ES / EN
- agosto 11, 2025 -
No Result
Ver todos los resultados
OnCubaNews
  • Cuba
  • Cuba-EE.UU.
  • Economía
  • Cultura
  • Cartelera
  • Deportes
  • Opinión
  • Podcasts
  • Videos
  • Especiales
  • Cuba
  • Cuba-EE.UU.
  • Economía
  • Cultura
  • Cartelera
  • Deportes
  • Opinión
  • Podcasts
  • Videos
  • Especiales
OnCubaNews
ES / EN
Inicio Cuba Sociedad Historia

La primera colonia de norteamericanos en Cuba (I) 

El fomento de la colonia fue pensado casi como una operación militar. El 9 de octubre de 1899 desembarcó la vanguardia, dirigida por el ingeniero J.C. Kelly, procedente de Texas. 

por
  • José Antonio Quintana García
    José Antonio Quintana García
agosto 10, 2025
en Historia
1
El Dr. William P. Peirce, a la derecha, en su plantación de piñas fomentada en La Gloria, Camagüey. El cultivo de la piña fue una de las primeras actividades de los colonos estadounidenses. Foto: Pioneering in Cuba.

El Dr. William P. Peirce, a la derecha, en su plantación de piñas fomentada en La Gloria, Camagüey. El cultivo de la piña fue una de las primeras actividades de los colonos estadounidenses. Foto: Pioneering in Cuba.

Getting your Trinity Audio player ready...

Los lugareños recibieron, sin mucho entusiasmo, la noticia de un barco, anclado en la bahía, después del mediodía del 4 de enero de 1900. Era el vapor de hélice nombrado Yarmouth que traía más de 200 personas a bordo, provenientes de Estados Unidos para conquistar tierras vírgenes, donde fomentarían una colonia en un lugar intrincado nombrado La Gloria, proyecto concebido por la Cuban Land and Steamship Company. 

El sábado 30 de diciembre de 1899 partió desde el puerto de Nueva York el Yarmouth, capitaneado por E. O. Smith. Los colonos, procedentes de 30 estados de la Unión, dominaban diversos oficios y profesiones. 

Participaron en la aventura agricultores, carpinteros, mecánicos, ingenieros, comerciantes, cuatro médicos, un abogado, un editor, un clérigo, el reverendo A. E. Seddon de Atlanta, y también se sumaron veteranos militares como el general Paul Van der Voort, de Nebraska, quien era el subgerente de la compañía colonizadora.

El viaje fue lento a causa del mal tiempo. Demoraron cuatro días y medio en avistar los ballenatos, pequeños islotes, que parecían centinelas inmóviles, con la misión de custodiar la bahía de Nuevitas.  

Fundadores de la colonia La Gloria. Foto: Pioneering in Cuba.

La avanzada

El fomento de la colonia fue pensado casi como una operación militar. El 9 de octubre de 1899 desembarcó la vanguardia, dirigida por el ingeniero J.C. Kelly, procedente de Texas. 

El grupo de exploradores fue bien seleccionado, ya que estaba integrado por jóvenes, resistentes a las adversidades, con capacidades físicas y sicológicas para sobrevivir en medio de lugares desolados, con escasa comida y ejecutar extenuantes jornadas de exploración.

Realizaron el estudio topográfico, talaron los árboles en el sitio donde se edificaría el poblado, abrieron el camino desde el puerto Viaro y alistaron el muelle y su rudimentaria infraestructura en condiciones muy desfavorables porque aún perduraba la temporada de lluvias. 

En diciembre de 1899 llegaron las primeras mujeres que participarían en la fundación de la colonia estadounidense en La Gloria, Camagüey.

Por lo general, trabajaron con el agua hasta la rodilla o la cintura, en medio de malezas espinosas y acosados por mosquitos y jejenes. Se alimentaron con harina de maíz y boniatos. Muchas veces durmieron con la ropa mojada.

Imagino su alegría cuando, en diciembre, llegaron a caballo las primeras mujeres D. E. Lowell y. W. G. Spiker, con sus esposos. 

Desembarcaron en Piloto y desde allí marcharon por un sendero hasta La Gloria. El Sr. Lowell tenía experiencia como productor de naranjas y piñas en La Florida, abandonó sus cultivos debido a una gran helada, y el Sr. Spiker era fotógrafo en Ohio, antes de emprender la aventura de convertirse en colono. “Estaban bien, felices y satisfechos con el clima y el paisaje”.

En Nuevitas

Volvamos al punto de arribo del Yarmouth. Algunos marineros y vendedores de frutas se aproximaron a la embarcación. James M. Adams, propagandista del negocio, observaba cada detalle y escribía sus impresiones. Luego las publicaría en el libro Pioneering in Cuba, editado en 1901. 

(…) la apática ciudad de Nuevitas se extendía desde la orilla del agua hacia atrás por la ladera de una larga y verde colina, con las casas bajas de tejas rojas aferrándose a lo que parecían posiciones precarias a lo largo del agua áspera.

“(…) calles desgastadas que cortaban la ladera de la colina. A la derecha, un promontorio cubierto de verde se adentraba en la bahía, salpicado de chozas nativas ocasionales y plantado en parte con cáñamo de sisal (…) Vista desde el puerto, Nuevitas parece bonita y pintoresca, pero una vez en tierra, la ilusión se desvanece. El barro te encuentra en el umbral y se te pega como un hermano. Las calles, en su mayor parte, no son más que callejones surcados por la lluvia, llenos de grandes piedras que sobresalen y barrancos de no poca profundidad. El barro pegajoso y amarillo está por todas partes, y una vez adquirido es tan difícil de eliminar como el reumatismo. Las casas, en general, son poco más que chozas, y los jardines que las rodean están descuidados y abandonados (…)”. 

James M. Adams, fundador de la colonia y su primer cronista, autor del libro Pioneering in Cuba.

La tarde y noche del 4 de enero tuvieron que permanecer a bordo, en espera de ser inspeccionados por las autoridades de la Aduana y conseguir transporte para trasladarse a La Gloria. Conocieron, con gran disgusto, que la colonia solo disponía de nombre porque aún no se había construido nada, apenas desmontado una parte del terreno.

De noche sintieron algarabía en cubierta, pues vendedores de frutas (piñas, naranjas y plátanos) llegaron en pequeños botes. Como muchos colonos tenían planificado dedicarse a la fruticultura, estaban ansiosos por conocer la calidad de los productos nacionales.

Al día siguiente, fueron llevados en veleros a los muelles. Pasaron tres días en espera de la salida hacia su destino. 

Como el trayecto por tierra había que realizarlo a pie o a caballo y el camino estaba casi intransitable, decidieron hacer el viaje por mar, en barcazas. Unos compraban provisiones, otros descansaban o paseaban y algunos se fueron de juerga. Ocurrió entonces, tal vez, la primera pelea a puñetazos entre un cubano y un estadounidenses durante el período de ocupación militar del país.

“El sábado transcurrió de la misma manera que el viernes, siendo el único incidente destacable un pequeño disturbio que tuvo lugar en el muelle cerca de la medianoche. Tres estadounidenses rezagados, que habían hecho más que simplemente observar el aguardiente, se pelearon con un barquero cubano por su regreso al Yarmouth. Los estadounidenses fueron los principales culpables, el barquero se mostró obstinado, y a la guerra de palabras le siguieron los golpes. El barquero llevaba la peor parte de la refriega cuando varios policías cubanos se abalanzaron sobre el grupo. Dos de los estadounidenses sacaron revólveres, pero fueron rápidamente desarmados y vencidos; uno del trío, que vestía el uniforme del ejército de los Estados Unidos, que había abandonado hacía poco, cayó al mar en la refriega. Esta repentina e inesperada retirada puso fin a la pelea; los ‘americanos’ llegaron a un acuerdo con el barquero y se les permitió regresar al Yarmouth.”

La tarde del domingo fue de mucho movimiento en Nuevitas. Al fin pudieron partir, en tres goletas, rumbo a La Gloria. Resultaron pequeñas estas embarcaciones para trasladar a más de 200 pasajeros; a última hora se había incorporado otro grupo que incluía cuatro o cinco mujeres. Decidieron colocar el equipaje en otra barcaza que iría más tarde, medida que provocaría disgustos y privaciones, pues demoraría demasiado en hacer el viaje. En el Yarmouth quedaron unos 20 hombres que, a última hora, desertaron del proyecto.

Hacinados

Emprendieron el viaje como sardinas en lata. Narra James M. Adams que “A la tranquila tarde le siguió una noche de gran incomodidad. Los pasajeros estaban hacinados, y muchos dormían, o intentaban dormir, sobre cajas, barriles o la madera que formaba parte del cargamento de la goleta. Algunos pasajeros de las goletas preferían pasar la noche de pie antes que tumbarse sobre cajas y madera. 

(…) uno de los cubanos capturó un hermoso delfín, de unos dos pies y medio de largo. La tripulación lo cocinó y lo sirvió a diez centavos el plato. Cuando nuestra goleta, con un calado de cinco pies, entró en la ensenada a unas quince millas del puerto de La Gloria, se arrastró bruscamente sobre el fondo rocoso durante cierta distancia y estuvo peligrosamente cerca de sufrir una desgracia. Las otras goletas chocaron aproximadamente en ese momento y se produjo el pánico. Sin embargo, no se produjeron daños graves. Fue entre las doce y la una de esa tarde cuando se avistó el puerto de La Gloria.”

El término puerto es un eufemismo. Se trataba de un muelle rústico, estrecho, y en la orilla una hilera de pequeñas casas de campaña era toda la infraestructura. Las tablas del muelle pronto se llenaron de lodo por el trasiego de los pasajeros; algunos resbalaron y cayeron al agua de suelo cenagoso.

El enjambre de jejenes castigó a los recién llegados. Almorzaron. La Compañía les obsequió pan y café. Poco antes de proseguir monte adentro, vieron con nostalgia que otro grupo renunciaba a la aventura y regresaba a Nuevitas.

Al prinicpio los colonos de La Gloria vivieron en casas de campaña. Foto:Pioneering in Cuba.

Sin dudas, el nombre de camino también era un eufemismo. “Atravesamos una sabana abierta, con franjas ocasionales de árboles. Habían caído fuertes lluvias justo antes de nuestra llegada, y el sendero era uno de los más desastrosos jamás recorridos por un ser humano. Durante aproximadamente un cuarto de milla, el camino parecía un camino de troncos de pana, pero los troncos que lo componían eran tan irregulares y desiguales, y estaban tan desordenados por el agua superficial y tan cubiertos de escombros, que parecían haber sido colocados allí para obstaculizar el paso en lugar de facilitarlo. Después del camino de troncos de pana, el sendero era una desalentadora mezcla de agua, barro, tocones, raíces, troncos, zarzas y ramas. Ahora vadeábamos aguas poco profundas y barro profundo que casi nos arrancaba los zapatos; luego chapoteábamos en el agua y la hierba alta y áspera; y de nuevo, abriéndonos paso con cuidado entre feos tocones, troncos y ramas caídas, con el agua por encima de las rodillas”, relataba James M. Adams.

Al frente de la columna marchaba un hombre robusto, con botas de cuero y protegido de los rayos solares con un sombrero. Era Peter E. Park, abogado de Detroit, gerente de la compañía. Trataba de impresionar y evitar el desaliento. Mientras cubrían el trayecto de seis kilómetros, algunos tomaban fotografías con sus cámaras Kodaks para dejar testimonio gráfico de la odisea.

Durante el recorrido de dos horas cruzaron dos arroyos y observaron bohíos abandonados. Las tierras eran vírgenes y en ellas se distinguían las palmas reales. El lunes 8 de enero de 1900, los ciento sesenta colonos llegaron al campamento, conformado por una docena de tiendas de campaña y bohíos, en igual cantidad. La vanguardia, de cincuenta cubanos y otros empleados estadunidenses de la Compañía, les dio la bienvenida.

En algún planeta desconocido

Algunos ingenuos preguntaban por el hotel, entonces les señalaron unos trocos de madera dura, hincados sobre la tierra, en forma de pilotes. Las tablas, techo y demás componentes aún estaban en Nuevitas.

Todavía sin secarse, comenzaron a armar las tiendas de campaña, distribuidas por el coronel Thomas H. Maginniss, donde vivirían provisionalmente. De noche, descalzos, alrededor de fogatas, secaron la ropa y zapatos y los cuerpos maltrechos. 

No fue fácil conciliar el sueño. Relata James M. Adams: “Pudimos conseguir algunos catres pobres y una manta fina cada uno. Esto fue insuficiente, ya que las noches, o mejor dicho, las madrugadas, eran bastante frías. Algunos hombres se vieron obligados a permanecer despiertos toda la noche para calentarse con las fogatas. La tela podrida de los catres se hizo pedazos, en la mayoría de los casos, antes de que terminara la noche y, en general, el sueño era escaso. Muchas de las tiendas estaban abarrotadas; en la mía había ocho personas, lo que representaba casi la misma cantidad de estados. Afortunadamente, los insectos nos dieron muy pocos problemas. La población del campamento esa primera noche debió ser de casi trescientas personas, y al día siguiente aumentó a esa misma cifra.”

Los primeros días después de nuestra llegada, llevamos una vida extraña y que a muchos de nosotros nos pareció irreal. Encerrados en un pequeño espacio abierto junto a un gran bosque, sin ninguna elevación lo suficientemente alta como para que pudiéramos ver siquiera algo del mundo exterior, como colinas, montañas o el mar, casi parecía como si hubiéramos caído de la tierra a algún planeta desconocido.”

El camino desde el puerto de Viario hasta La Gloria era un sendero en el bosque, lleno de troncos.

Entre las tareas inmediatas estuvo el trabajo de un grupo de topógrafos, bajo el mando del ingeniero Kelly, quienes hacha en mano desbrozaron el bosque para dividirlo en lotes que serían distribuidos de acuerdo con los contratos realizados en Estados Unidos entre los colonos y la Compañía. El 13 de enero comenzó la asignación de los terrenos para la ciudad.

Labor encomiable realizó M. A. C. Neff, ingeniero y arquitecto, pues tuvo a su cargo el estudio topográfico del sitio de la ciudad, preparó mapas y los libros de bienes raíces. Uno de sus mapas fue utilizado para la asignación de lotes del poblado, de una milla cuadrada. 

James A. Adams, que había sido designado secretario del general Paul Van der Voort, ofrece en su crónica estos detalles del poblado:

“Estaba atravesado y contra-atravesado por calles y avenidas, con nombres apropiados. Estos eran, en su mayoría, solo caminos de topógrafos a través del bosque, pero se usaban mucho como vías para llegar a los lotes del pueblo y a las tierras de plantación más allá. Eran caminos accidentados, llenos de lodo, agua, tocones, rastrojos y raíces, pero con la llegada de la estación seca se hicieron más transitables. La carretera que atravesaba el centro del pueblo, de ida y vuelta a la costa, se conocía como la avenida Central, y la carretera que lo atravesaba en ángulo recto se llamaba calle Dewey. Alrededor de la intersección, el centro exacto del pueblo, se había reservado espacio para una gran plaza. La avenida Central y la calle Dewey fueron diseñadas para tener cien pies de ancho cada una, y eran naturalmente los caminos más utilizados por los colonos. La primera en realidad se extendía desde la línea trasera de la ciudad hacia el norte hasta la bahía, a cinco millas de distancia, mientras que la segunda continuaba desde las líneas laterales de la ciudad hacia las tierras de las plantaciones al este y al oeste. El sitio de la ciudad fue bien elegido. Tiene una elevación considerable sobre el nivel del mar, un suelo firme y duro, con terreno en constante ascenso. La línea frontal de la ciudad está a unos seis metros sobre el nivel de la marea; el centro, a unos cien pies, y la línea trasera, a casi doscientos pies. Alrededor de la ciudad había una franja de tierra de un cuarto de milla de ancho reservada por la compañía; luego estaban las plantaciones a cada lado.”

El general Paul Van der Voort, directivo de la compañía colonizadora de La Gloria, desempeñó un papel fundamental en la etapa fundacional.

Creación de un pequeño estado

Una vez repartidos los solares, correspondió, mapa en mano, la distribución de la tierra destinada a las fincas. En febrero comenzaron a abrir pozos y recibieron los baúles con las pertenencias personales que habían quedado en Nuevitas. Inauguraron la oficina de Correos. También mejoraron el camino hasta el puerto de Viaro, sembraron palmeras, verduras y en marzo ya estaban plantando piña, plátanos, naranjos y cafetos.

Ya habían creado una asociación que contribuiría al desarrollo de la colonia; fungiría como un pequeño estado democrático. La junta estaba presidida por el Dr.  William P. Peirce. La entidad fue estructurada en departamentos o comités: Transporte, suministros, saneamiento, manufacturas, asuntos legales, educación y observancia religiosa, entre otros. 

Nuevos impulsos al campamento dieron John A. Connell, hombre de negocios de East Weymouth, Massachusetts, con su capital, inteligencia y fortaleza física contribuyó a la consolidación de la empresa. Pronto levantó el primer edificio de madera, destinado a tienda. 

La primera escuela en La Gloria fue fundada por la Sra. Whittle de Albany, Nueva York. Estaba situada en una gran tienda de campaña, con piso de madera, cerca de la avenida Central y la inauguraron el 26 de febrero con seis alumnos. La primera casa, una cabaña con paredes de troncos y techo de lona, la edificó la danesa Moller.

El 27 de febrero, en horas de la tarde, arribaron unos sesenta colonos que habían sido trasladados desde Estados Unidos en el tercer y último viaje del Yarmouth. Los demás irían llegando, poco a poco, atraídos por campañas publicitarias y el afán de encontrar el paraíso en las llanuras del Camagüey.

Continuará…

Etiquetas: Historia de CubaPortada
Noticia anterior

Una mujer muere por el impacto de un rayo en Matanzas

Siguiente noticia

Lourdes Gurriel Jr. se viste con el traje de héroe de su padre

José Antonio Quintana García

José Antonio Quintana García

Se ha desempeñado como historiador, periodista, investigador, profesor, conferencista y editor. Autor de dieciséis libros y coautor de otros quince. Sus textos se han publicado en Cuba, Ecuador, República Dominicana, Venezuela, Argentina, España, México, Estados Unidos e Irlanda.

Artículos Relacionados

El general Ulises S. Grant, expresidente de los Estados Unidos.
Historia

La ruta cubana del general Ulises S. Grant, expresidente de los Estados Unidos

por José Antonio Quintana García
agosto 3, 2025
0

...

"Dialoguito de Mamá Tierra con Don Cometa Halley", del artista mexicano José Guadalupe Posada. Foto: Tomada de Science History Institute/ online.
Historia

Cuando el cometa Halley puso a correr a los cubanos

por Igor Guilarte
agosto 2, 2025
1

...

En Cuba, la primera foto que se conoce de una mujer en bicicleta fue tomada a Julia García Bosch, ciclista matanacera y la publicó El Fígaro en enero de 1894. Foto: Archivo del autor.
Historia

Pedaleando la historia: El ciclismo en La Habana finisecular

por José Antonio Quintana García
julio 27, 2025
1

...

Bahía de Santiago de Cuba. Foto: Kaloian.
Historia

Santiago, ciudad de leyenda

por Igor Guilarte
julio 26, 2025
1

...

Ilustraciones de Ricardo de la Torriente en El Fígaro.
Historia

Veraneando en La Habana del siglo XIX 

por José Antonio Quintana García
julio 20, 2025
0

...

Ver Más
Siguiente noticia
Lourdes Gurriel Jr. le dio la victoria a Arizona contra Colorado. Foto: Arizona Diamondbacks/MLB.

Lourdes Gurriel Jr. se viste con el traje de héroe de su padre

Billetes de diferentes denominaciones del peso cubano (cup). Foto: illamo.com / Archivo.

En prisión autores de robo millonario en una mipyme de Sancti Spíritus

Comentarios 1

  1. Sandra Carralero Velazquez says:
    Hace 10 horas

    Excelente!!!!!!

    Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

La conversación en este espacio está moderada según las pautas de discusión de OnCuba News. Por favor, lea la Política de Comentarios antes de unirse a la discusión.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete

Lo mejor de OnCuba, cada semana. ¡Únete a nuestra comunidad!

Más Leído

  • Billetes de diferentes denominaciones del peso cubano (cup). Foto: illamo.com / Archivo.

    En prisión autores de robo millonario en una mipyme de Sancti Spíritus

    83 compartido
    Comparte 33 Tweet 21
  • El ISDi tendrá nueva sede en La Habana tras años de deterioro y derrumbes en su edificio histórico

    205 compartido
    Comparte 82 Tweet 51
  • China entrega donativo para el transporte en La Habana y Matanzas tendrá ómnibus de biogás

    1337 compartido
    Comparte 535 Tweet 334
  • Escuchémonos

    172 compartido
    Comparte 69 Tweet 43
  • Crisis energética: dos unidades no sincronizan en tiempo y el déficit vuelve a superar lo planificado

    1180 compartido
    Comparte 472 Tweet 295

Más comentado

  • El joven periodista Enrique Pérez Fumero es doctor en Ciencias de la Comunicación por la UH y profesor en la Universidad de Oriente. Foto: Tomada de su perfil de Facebook.

    La golpiza contra Enrique

    217 compartido
    Comparte 87 Tweet 54
  • Cuba y Haití, las dos únicas economías regionales que decrecerán en 2025, según la Cepal

    358 compartido
    Comparte 143 Tweet 90
  • Nueva mipyme estatal inicia producción de agua embotellada y refrescos en Madruga

    246 compartido
    Comparte 98 Tweet 62
  • Asesinan a un custodio y hieren de gravedad a otro durante un robo en Santiago de Cuba

    68 compartido
    Comparte 27 Tweet 17
  • La afectación eléctrica vuelve a sobrepasar los 2000 MW por averías y limitaciones en la generación

    782 compartido
    Comparte 313 Tweet 196

Cannabidiol

  • Sobre nosotros
  • Trabajar con OnCuba
  • Política de privacidad
  • Términos de uso
  • Política de Comentarios
  • Contáctenos
  • Anunciarse en OnCuba

OnCuba y el logotipo de OnCuba son marcas registradas de Fuego Enterprises, Inc, sus subsidiarias o divisiones.
© Copyright OnCuba Fuego Enterprises, Inc Todos los derechos reservados.

No Result
Ver todos los resultados
  • Cuba
  • Cuba-EE.UU.
  • Economía
  • Cultura
  • Cartelera
  • Deportes
  • Opinión
  • Podcasts
  • Videos
  • Especiales
Síguenos en nuestras redes sociales:

OnCuba y el logotipo de OnCuba son marcas registradas de Fuego Enterprises, Inc, sus subsidiarias o divisiones.
© Copyright OnCuba Fuego Enterprises, Inc Todos los derechos reservados.

Consentimiento Cookies

Para brindar las mejores experiencias, utilizamos tecnologías como cookies para almacenar y/o acceder a información del dispositivo. Dar su consentimiento a estas tecnologías nos permitirá procesar datos como el comportamiento de navegación o identificaciones únicas en este sitio. No dar o retirar el consentimiento puede afectar negativamente a determinadas características y funciones.

Funcional Siempre activo
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario con el fin legítimo de posibilitar el uso de un servicio específico solicitado explícitamente por el suscriptor o usuario, o con el exclusivo fin de realizar la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
Preferences
The technical storage or access is necessary for the legitimate purpose of storing preferences that are not requested by the subscriber or user.
Estadística
El almacenamiento o acceso técnico que se utilice exclusivamente con fines estadísticos. The technical storage or access that is used exclusively for anonymous statistical purposes. Without a subpoena, voluntary compliance on the part of your Internet Service Provider, or additional records from a third party, information stored or retrieved for this purpose alone cannot usually be used to identify you.
Marketing
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad o para rastrear al usuario en un sitio web o en varios sitios web con fines de marketing similares.
Administrar opciones Gestionar los servicios Gestionar {vendor_count} proveedores Leer más sobre estos propósitos
Ver preferencias
{title} {title} {title}