En medio de la prolongada crisis energética que padece la isla, la Unión Eléctrica de la isla (UNE) reconoció otra causa de la molestos apagones: el robo de aceite a los transformadores.
Junto a las ya habituales roturas y salidas por mantenimiento de las deterioradas termoeléctricas, y al también sistemático déficit de combustible, estos robos son también causantes de “afectaciones” en las localidades donde se cometen, según la entidad.
Así lo apuntaron directivos de la UNE en un reporte televisivo, según el cual el aceite robado se emplea “como combustible en los tractores, en los carros que usan diésel”, sin abundar más en el tema.
En cambio, el reporte sí enfatiza en el daño que dichos delitos —cometidos en subestaciones eléctricas— causan no solo a la población, sino también a los equipos de dónde se roba el aceite y a la economía cubana en general.
“Cuando se le sustrae el aceite al transformador muchas veces se puede dañar el equipo, porque este aceite forma parte del aislamiento del transformador y provoca un daño final”, apuntó el ingeniero Onasis Trujillo, Jefe de Grupo de Subestaciones, líneas y redes de la UNE.
Ante esta situación, y debido a la carencia de transformadores, los apagones por esta causa pueden ser demorados.
“Hoy no tenemos transformadores y muchas veces tenemos que buscarlo donde existan en el país, y se demora días y días en que la población reciba este servicio”, dijo el directivo.
Robos que cuestan miles de dólares
Aunque el trabajo periodístico no brinda cifras de cuántos hechos de este tipo se han reportado en Cuba, ni tampoco informa a cuánto ascienden las pérdidas por esta causa, los robos de aceite dieléctrico no parecen ser un fenómeno aislado a juzgar por lo dicho.
El reporte informa que Mayabeque, Matanzas, Granma y Santiago son las provincias con mayor número de hurtos de un aceite que, al producirse en la isla, debe ser importado.
Además, apunta que en los lugares donde se han cometido estos hechos “permanecen evidencias de instrumentos utilizados” y que “a simple vista” en ellos se puede observar “la destrucción por parte de los responsables de esos hechos de válvulas para provocar el drenaje del recurso”.
Según los datos brindados en el reportaje, cada tonelada de este aceite tiene un costo superior a los 3200 dólares, en tanto, en caso de un daño definitivo en los transformadores de 2500 KVA, el valor de estos equipos “está en el orden de los 50 mil dólares”.
“El país hoy no tiene para reponerlos con inmediatez. Eso da por hecho entonces que la afectación se prolongue en el tiempo en lo que las empresas se dedican a buscar y gestionar el traslado y la reposición del medio en el lugar”, confirmó Sandy Chio Leal, director técnico de la Empresa Eléctrica de Mayabeque.
Peligros y medidas
El reporte televisivo alerta sobre los peligros que representan estos robos para los propios ladrones, debido al alto voltaje (34 500 V) de las subestaciones eléctricas donde se ejecutan.
De acuerdo con los especialistas, “un simple contacto” con partes energizadas en la subestación puede provocar “fatales consecuencias”, por lo que en ellas debe trabajar “personal especializado”.
No obstante, el trabajo no precisa si han ocurrido accidentes de este tipo durante los robos.
En cuanto al enfrentamiento a estos delitos, el reportaje apunta que la UNE ha “reforzado” las “acciones de protección y de vigilancia en las infraestructuras eléctricas”.
En tal sentido menciona la aplicación de “medidas para reforzar válvulas de drenaje en los transformadores”, así como la “reubicación” de equipamientos para evitar su sustracción.
Finalmente, el reporte apunta a la existencia de “herramientas legales” para “responder” a estos robos “con rigor y firmeza”, pues, afirma, el daño “no puede quedar impune”.
Según autoridades entrevistadas actualmente “hay un grupo de personas que han sido procesadas o se están procesando”, al tiempo que otras “están bajo investigación” por hechos de este tipo, los cuales, reitera, afectan a la población y causan un “daño significativo” a la economía del país.
Cuba atraviesa una severa crisis económica que tiene a la generación eléctrica como uno de los sectores más golpeados. Esta situación se traduce en largos y constantes apagones, que avivan el descontento de la población, y han sido uno de los detonantes de las protestas populares de los últimos años.