Toda Cuba conmemora el sesquicentenario, léase siglo y medio, del natalicio de Gumersindo Garay García, o simplemente Sindo Garay, uno de los grandes de la Trova tradicional, autor prolífico dentro del acervo musical criollo.
Entre sus numerosas obras dedicó varias a personajes históricos, encabezadas por sus composiciones a Martí y Maceo, pero me referiré en esta ocasión la que motivó la joven heroína Evangelina Cossío y Cisneros.
Esta muchacha, deportada con su padre a Isla de Pinos, participó en una conspiración insurrecta que tenía la intención de levantar en armas el territorio pinero. Fracasado el levantamiento, fue hecha prisionera y recluida en la Casa de Recogidas en La Habana, sórdida prisión colonial. Su caso fue muy difundido en la prensa norteamericana y llovieron solicitudes para su excarcelación, entre ellas de personalidades como Clara Barton, la escritora Julia Ward Howe, Julian Dent Grant, viuda del expresidente Grant, y la madre del mandatario estadounidense, Nancy McKinley.
El New York Journal de William R. Hearst terminó organizando con éxito, a través de su corresponsal en Cuba Karl Decker, su fuga de las mazmorras y con posterioridad la salida furtiva, disfrazada de hombre, hacia los EE.UU. Fue recibida con júbilo y honores en el país norteño y agasajada en la Casa Blanca por el propio Presidente McKinley. Llamada “La Juana de Arco cubana”, inspiró diversas obras, tanto de compatriotas como de norteamericanos, y entre ellas la aludida canción de Sindo Garay.
Contó el juglar en sus memorias que supo de la historia de Evangelina en su emigración dominicana y una noche, “a eso de las dos de la mañana, estaba desvelado y cogí la guitarra. Me senté en una silla y la recosté a un horcón mientras hacía arpegios improvisando mil melodías”. Y agregó más adelante: “El frescor de la noche me besaba, mientras mi guitarra llenaba la oscuridad con sonidos nuevos. Nacía mi canción dedicada a Evangelina Cossío”.
A propósito de esta canción narró Rafael E. Marrero, en un artículo en Bohemia, la siguiente anécdota que ocurrió en el legendario café habanero Vista Alegre: “[…] yo recuerdo aquel día en que teniendo Hatuei unos diez años cantó para Yarini y sus acompañantes una bella canción dedicada a Evangelina Cossío. Las lágrimas del bien plantado ‘gigoló’ saltaron tibias y temblorosas”. El mundano gallo de San Isidro se conmovió hasta lo hondo con la historia de Evangelina, cantada por el pequeño hijo de Sindo.
El bardo sólo pudo conocer a su musa inspiradora 58 años después de haber creado su obra. Evangelina tuvo una larga vida y murió en La Habana en mayo de 1970, dos años después del deceso de Sindo, y en sus funerales se le rindieron honores como capitana del Ejército Libertador. Cerremos esta evocación con un fragmento de la inspirada canción:
Evangelina, amor del patrio suelo,
ser que idolatro con toda mi existencia,
desde que oí tu nombre
sufría mi conciencia
y mi alma conmovida
en tí solo pensó.
Notas:
-Carmela de León: Sindo Garay. Memorias de un trovador. Ediciones Museo de la Música. La Habana, 2009.
-Rafael E. Marrero: “Sindo y Yarini” en Bohemia. Año 63, No. 4, 22 de enero de 1971.
-Antonio Núñez Jiménez: Isla de Pinos: Piratas, colonizadores, rebeldes. Editorial Arte y Literatura. La Habana, 1976.
-Archivo personal del autor.
Dos artículos para los que quieran abundar en el tema. El último con una bibliografía sobre Evangelina. http://baracuteycubano.blogspot.com/2015/06/cuba-la-manipulacion-de-la-historia-el.html
http://www.pprincipe.cult.cu/ciudad-pasado/evangelina-cosio-una-camagueyana-mitos-realidades.htm
excelente… más…