La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) abogó este domingo por “cambiar el rumbo” de la situación actual de los cubanos, la que calificó de “dolorosa y apremiante”.
En un mensaje inusualmente directo titulado “Peregrinos de esperanza”, con motivo del Año Jubilar convocado por el fallecido Papa Francisco, la COCC aseguró que su reclamo es una “invitación a todos, pero fundamentalmente a los que tienen responsabilidades más altas a la hora de tomar decisiones para el bien de la nación”.
“La realidad dolorosa y apremiante que experimentamos, pide no quedarnos únicamente en los
análisis, descripción de los problemas y sus múltiples causas. Nos exige cambiar el rumbo de esta
situación”, apuntaron los obispos en su mensaje.
Para la COCC es el momento de “crear un clima, sin presiones ni condicionamientos internos y externos, donde se puedan llevar adelante los cambios estructurales, sociales, económicos y políticos que Cuba necesita”.
Los obispos remarcaron su deseo de “dar una palabra de aliento: ¡No tengamos miedo de emprender nuevos caminos!”, así como de “tender puentes” y de “diálogo” para “encontrarse más que de confrontarse”.
A la par afirmaron que la pregunta “¿cómo revitalizar la esperanza de tantos cubanos?” es “seria e impostergable” y reclama el concurso de todos “sin exclusiones ni respuestas preconcebidas o ideológicas”.
“La diversidad de puntos de vista es una necesidad y una riqueza cuando se busca el interés más grande de la patria, por encima de los intereses particulares”, señalaron los religiosos.
“Salvar a Cuba”
En su mensaje de este domingo, la COCC se hizo eco de criterios emitidos “en todos los lugares de la geografía nacional”. En ellos, refiere, “se escucha continuamente que las cosas no están bien, que no podemos seguir así, que hay que hacer algo para salvar a Cuba y devolvernos la esperanza”.
“Son muchos los que viven desesperanzados, aprisionados por la incertidumbre y la confusión ante un presente dramático y un futuro que no se acaba de ver con claridad, porque se tiene la impresión de que hemos perdido los resortes, el dinamismo y la voluntad para cambiar las durísimas condiciones de vida del pueblo”, señaló la entidad religiosa.
Sobre la prolongada crisis económica que sufre el país subrayó que “la cotidianidad obliga a la búsqueda afanosa de los bienes primarios, la falta prolongada de corriente eléctrica afecta el descanso y paraliza el estudio y el trabajo; las familias se fragmentan cada vez más por la emigración creciente, y el desencanto y la apatía se apoderan de tantos, agobiados por la repetición de promesas que no se concretan nunca”.
“Con desesperanza y sin alegría no hay futuro para ningún pueblo”, sostuvieron los obispos.
Asimismo se refirieron a “los pobres, los ancianos solos y abandonados, los que duermen o deambulan por las calles, los que buscan comida diariamente en los contenedores de basura, los que no logran dormir en las interminables noches de apagón, los padres de familia agobiados por el futuro incierto que vislumbran para sus hijos”.
También citaron a los que “están resentidos o rotos y se vuelven cada vez más violentos, los que no sienten que pueden expresar libremente sus convicciones, los que se enrolan en el alcohol, las drogas y otras adicciones, carentes de amor y vaciados de esperanza”.
Además, resaltaron que muchos cubanos, creyentes o no, y en todos los ámbitos de la vida de la nación, “están cada día luchando, amando, sirviendo, incluso con abnegación y sacrificio, por un futuro mejor para el país”.
“Ellos alivian no pocos sufrimientos y constituyen un motivo de esperanza para todos”, dijeron.
En el cierre expresaron su deseo de que Cristo y la Virgen María “muevan nuestras mentes y nuestras voluntades, para que, dejando a un lado resistencias, desconfianzas y temores, seamos capaces de abrir para este pueblo nuestro, la puerta luminosa y bella de la esperanza”.
El pronunciamiento de la COCC tiene lugar luego de la visita a la isla días atrás del secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados y Organismos Internacionales, Paul Richard Gallagher, la primera de un alto representante del Vaticano tras el inicio del pontificado de León XIV.
Entonces, Gallagher destacó el papel de la iglesia católica, y de la diplomacia de la Santa Sede, para promover los “derechos y libertades”, así como la “abierta comunicación” para “construir puentes” y resaltó la importancia destacó del “diálogo” como una herramienta “eficaz para la resolución de conflictos”.
En Cuba, el canciller del Vaticano ofició una misa en la Catedral de La Habana —por el inicio del papado de León XIV y los 90 años de relaciones bilaterales entre Cuba y el Vaticano—, intercambió con religiosos cubanos y también se reunió con autoridades, entre ellas el presidente Díaz-Canel, quien invitó al nuevo Sumo Pontífice a visitar la isla.
EFE / OnCuba