Como profesional no tengo nada de lo que alardear. Hace solo unos meses dejé la vida universitaria para convertirme en periodista de filas. Sin embargo, aún no se me ha pasado el orgullo de mi trabajo de tesis, el documental Por cuenta propia. Una invitación a relatar la experiencia me dio el hilo del que tirar para escribir esta crónica.
¿Por qué decidí hacer un documental sobre el cuentapropismo en Cuba? Este tema hace rato está pidiendo un puesto en la mesa. Resulta imposible negar la influencia del sector privado como parte del modelo económico cubano y su papel en la reconfiguración de la sociedad. No obstante, gran parte del tratamiento mediático brindado al tema se reduce a informar sobre regulaciones, medidas y contravenciones.
Una tesis de licenciatura es como un viaje en el que se enrolan todos los universitarios y mi talismán de la suerte fue contar con la generosidad intelectual de la Dra. en Ciencias Económicas, Ileana Díaz. Ella me presentó a la Red de Emprendimiento e Innovación Empresarial de la Universidad de La Habana, grupo multidisciplinario dedicado a estudiar a fondo la transformación de la propiedad en Cuba.
¿Cuentapropista? ¿Emprendedor? ¿Empresario? El primer dilema que me lanzó al vacío en caída libre fue el hecho de que dichos términos se usan indistintamente para referirse a este grupo social.
Según Díaz, un trabajador por cuenta propia es una persona que trabaja para sí mismo y no emplea a nadie. “Pero muchos de ellos forman micro y pequeñas empresas con trabajadores contratados. El propio trabajador contratado es, a su vez, un trabajador por cuenta propia. Es decir, hemos generado una confusión con toda la legislación y el enfoque dado al tema”.
Por otra parte, para la Dra. en Psicología, Daybel Pañellas, “emprendedor” sigue siendo un término tabú: “hablar de emprendedurismo hoy no parece ser políticamente correcto”.
Cuentapropistas y expertos se convirtieron en el eje de este documental. Por cuenta propia analiza los retos económicos que enfrentan los dueños de negocios: la insuficiente preparación para la gestión y desarrollo de su establecimiento; el poco atractivo sistema crediticio; el origen de la fuente de capital inicial; la ausencia de un mercado mayorista; el impacto de las nuevas regulaciones y la cuenta bancaria fiscal como parte de ese paquete de medidas.
“No hay una sola palabra que sea estimular, promover, incentivar… todo en la nueva legislación está realmente encaminado a controlar, poner trabas y obstaculizar”, explica Díaz.
Por cuenta propia con sus defectos de factura y totalmente perfectible, me ayudó a entender la realidad de un grupo social con el que tenemos una relación cotidiana. Un documental no puede ser frío. Su gancho esta precisamente en que se mete en la vida de la gente.
Cuando llegué al Callejón de los Peluqueros no sabía exactamente qué iba a encontrar. Pensé chocar nuevamente con el relato precavido y lleno de silencios, ya entrenado por los dueños de negocios cubanos. En cambio, conocí a Gilberto Valladares “Papito”, peluquero y líder de un proyecto comunitario, quien afirma: “Yo he ido ganando un espacio en la sociedad, pero aún sigo arrastrando la cruz de ser cuentapropista”.
El barrio de Santo Ángel es una locación donde el emprendimiento ha florecido y revitalizado la zona en estrecha relación con la comunidad. Las historias de estos cuentapropistas son el corazón del documental, pues a pesar de los retos que enfrentan, hoy desarrollan un proyecto sostenible de economía social y solidaria.
Cada toma, cada corte, cada parte de la edición fue diseñada para que este documental fuese entendido por los cuentapropistas. Quería brindarles a ellos un encuadre más amplio de su problemática, para que pudieran ver su propia realidad. Más tarde, me di cuenta de que no tienes que ser cuentapropista para entenderlo. La familia es el núcleo de la sociedad y son muchas las que hoy cuentan con un miembro asociado a este sector. El cuentapropismo es un fenómeno cotidiano y, eso digamos, hizo a mi documental más abierto.
Los actores de este audiovisual más que poseer una visión personal de lo que significa “actualizar” nuestro modelo económico, llaman a construir dicho modelo apegándose al cumplimiento de los acuerdos refrendados en los Lineamientos de la política económica y social. Más que reclamos legales llaman a que la legislación no se reformule de manera divergente con lo acordado en el VI Congreso del Partido. “Cumplir lo que está refrendado” es el final de la frase de tres expertos que conforman mi muestra de entrevistados.
No hay tema de tesis prohibido. Eso sí, hay que superar el reto de desentumecer los músculos antes de una carrera contra el inmovilismo contagioso y saber que de lo fácil se aprende poco.
Una jóven periodista que ya da sus primeros pasos tocando temas realmente importantes para el futuro de Cuba.
La joven directora debe tomar muy en cuenta la historia si quiere que su material trascienda la anécdota y la circunstancia del momento. Es preciso entender como introducción que lo que hoy se denomina cuentapropismo fue parte consustancial del entramado socioeconómico cubano hasta marzo de 1968. A partir de entonces, la actividad privada adquirió naturaleza de estigma, algo que transcurridos 50 años sigue gravitando de algún modo sobre un sector aceptado a regañadientes.