Con la astucia y la prudencia de Meñique van dejando en Revolico sus señales, breves, sin gritar. Pero ahí están, y no pocos las han seguido, sin saber que andan tras una exposición colateral de la 12va Bienal de La Habana, que se desenvuelve también en la virtualidad.
Entre anuncios de tablets, herrajes para el baño y la copia de un Stradivarius, la curiosidad o el azar puede conducir ante una pantalla donde se lee: “Bienvenido. Usted ha accedido a la exposición Handmade Twiiting, que se celebra en el marco de la 12va Bienal de La Habana y que utiliza como galería de arte el sitio virtual www.revolico.com.”
Revolico es, en Internet, el secreto a voces de los cubanos, un bazar donde todo se compra y se vende, a pesar de que las autoridades cubanas mantienen bloqueado su acceso desde Cuba. Los cubanos, que se las arreglan a través de proxys y utilizando las decenas de URLs alternativas, utilizan incluso offline este servicio de clasificados y anuncios comerciales, valiéndose de distribuciones semanales que se hacen mediante El Paquete.
Fue este el espacio seleccionado, con una intencionalidad inédita, por los artistas Ernesto Oroza, Antonio Eligio (Tonel), Irving Vera, Julio César Llópiz, Ketty Rodríguez Quevedo, y Miriannys Montes de Oca Mirabal, guiados por la curadora Beatriz Gago.
Gago explica para OnCuba: “Proponemos la obra como mensaje y concepto en lugar del original irrepetible, del espectáculo. Es un intento de apelar al pensamiento, a que la gente analice su mundo desde perspectivas diferentes”.
Abunda en la pugna entre la búsqueda de la singularidad, de la posesión, propia de artistas y coleccionistas, y la obra como mensaje y concepto, defendida por ellos, que puede reproducirse infinitas veces gracias a la virtualidad de la red. Este es un arte experimental y no lucrativo, una exploración de la virtualidad como galería, precisa.
“Nosotros no queremos venderle nada a nadie, solo dialogar, invitamos a navegar dentro de la virtualidad de lo global a lo particular. Que de pronto las personas que conozcan el proyecto se digan ´este lugar tan pragmático puede estar contaminado con una cosa que no es para vender´, ya eso sería una reflexión suficiente. O que pinchen, entre los anuncios de Gastronomía el anuncio M.E.R.C.A, y se den cuenta que la visualidad del azúcar macerada es igual a la de la coca, pero no todos los polvos blancos y macerados lo son.”
Igual puede pasar ante el anuncio de M.A.N.I, donde la imagen de una bolsita de plantas oscuras pudiera remitir a la mariguana, pero son pétalos de rosa.
Otras migas dejadas en el bosque
El nombre de la expo, Handmade Twitting, fue ideado por su curadora. Es un rejuego de palabras sin posible traducción literal, pero podría entenderse como tuiteo hecho a mano. Refuerza el carácter aparentemente naif de esta propuesta de arte conceptual, la cual a su vez retoza, como serpiente mordiéndose la cola, con el modo también naif de los cubanos de interactuar con las redes sociales y el ciberespacio en general. Este comportamiento igual conlleva, según apunta la también crítico de arte, una especie de subversión de la propia esencia de las nuevas tecnologías. A través de “redes de palo” y “proto-redes”, como ella les llama, circulan los mensajes de esta intervención artística.
“Integrar la obra de arte a una determinada página –explica Beatriz Gago–, nos permite inmortalizar valiosa información para el futuro, contribuye a que se preserven algunos fragmentos del propio Revolico, en esta oportunidad no con fines mercantiles sino antropológico-sociales. Revolico es un sitio comercial, pero puede ser lo que nosotros queramos, a partir de la intención con que se asume. Estamos ayudando al futuro estudio de entramados de nuestra subsistencia, del costo real de nuestras vidas.”
Interrogada sobre si le corresponde al arte esa misión, la estudiosa es categórica en su respuesta: “los artistas cubanos han sido los etnógrafos más grandes de este presente. No olvidar que la carrera de antropología no existe en Cuba y la de Sociología estuvo cerrada durante décadas.”
Como mismo intentan ellos historiar, también parecen haber ganado el derecho, al menos, de inscribirse en la historia de la plástica cubana como los primeros en levantar una galería virtual en Revolico, con más de ocho millones de visitantes mensuales –según informes de los propios creadores de este servicio–, sin contabilizar la distribución fuera de la Red.
Están muy lejos del divertimento. Todo un andamiaje conceptual sustenta este intento de novedoso diálogo e interacción con desconocidos receptores, en el que no necesitan que las obras sean necesariamente comprendidas.
“No pedimos una confirmación del contacto y, por tanto, no sabemos si fue un yonki o un vigilante el que accedió a una o a varias de las propuestas. Son encuentros fortuitos que pueden ser bien o mal entendidos. Simplemente dejamos huella, como los dibujos de las cavernas.”
Yanexis, ¡estabas ansiosa de hablar sobre Revolico! ¿Y por qué esta muestra no fue exhibida normalmente, analógicamente, en la Bienal? Recordemos que no es la primera muestra virtual cubana, solo lo es en Revolico, que no es un sitio cubano ni artístico. ¿A qué tanto ruido?