La producción de pan para la venta liberada en La Habana se reducirá aproximadamente en un 30 % a partir de este lunes, como consecuencia de las afectaciones en la disponibilidad de harina de trigo en el segundo trimestre del año, de acuerdo con medios locales.
El coordinador de Objetivos y Programas del Gobierno de la provincia, Julio Martínez, explicó que se ha limitado la cuota diaria de harina de trigo asignada a la capital cubana, lo que afectará también la producción y comercialización de galletas, de acuerdo con el periódico Tribuna de La Habana.
Asimismo, la entrega de pan a la red gastronómica y a los organismos estatales disminuirá en un 50 %, mientras se garantizará la totalidad de la producción destinada a la venta normada por la libreta de productos alimenticios y a instituciones de la salud, aseguraron las autoridades habaneras.
La directiva de la Cadena Cubana del Pan, Yoanka Gámez, advirtió que debido a esas limitaciones se sustituirá un 20 % de la harina de trigo con que se confeccionan los panes por harina de maíz, lo cual, dijo, “incidirá en la textura de la corteza, pero no en el sabor ni la calidad del producto”.
En medio de una crisis económica agudizada por la pandemia de la COVID-19, Cuba importa la mayor parte del trigo que se consume en la Isla, además de otros alimentos como el arroz, el maíz, el pollo y la soya.
Desde 2016 hasta 2019, la Isla compró en el mercado internacional una cifra cercana a las 750.400 toneladas de trigo anuales, y produjo alrededor de 513 toneladas del grano cada año en el mismo período, de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información citados por el economista Juan Triana, quien estimó que las cifras del pasado año no mostrarían un crecimiento significativo “dadas las condiciones bajo las cuales ha tenido que desempeñarse la economía cubana”.
El nuevo capítulo de escasez de pan —luego de otros vividos ya en los últimos años— se produce en un contexto marcado por el alza del precio de los alimentos tras el inicio de la llamada Tarea Ordenamiento, una política de unificación monetaria y cambiaria emprendida por el gobierno cubano que devaluó su moneda oficial frente al dólar para incentivar las exportaciones.
La inflación ha alcanzado a todos los alimentos en la Isla después del llamado “día cero” y el pan no ha estado exento de esta realidad. Aunque el “liberado” mantuvo sus precios en las panaderías estatales —mientras el racionado multiplicó su precio por 20— su valor se multiplicó en el mercado informal y en los establecimientos privados, debido principalmente al alza de otros productos y servicios asociados a su producción, y la escasez de sus materias primas.
En este escenario, se han hecho habituales las largas filas para comprarlo, tanto el normado como, sobre todo, el de venta liberada, como alternativa para suplir las también crecientes ausencias de otros alimentos primordiales en la dieta de los cubanos, como el arroz y las viandas.
Es decir que va a incrementarse en un 30% la falta de comida en La Habana; que los habaneros comeremos un 30% menos; que ingeriremos un 30% menos de kilocalorías????