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“Una máquina me lleva rauda por los andenes del Paseo de Martí, limpio y fragante como una rosa nueva bañada de rocío; con su pista central de mosaicos bruñidos, impecables, ricos y esplendorosos, cual si fueran los suelos de un salón de recepciones en un regio palacio de la India inglesa”.
Así comentaba, sobre la limpieza y belleza del Paseo del Prado, uno de los lugares imprescindibles del paisaje urbano de La Habana, el periodista español Florencio Ceruti, en 1929.
Durante su recorrido, al redactor de la revista Cosmópolis le impresionó la majestuosidad de un edificio situado entre las calles Trocadero y Colón. Era la casa social de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana que tenía entonces 52 360 integrantes, muchos de ellos inmigrantes españoles, aunque aceptaba en su membresía a individuos de cualquier nacionalidad. Agrupó a medianos y pequeños empresarios y a personalidades poseedoras de grandes fortunas y negocios. En 1928 disponía de 86 delegaciones, dispersas en todas las provincias.
Florencio Ceruti ofreció en una de sus crónicas detalles de las actividades que se desarrollaban en la suntuosa sede:
Tiene también esta Asociación, como no podía dejar de hacerlo, dados sus estatutos, una Academia de enseñanzas fundamentales, donde, además de los estudios primarios, se cursan la mecanografía, taquigrafía, idiomas, dibujo, pintura, trabajos manuales, solfeo, piano y contabilidad. Componen el cuerpo de profesores cuarenta personas de ambos sexos. Hay además una Biblioteca con 6.000 volúmenes, que frecuenta un promedio de 200 asociados.
Agrego que se realizaban además cursos de danzas.

Breve recuento
La Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana fue fundada en 1880. Al año siguiente, en diciembre, inauguraba el Ateneo del Comercio, que sería nombrado en 1882 Centro de la Asociación de Dependientes del Comercio. Esta tendría varias sedes hasta principios del siglo XX. En 1881 ya auspiciaba una escuela, disponía de biblioteca y organizaba fiestas sociales. Inauguró en 1884 la casa de salud La Purísima Concepción; hoy día Hospital Clínico Quirúrgico 10 de Octubre, el más antiguo del país.
Al establecerse la República, el 20 de mayo de 1902, se inició un proceso acelerado de ampliación de La Habana, de construcción de nuevos repartos y edificios modernos. La revista El Fígaro, en su edición del 13 de septiembre de 1903, se hacía eco de los cambios:
Circunscribiéndonos a La Habana, el progreso es vertiginoso. Ahí está el barrio del Vedado que ha triplicado sus edificios en menos de un año creándose un pueblo nuevo, con elegantes y ricas mansiones en la parte de la loma, con un tranvía especial que recorre sus todavía mal urbanizadas calles. En el mismo corazón de La Habana las nuevas construcciones llaman la atención por todas partes, signo de que el dinero corre, que se tiene confianza en el mañana.
A los ojos de los habituales paseantes del Prado, no se oculta el progreso evidente de su construcción. En dos de sus esquinas mejor situadas levántanse en la actualidad dos palacios soberbios de un valor y riqueza extraordinarios. Uno de ellos es el que se alza ya casi terminado en la esquina de Refugios, elegante y original en su arquitectura, pertenece al primogénito del matrimonio Estévez Abreu. En otra esquina de Prado que forma ángulos rectos con la de Ánimas construyóse bajo la inteligente dirección del conocido arquitecto señor Amigó (Arturo) el futuro palacio de la poderosa Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana. El costo del terreno, la fábrica y el mueblaje será de unos 500 mil duros [pesos].

De acuerdo con esta publicación, en la primera de las tres plantas del edificio, en los números 205, 207 y 209 del Paseo del Prado radicarían aulas para la Sección de Instrucción, farmacias para los socios, gabinetes de consultas médicas y dentales, una sala de armas, el gimnasio y duchas. En la segunda tendría sus oficinas la secretaría General y las diferentes secciones, la biblioteca, un salón de recibo y salas para juegos lícitos. La tercera acogería al salón de fiestas, “de tono versallesco”. En esa fecha la Asociación tenía 15 680 socios.

El área del inmueble abarcaba 3871 metros. Amigó se inspiró en la arquitectura del Renacimiento italiano, en especial en el Palacio de Vendramin-Calergi (1509), obra del arquitecto Pietro Lombarda.
En su construcción se utilizó el hormigón armado y destaca la profusión de mármoles. Su inauguración ocurrió el domingo 4 de agosto de 1907. El Diario de la Marina, en su reseña del acto, refería:
Y luego cuando la multitud entró en el palacio del Centro de Dependientes y recorrió sus grandes salones y amplios departamentos con sus airosas y fuertes columnas, sus paredes lujosamente tapizadas, los balcones que llenan de luz benéfica y hermosa el interior, los techos artesonados, los arcos revestidos de figuras simbólicas, emblemas y escudos de las provincias españolas y de la República cubana; todo parece un himno eterno, vibrante y arrullador que penetra en el alma y alegra el corazón (…).
Aportes socioculturales

En 1928 las escuelas de la Asociación tenían una matrícula de 3600 estudiantes; para mantenerla destinaba un presupuesto de 45 mil pesos anualmente. El hecho de que el presupuesto general de gastos de la institución superaba el millón de pesos ilustra la solidez económica lograda. Su Caja de Ahorros, con un interés del 4 %, fue una de sus iniciativas más loables.

Glorias de la cultura cubana iniciaron su formación artística en las aulas de la Asociación, entre ellos el compositor, director de orquesta y de banda Gonzalo Roig, quien estudió allí Piano, Teoría y Solfeo. En el centro ejerció la docencia y fue director de su orquesta el pedagogo musical y compositor Gaspar Agüero Barreras. Al deporte hizo notables aportes, según investigaciones de Jácome Derubín:
En 1922 se entrenaron, en su sala de armas, los esgrimistas cubanos que participarían en la Competencia internacional que tuvo lugar en el Athletic Club de Nueva York. Entre ellos se encontraban Ramón Fonst, Silvio de Cárdenas, David Aizcorbe y Eduardo Héctor Alonso, que combatían en las tres armas: florete, espada y sable. En este mismo lugar, en el propio año, se fundó la Federación de Esgrima de Cuba.
En cuanto a opciones deportivas, disponían también de una Casa de Botes o Casa de mar en las márgenes del río Almendares, con varios botes a disposición de los jóvenes asociados organizados en un equipo náutico. Tanto en la historia de las regatas, de remo y en la de los juegos de basketball, baseball y otros, ganaron un buen número de trofeos deportivos que se encontraban expuestos en una vitrina del salón presidencial de la asociación.

En la planta baja del otrora Palacio de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana, funcionó durante varios años un cine llamado El Negrete.
El edificio acogió, después del triunfo de la Revolución, la práctica de disciplinas deportivas como la esgrima y gimnástica, y desde el año 2000, luego de ser restaurado y adaptado, es sede de la prestigiosa Escuela Nacional de Ballet de Cuba.

Fuentes:
Diario de la Marina
El Fígaro