El pasado miércoles 3 de agosto el gobierno cubano anunció que establecería un nuevo mercado cambiario. Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación, informó en el programa televisivo Mesa Redonda que se iniciaría la compra de divisas a los cubanos, y que se aceptarían todas las monedas, incluyendo el dólar estadounidense. La venta, por otra parte, no se efectuaría hasta que “las condiciones lo permitan“, explicó el ministro. La tasa de cambio anunciada para la población fue de 120 pesos cubanos por un dólar, mientras el sector empresarial seguirá funcionando a una tasa de cambio de 1×24.
A continuación le ofrecemos a nuestros lectores y lectoras las respuestas del Dr. C. Juan Triana Cordoví a algunas preguntas sobre el tema.
¿Cómo valora las disposiciones anunciadas este miércoles para el establecimiento de un nuevo mercado cambiario en Cuba? ¿Le parecen coherentes con el objetivo declarado por las autoridades de contribuir a la recuperación económica del país y potencialmente efectivas en el actual escenario de la economía cubana?
Creo que reconocer la necesidad de crear un mercado cambiario que opere legalmente existe uno que funciona en la informalidad y la ilegalidad) es sin dudas buena. Era necesario rectificar el error cometido cuando se anunció el llamado ordenamiento monetario, poder actuar, aunque sea de forma parcial, sobre el mercado cambiario era, es y será una necesidad. La economía también se rige por leyes aunque muchos no lo crean y esas leyes se cumplen, mas allá de la voluntad, las buenas o las malas intenciones y la dosis de romanticismo que se quiera adicionar. Nuestra realidad de hoy también lo demuestra.
En cuanto a la segunda parte de esta pregunta, mi respuesta es también afirmativa. Aclaro el punto, el mercado cambiario es una necesidad, no es un invento de dos o tres teóricos teorizantes. Pretender avanzar en la reforma sin reconocer y poner en funcionamiento un mercado cambiario legalmente establecido es lo que a todas luces era incoherente con aquellos propósitos de impulsar la recuperación del país.
De la misma forma, un mercado cambiario que no considere un régimen de cambio adecuado resulta incompleto. La pregunta sobre cuál debe ser ese régimen ha tenido múltiples respuestas, sin embargo, la decisión adoptada de que ese régimen de cambio sea fijo en un país de economía abierta no parece la mejor de las decisiones. Nuestra propia economía lo viene demostrando desde hace mucho tiempo.
¿Qué opina sobre los términos establecidos para el comienzo de este mercado? ¿Considera sensato iniciar solo con las operaciones de compra de divisas a la población, teniendo en cuenta que el propio ministro de Economía reconoció que hoy la demanda de divisas está “muy probablemente está por encima del nivel de oferta”?
Comencemos por el final, ¿cuales son las causas de que, como afirmara el ministro, la demanda de divisas sea mayor que la oferta?
Primer motivo, reserva de valor. El público demanda dólares para usarlos como reserva de valor ante la debilidad del peso cubano. Es una moneda extranjera y como tal no puede ser “secuestrada” por el Estado, cualquiera sea este. El público retiene saldos en dólares en su casa antes que ponerlo en el banco porque no puede recuperar esos depósitos cuando los necesite, así que prefieren ponerlos en la “cuenta colchón”, siempre a la mano; además los incentivos que el banco paga por este tipo de depósitos no son suficientemente atractivos.
Segundo motivo: transacciones. Dentro de las cuales podemos ubicar algunas que pienso (y aclaro que no tengo cómo corroborarlo) son de las más gruesas; el pago de los costos de emigrar ilegalmente vía Centroamérica; la compra-venta de casas y autos; la importación no comercial de productos para comercializarlos de manera informal o en “ventas de garaje”; luego hay otro sinnúmero de operaciones que las personas prefieren hacerlas en dólares.
La nuestra es una economía “parcialmente” dolarizada donde el dólar tiene mucho espacio. Es una economía con un movimiento inflacionario que constantemente devalúa la moneda nacional en las que las personas reciben sus ingresos, mismos que se convierten en sal y agua por ese incremento de los precios, así que tener algún dólar funciona como un “chaleco antibalas”.
Ahora, me cuesta pronunciarme sobre la “sensatez” de la medida. Solo comprar y no vender es volver a quedarnos a medias. Según declaraciones del propio ministro y otros funcionarios, existían muchos dólares no bancarizables en las arcas de los bancos, entonces qué impide la venta de una parte de ellos
¿Qué estima sobre la tasa de cambio fijada con respecto al dólar? ¿Qué impacto prevé que pudiera tener en el mercado informal no solo del dólar, sino también del euro y el MLC?
Salir con una tasa que se acerca a la más devaluada puede ser una buena opción. El efecto sobre el mercado informal de las divisas dependerá de varios factores, pero manteniéndose todo como hasta hoy, es posible que incentive la elevación de la tasa del mercado informal.
¿En general le parece que los términos planteados realmente pueden incentivar la venta de divisas al Estado por parte de la población y contribuir a alcanzar más adelante el equilibrio en el mercado cambiario? ¿Cuán efectiva puede ser esta intención en un contexto de déficit de ofertas como el que sufre el país?
En mi opinión la preferencia por el dólar es mucho mayor que la preferencia por el cup. Los tenedores de saldos en dólares no creo que se deshagan de esos saldos por los motivos que más arriba expresé.
De todas formas, poder vender dólares de forma legal a una institución formal es mucho mejor que hacerlo en la informalidad. No puede desconocerse que una fuente de dólares en Cuba es la remesa, y una parte de esa remesa se destina al consumo en pesos cubanos, por lo que sin dudas la medida permitirá recaudar dólares, si será significativa o no esa recaudación, es otro asunto.
La otra fuente de dólares es el turismo, aquí ocurre igual, para los turistas es mucho mejor. Por ahí también se conseguirán ingresos en dólares. Y el turista no se sentirá esquilmado.
La compra de divisas del Estado: un camino sobre un callejón de piedras
Siguiendo en este sentido, ¿qué efectos pueden esperarse sobre los precios de productos y servicios, sobre todo en el sector no estatal y los canales informales, y en general sobre la dinámica inflacionaria en la Isla? ¿Considera acertada la aseveración del ministro de que esta medida “no genera ningún fundamento ni justificación para incrementar precios”?
Hay al menos dos efectos bastante claros:
El primero es que la compra de dólares por el Estado tiene como contrapartida un incremento de la cantidad de cup en circulación. En las condiciones de nuestra economía, con una alta restricción de oferta y sin otros instrumento de esterilización del circulante, los precios de algunos productos pueden reaccionar al alza. Pero no creo sea fácil hacer una estimación en términos cuantitativos. Subrayo que es una posibilidad latente.
El segundo es también relativamente obvio: el estado compite por dólares escasos en un mercado donde la oferta es restringida. Los demandantes de dólares deberán ofrecer un mejor precio a los operadores informales por sus dólares si quieren obtenerlos produciendo un efecto de incremento en la tasa informal y ese efecto puede trasladarse en un corto período de tiempo a algunos bienes y servicios. El final es más inflación.
Como parte del nuevo mercado cambiario, el Estado comenzará nuevamente a comprar dólares en efectivo, aunque no aceptará su depósito en las tarjetas en MLC. ¿Cómo puede interpretarse esta medida? ¿Resulta consecuente con el estado actual de la economía cubana y los efectos sobre la misma derivados del embargo estadounidense?
Generar una alternativa al mercado informal de divisas reitero que es algo necesario. Crear un mercado cambiario también. Manejarlo adecuadamente todavía más.
Resulta consecuente con el argumento que una y otra vez han planteado las autoridades cubanas. No es posible convertir dólares físicos en MLC porque no hay cómo bancarizarlos debido a las medidas implementadas por la administración norteamericana.
Y hay efectos positivos. Es el caso de los exportadores. Si a partir de ahora el 20% que se le retenía en dólares y se le pagaba en pesos cubanos 24 cup por 1 dólar comienza a pagárseles 120 cup por 1 dólar es un incentivo para ellos. De lo que ley de la resolución interpreto que debe ser así pero no estoy totalmente seguro.
Como parte de las disposiciones implementadas, se aprobó un decreto que permite establecer distintos tipos de cambio en el país, y el propio ministro confirmó la puesta en marcha de un esquema secundario de asignación de divisas para determinadas actividades y actores económicos, con un tipo de cambio propio, diferente al tipo de cambio oficial, vigente para la mayor parte del sistema empresarial, y al fijado ahora para el nuevo mercado cambiario dirigido a la población. ¿No constituye esto un paso atrás luego de lo estipulado en el Ordenamiento Monetario y su objetivo de eliminar distorsiones provocadas por la existencia de varios tipos de cambio? ¿Cómo puede impactar esta nueva variedad de tipos de cambios en el escenario económico actual del país?
Es volver a un sistema de cambios múltiples, algo muy alejado de lo que se pretendía con el ordenamiento. Desde mi perspectiva generará mayores distorsiones y abrirá mayores espacios de arbitraje.
Queda además el tema de los criterios de asignación y los mecanismos que se utilizarán para ello. La discrecionalidad puede ser muy alta y también puede estar alejada de los criterios de eficiencia.
Con todos los riesgos y dificultades que rodean la anunciada implementación de este nuevo mercado cambiario, ¿qué puede hacer el Gobierno para respaldar su efectividad? ¿Qué otros pasos y medidas podrían contribuir a lograr el efecto deseado en lugar de provocar nuevos problemas y distorsiones que impliquen cambios y desmontajes de lo ahora establecido?
Ahora mismo, de corto plazo, habría que vender parte de esos dólares no bancarizables a la población. Ese viaje del punto A al punto B debería ser corto y rápido, porque se pueden pagar costos mayores que los que se pretenden disminuir. Al final están en bancos cubanos esos dólares, no pueden ser utilizados en el sistema financiero internacional por el bloqueo norteamericano, pues entonces ¿por qué no venderlos?
Sería reiterar otras muchas propuestas hechas desde hace ya mucho tiempo, entre ellas permitir que otras compañías nacionales e internacionales operen en el mercado de bienes de consumo. Si este no el momento adecuado para hacerlo, pues entonces no imagino cuándo podrá ser.
De más largo plazo, creo que desde hace mucho, un número no pequeño de economistas han coincidido en la necesidad de un programa de estabilización macroeconómica que rebase el tema estrictamente monetario. El asunto no es anunciarlo, es hacerlo y ser consistente. Sin dudas tiene consecuencias y algunas no serán agradables, pero mientras más se demore la adopción de un programa así, los costos serán mayores.