del país” y “siempre en función de fortalecer los vínculos entre Cuba y sus nacionales en el exterior”.
IV Conferencia La Nación y la Emigración: retomar el diálogo en una Cuba diferente (I)
Tras explicar detalles sobre la convocatoria y la organización del evento, recogidos en la primera parte de este trabajo, Soberón accedió a responder preguntas de OnCuba sobre el contexto y propósitos de la Conferencia.
Hoy se encuentra vigente una moratoria, establecida durante la pandemia, que permite a los cubanos estar más de 24 meses en el exterior sin perder la residencia en Cuba. ¿Qué podría esperarse en este sentido, teniendo en cuenta que las condiciones sanitarias y de conectividad aérea en que fue instaurada han cambiado?
La moratoria se mantiene. Esta fue una medida que se adoptó durante la COVID-19, pero evidentemente tiene un impacto positivo en términos de las relaciones con los cubanos en el exterior, y también para los que residen en Cuba, pero viajan al exterior y debieron pasar la pandemia en otros países. Durante la etapa más crítica de la pandemia, y luego con el mejoramiento de la situación desde finales de 2021, se ha podido percibir ese impacto y, por tanto, se ha seguido renovando su vigencia.
El término de los 24 meses para estar fuera del país sin perder la residencia, que actualmente no se está cumpliendo por la moratoria, tiene una base legal y si hubiera un cambio en este sentido esa base debería ser modificada.
Ese tema está en estudio en estos momentos, pero mientras eso ocurre la moratoria se mantiene. Lo que está claro es que lo se decida sobre ella y el término de estancia de los cubanos fuera del país, esa decisión siempre va a estar dirigida a que contribuya a un mayor vínculo con los cubanos que se encuentran en el exterior.
¿Pudiera ser la Conferencia un buen momento para que se realice un anuncio en esta dirección o se informen nuevas medidas migratorias?
La Conferencia, como ya dije, será un momento propicio para sentarnos a dialogar, a debatir, a proyectar el futuro de las relaciones de Cuba y sus nacionales en el exterior. Y aunque podría entenderse como algo simbólico anunciar algunas medidas en ese escenario, hasta hoy no todas las medidas que se han adoptado, los pasos de acercamiento que se han dado, han coincidido con las Conferencias La Nación y la Emigración, de las que, por demás, se han realizado hasta la fecha tres ediciones.
Algunas medidas se han anunciado en estos eventos, pero muchas otras se han adoptado entre un evento y otro, en otros contextos, y en función siempre de adaptar las normas a la realidad del país y fortalecer los vínculos con los cubanos en el exterior. De no haberse hecho así, no se hubiese avanzado lo mismo hasta hoy.
Sin embargo, más allá del momento en que se hayan anunciado, sí me parece importante dejar claro que no hay ninguna medida adoptada en estos 45 años de la que se pueda decir que representó un retroceso en los vínculos con los cubanos en el exterior. Se podrá decir que una medida contribuyó poco, o que contribuyó mucho, que lo establecido fue suficiente o no fue suficiente en el momento en que se adoptó, pero lo que no se puede decir es que no ha sido un avance en esta dirección.
Todas las medidas adoptadas, sin excepción, han contribuido de una manera u otra al desarrollo de los vínculos con la comunidad cubana en el exterior con el país. Y el análisis que se está haciendo en relación con la moratoria va en el mismo sentido.
Cuando hablábamos del programa de la Conferencia, usted comentó que la misma coincidirá con el trabajo en nuevos proyectos de leyes relacionados con la migración, la extranjería y la ciudadanía, y que el evento podría servir para consultar esos proyectos a los participantes en el evento. ¿En qué estado se encuentran esos proyectos y qué se puede esperar de ellos?
Se trata de tres proyectos de leyes muy importantes, que deben ser aprobados por la actual legislatura de la Asamblea Nacional. De acuerdo con el actual cronograma legislativo, la nueva ley de Migración y Pasaporte estaría discutiéndose a finales de este año. Mientras, si la memoria no me falla, la ley de Ciudadanía está prevista para abril del próximo año, y la de Extranjería para un poco más adelante.
Ahora mismo estamos en el proceso de conformación de esos proyectos de ley. Todavía no están los textos como tal, así que no podría brindar muchas precisiones. Pero, lo que puedo decirte es que estas leyes van dirigidas a actualizar lo que está normado al respecto, a atemperarlo al escenario actual del país, o a establecer normas acordes a este contexto sobre aspectos de lo que hasta ahora no se había legislado.
Por ejemplo, sobre un tema como la obtención de la ciudadanía cubana, la nueva ley establecerá los requisitos para ello, algo que anteriormente no era posible. Hay que recordar que la Constitución anterior, la de 1976, solo reconocía la ciudadanía cubana y los cubanos no podían tener otra ciudadanía. Eso cambió con la Carta Magna aprobada en 2019. Sobre ese tema se han hecho ajustes a partir de normas de menor rango, de decretos, pero resulta necesario recoger todo eso de manera más detallada en la ley.
Es necesario establecer, por ejemplo, no solo cómo obtiene la ciudadanía el hijo de un cubano, sino también el hijo del hijo de un cubano. Y también es importante precisar sobre otros aspectos relacionados con este tema, todo eso en función de facilitar la relación de Cuba con sus nacionales en el exterior y sus descendientes.
Otro tema, que hoy no está previsto en la ley, es la posibilidad de renuncia a la ciudadanía cubana. Y eso también debe trabajarse en términos de legislación.
En el caso de la ley de Migración y Pasaporte, por ejemplo, ya dejará de existir la prórroga, a partir de las medidas anunciadas recientemente. También se extendió el período de validez del documento, y hay otra serie de cuestiones que deben ser actualizadas y plasmadas en la legislación, teniendo en cuenta que la ley vigente en la actualidad es de 1976, aunque se hayan tomado otras medidas desde entonces.
Y en el caso de la ley de Extranjería, sería la primera que tendríamos sobre este tema, la primera legislación para regular todo lo relacionado con los extranjeros en Cuba.
Es decir, estamos hablando de leyes importantes, que requieren modificaciones a la luz de la realidad actual, pero siempre pensando en fortalecer los vínculos con los cubanos en el exterior.
La Conferencia ha sido convocada en momentos que Cuba vive un apreciable crecimiento de la migración. ¿Qué lectura hacen las autoridades cubanas de este fenómeno y de sus implicaciones para el presente y futuro del país?
Efectivamente, en los últimos tiempos ha habido un incremento de los flujos de viajeros cubanos hacia el exterior, como también ocurre que hay un incremento de los flujos de viajeros cubanos desde el extranjero hacia Cuba, en regresos definitivo o de visita.
Cuando uno analiza ese fenómeno, se da cuenta de que esos cubanos que han viajado en los últimos tiempos al exterior —por ejemplo, los que salieron de Cuba en 2022—, muchos son personas jóvenes, mujeres en edad reproductiva, y ello tiene indiscutiblemente un impacto en materia de la dinámica demográfica del país. Sin embargo, ninguna medida migratoria que se ha adoptado va en el sentido de restringir esos viajes, sino de facilitarlos, de permitir que las personas ejerzan ese derecho.
Como ya explicaba, aunque puedan subyacer diferencias desde el punto de vista político, la motivación principal de esa emigración es la económica, como sucede con la gran mayoría de los migrantes en el mundo. Y todo indica que, hasta tanto la situación económica del país no logre mejorar —y se sabe el impacto que tiene en esa deseada mejoría el bloqueo de Estados Unidos, por las afectaciones reales que provoca—, no debería esperarse una reducción de esos flujos, y tampoco un incremento significativo de las personas que regresan de manera definitiva a Cuba.
¿Qué se puede hacerse entonces para que esas salidas no impliquen una ruptura permanente de esas personas con el país y, en particular, cómo puede contribuir a ello un espacio como la Conferencia La Nación y la Emigración?
Todas estas personas que se van del país, lo hacen con algún tipo de formación. Puede ser universitaria, puede ser preuniversitaria, puede ser técnica, pero Cuba contribuyó a su desarrollo educativo y profesional. Además, esas personas, en mayor o menor medida, conocen las potencialidades que existen en Cuba, en los diferentes sectores.
En ese sentido, la Conferencia puede contribuir a crear, a promover, mecanismos para que todas esas personas, si lo desean, puedan contribuir de alguna manera al desarrollo de su país de origen, el país que los formó, de manera gratuita por demás, y también al bienestar de sus familiares y amistades en Cuba. Y también a que, en un momento determinando, tengan la posibilidad de volver a tener su proyecto de vida en Cuba. Ello, a partir de que, con su contribución y la de otros cubanos, de dentro y de fuera, el país haya logrado avanzar económicamente, y ellos consideren que Cuba es un lugar en el que pueden llevar adelante su vida, tanto personal como profesional.
El objetivo de la Conferencia es ese: intercambiar sobre qué mecanismos, qué vías, qué proyectos se pueden crear, se pueden implementar, para que todo el que esté en el exterior, si así lo desea, pueda mantener sus vínculos con el país y contribuya a su desarrollo. De lo contrario estaríamos trabajando para el desarrollo de otros países.
¿Y cómo podría lograrse eso en la práctica?
Es importante, como ya decía, crear mecanismos para facilitar estas acciones, y también es necesaria la voluntad de todas las partes. Por ejemplo, ¿qué nos impide a hacer algo como la operación Walk, en la que ortopédicos de Estados Unidos y otros países viene a operar en Cuba, pero hacerlo con ortopédicos cubanos que residen en el exterior y que viajan habitualmente de visita al país? ¿Por qué no podemos organizar algo así, un entrenamiento que le permita a esos médicos contribuir a la superación profesional de sus colegas cubanos, de personas con las que, incluso, trabajaron?
O, ¿qué nos impide tener un pabellón en la Feria Internacional de La Habana para los empresarios cubanos residentes en el exterior, para los hombres de negocios de origen cubano? Pues, ahora, a tono con las transformaciones económicas del país, vamos a tenerlo por primera vez en FIHAV 2023. Ese es un paso muy importante para propiciar la participación de esos cubanos en la economía del país, y es una experiencia que se debería replicar en otros eventos de este tipo.
O, ¿qué le impide a Cuba, como se ha venido haciendo en los últimos tiempos, invitar a las ferias y otros eventos comerciales a hombres de negocios de origen cubano? ¿O que académicos cubanos que residen en el exterior vengan a dar conferencias al país, como mismo vienen cada vez más artistas cubanos a realizar conciertos y exposiciones en el país? O, ¿qué nos impide que un técnico o un profesional cubano de alto nivel que vive fuera del país sea asesor de una empresa cubana?
¿Qué nos impide, en resumen, crear las condiciones para que la comunidad cubana se convierta, si así lo desea, en un motor de proyectos y de acciones de interés, tanto para esos cubanos como para el bienestar y el desarrollo de su país? Esa es la línea de la política hoy de las relaciones entre Cuba y sus nacionales en el exterior: crear los mecanismos para que todo el que pueda y quiera participar, lo haga, y que contribuya así al desarrollo del país y a las relaciones de Cuba con su comunidad en el exterior.
Qué suerte tiene la emigración cubana de poder dialogar con el gobierno, cuando los que estamos dentro no podemos. Será que hay que emigrar para tener derecho a hacerlo?