Alcázar, Palacio Real de Madrid, 30 de enero de 1930. El Teniente General y conde de Xauen, Dámaso Berenguer Fusté, llega apurado a las cuatro y treinta de la tarde, vestido de civil. Falta apenas media hora para la investidura y un grupo de periodistas esperan ansiosos las declaraciones del curtido militar, antes que asuma la presidencia del Gobierno español, pero el oficial no tiene tiempo:
“Vengo de prisa para cambiarme de ropa”, les dice, mientras se dirige con la escolta al ascensor.
Cuando dimitió el dictador Miguel Primo de Rivera, el monarca Alfonso XIII decidió que lo sustituyera un veterano leal a la Corona durante décadas y con experiencia en varias contiendas bélicas. Además había sido Ministro de guerra, en 1918, y comisario de la Comandancia General de España en Marruecos, en 1919. Se desempeñaba como Jefe de la Casa Militar del Rey y Comandante general de Alabarderos al momento de notificarle la mayor responsabilidad de su agitada existencia.
“Era un hombre de talante liberal, culto, inteligente, prudente y cerebral”, nos dice la Historia de España Contemporánea, escrita por José Luis Comellas. Y el conde de Romanones, testigo de su ascenso al poder, lo calificó de “el más civil de todos los militares”.
En Cuba la noticia ocupó titulares en las primeras planas de los periódicos. Amigos de su infancia y políticos le enviaron telegramas de felicitación. Es cierto que había llovido mucho sobre las tejas de la villa de San Juan de los Remedios, sobre la calle del Buen Viaje, desde que nació en una casa ubicada en esa arteria, el 4 de agosto de 1873, el nuevo presidente de España. Sin embargo, los cubanos estaban orgullosos de su origen. En la isla residió hasta la adolescencia, antes de marchar a la “Madre Patria” para estudiar la carrera militar.
La familia
Dolores Fusté Ballesteros, hija de Alejandro S., de origen venezolano y Josefa, propietarios de ingenios azucareros, nació en Remedios en 1852 y era muy joven cuando conoció a Dámaso Berenguer Benimeli, oficial de Infantería, destinado a servir en la Villa.
En octubre de 1872 contrajeron matrimonio y además de Dámaso tuvieron una numerosa prole: Ricardo (1874), Fernando (1876), Federico (1877), Alejandro (1882), María de los Dolores (1887) y Luis Alberto (1889), “Todos cubanos. Todos españoles de alma, de corazón y de sangre” afirmaba Dolores en una entrevista que concedió al periódico El Día Gráfico, el 27 de febrero de 1930.
Agregaba en sus declaraciones a la prensa otros datos de interés: “En Cuba quedan todavía hermanos míos. Un varón y una hembra. Mi hermano es presidente de la Audiencia de Santa Clara. Tengo «allá» otra hermana casada, y mi hermana mayor aquí, en España”.
El padre de nuestro biografiado tuvo un largo historial vinculado con Cuba, desde diciembre de 1860 cuando arribó con el grado de teniente. Permaneció hasta 1864. Después de participar en la Guerra de Restauración, en Santo Domingo, volvió a La Habana con el grado de capitán. Fue secretario en la Comandancia del distrito militar de Cárdenas, Comandante en San Juan de los Remedios y en Jaruco, Jefe de policía en La Habana y primer jefe de orden público, Ayudante de campo del Capitán General, entre otros cargos. Se jubiló como Coronel de Infantería.
Sus hijos varones siguieron el camino de las armas, menos Ricardo. Además de su vástago mayor, alcanzaron el generalato Fernando y Federico Berenguer Fusté.
Aventuras y desventuras
De la formación escolar de Dámaso Berenguer se conoce poco. Estudió en la escuela que dirigía en Santa Clara el prestigioso docente y periodista Mariano Clemente Prado (1854-1899), quien es considerado uno de los precursores del sistema educacional cubano.
En Cuba realizó la preparación para ingresar en la Academia General Militar de Toledo, de España. Una vez aprobados los exámenes viajó a la Península, en 1889. Tenía 16 años de edad. Apenas terminados los estudios regresó a Cuba, en 1895.
“(…) tomó tan brillante parte activa en la campaña contra la insurrección insular, que ya el mismo año fue ascendido a primer teniente. Por méritos de guerra ganó la tercera estrella el siguiente año, y también por méritos de guerra, alcanzó el grado de comandante en 1898; grado en el que se distinguió mucho como ayudante del general Luque. Este mismo año, consumado el desastre colonial, se embarcó para la Península, donde fue destinado al regimiento de reserva de Caballería de Madrid”, refiere una nota biográfica publicada en el Diario de la Marina, el 31 de enero de 1930.
En 1910, ya con el grado de teniente coronel, comienza una de sus etapas más controvertidas, al ser destinado a Marruecos. Allí organizó las fuerzas regulares integradas por indígenas, luego de estudiar una experiencia similar que aplicó Francia en Argelia. Dos años más tarde lo ascendieron a coronel y recibió en este período las condecoraciones Gran Cruz Roja al Mérito Militar y la Gran Cruz de María Cristina.
Retornó a España en 1916 para desempeñar las funciones de Gobernador Militar de Málaga. Al ser nombrado Ministro de la Guerra, en 1918, fue el primer General de División en alcanzar tal rango con ese grado.
Duró poco tiempo en el desempeño de este cargo, pues al año siguiente marchó hacia Marruecos, al frente de la Alta Comisaría de España. Logró ocupar con sus tropas la ciudad de Xauen, ahí está el origen de su título nobiliario. En la campaña militar estuvo hasta 1922. No fue un retorno feliz porque traía sobre sus espaldas el fracaso de la batalla de Annual, ocurrida entre el 22 de julio y el 9 de agosto de 1921, donde murieron 9 mil españoles durante los enfrentamientos contra las fuerzas del líder rebelde Abd el-Krim.
Como consecuencia de esta derrota, considerada la mayor de España en el siglo XX, Berenguer, fue procesado y condenado a la separación del servicio. Pasó a la reserva, aunque fue amnistiado por el Rey y rehabilitado tras el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera. Lo designaron Capitán General de Galicia, en 1925.
De aquella etapa trágica, Berenguer escribió los libros La guerra en Marruecos, ensayo de una adaptación táctica (1918) y Campañas en el Rif y Yebala: notas y documentos de mi diario de operaciones (1923).
La “dictablanda”
Dámaso Berenguer Fusté era senador vitalicio al ser designado presidente de España. Gobernó desde el 30 de enero de 1930 hasta el 18 de febrero de 1931 y su mandato es conocido popularmente como la “dictablanda”. La profesora Mónica Fuster Cancio, en un estudio acerca de la gestión de Berenguer, apuntó: “Presidió un gabinete «palatino» de políticos conservadores, cuyo programa se basaba en el restablecimiento de la Constitución de 1876 y con ella, la vuelta a la «normalidad constitucional». Este último objetivo significaba restablecer las garantías constitucionales, es decir, libertad política (legalizar los partidos), de prensa (levantar la censura), de expresión (restablecer la autonomía del Ateneo de Madrid, liberar a los presos políticos), de cátedra (restituir a los profesores censurados y exiliados), y convocar elecciones para reconstruir el parlamento y elegir gobierno. A estas medidas se unieron otras que desmantelaron la obra dictatorial, como la de disolver los ayuntamientos y las Uniones Patrióticas; cambiar la política económica y de obras públicas (…)”
Algunos de los propósitos no pudieron ejecutarse, entre ellos, la convocatoria electoral.
Ante la oposición tenaz de los partidos antimonárquicos, que incluyó la sublevación de Jaca, en diciembre de 1930, Berenguer dimitió el 18 de febrero de 1931. Entre los líderes contrarios se destacó el farmacéutico y químico José Giral Pereira, quien integró el grupo organizador del pacto de San Sebastián, en agosto de 1930, un hecho que marcaría posteriormente el derrocamiento de la Monarquía y establecimiento de la II República en abril de 1931, período en el que desempeñó varias carteras Ministeriales y, al estallar la Guerra Civil en 1936, fue proclamado Presidente de España. Cosas de la vida, era paisano de Berenguer, pues había nacido en Santiago de Cuba, el 22 de octubre de 1879.
Durante aquellos días convulsos, Berenguer fue arrestado. Debía rendir cuenta por el desastre de Marruecos y por irregularidades en las condenas a muerte impuestas a los rebeldes de Jaca. Estuvo detenido más de dos años. En 1935 el Tribunal Supremo de Justicia lo absolvió de las imputaciones, entonces, refugiado en la paz hogareña, dedicó su tiempo a leer, estudiar y escribió el libro De la Dictadura a la República: crisis del reinado de Alfonso XIII. Falleció en Madrid, el 19 de mayo de 1953.
Fuentes:
José Luis Comellas: Historia de España Contemporánea, Madrid, Rialp, 1990.
Mónica Fuster Cancio: “De la Monarquía a la República: el gobierno del general Dámaso Berenguer en los informes del nuncio Federico Tedeschini (enero de 1930-febrero de 1931)”, https://rua.ua.es/dspace/handle/10045/95879
Diario de la Marina
El Día Gráfico
Joaquín Ronda Pérez y María Francia Galiana Botella: “Los Berenguer, una familia de militares con raíces callosinas, por Joaquín Ronda Pérez y María Francia Galiana Botella”, http://lamarinadahir.blogspot.com/2017/08/nuevas-aportaciones-al-articulo-los_18.html