Cuando tenía 8 años, Alfonso Albaisa hablaba solo español. Nació en Miami, pero hasta entonces sus padres habían considerado que el niño no necesitaba dominar el idioma de un país al que habían llegado solo de paso.
Pero lo que inicialmente sería una estancia transitoria fue dilatándose y llegó el momento en que decidieron matricularlo en una escuela donde una educación en inglés le procurara una mejor inserción. Era 1972.
“Ellos no querían quedarse en Estados Unidos, pero al cabo de unos 8 años pensaron que quizás tenían a new home”, cuenta a OnCuba 44 años después en su primera visita a la Isla un Albaisa bilingüe que mezcla español con inglés. Es desde abril de 2013 el Director Ejecutivo de Diseño de Infiniti, la marca de automóviles de lujo creada por la japonesa Nissan.
Vino a La Habana a presentar su primer modelo. Se trata del Infiniti Q60 2017, el primer auto nuevo que entra a Cuba desde Estados Unidos en 58 años y el primer modelo de su tipo que entra al país. “Fue increíble el papeleo allá”, contó Albaisa en un intercambio con público en la Galería Taller Gorría (GTG), abierta en noviembre por el artista cubano Jorge Perugorría.
The coupe is back. Are you ready to experience the All-New #Q60?https://t.co/rkL6te2U0G
— Infiniti USA (@InfinitiUSA) 1 de agosto de 2016
El modelo se lanzará al mercado en septiembre próximo, pero antes ha recorrido ya las calles de la capital cubana. “¿Por qué no mandar el primer carro que hice y manejarlo en La Habana, visitar la casa de mi abuelo y conectarme con mi familia?”
¡Ustedes sí son cubanos!
“Yo nací en Miami pero soy nieto de Max Borges, el arquitecto, cuya obra siempre me ha provocado mucha curiosidad; mi papá también era arquitecto, fue al colegio Villanueva y se graduó en el 57; mi madre es de apellido Zayas Bazán, una familia con una historia de 300 años en Cuba… Mi sueño era venir aquí pero con un proyecto mío, no como turista. Este no es un viaje de negocios para mí”, comentó a OnCuba.
“Uno crece y admira a los padres, y si son cubanos piensas que tú lo eres también, sin importar dónde hayas nacido. Pero llegué y no me siento como ustedes. ¡Ustedes sí son cubanos! Tengo que buscar qué coño soy yo”, dijo a los presentes con una risa.
“Yo siento responsabilidad por mi origen, soy latino y quiero ser cubano, vamos a ver si encuentro mi signature. Ya vi que no sé nada, pero por ahí empiezo”.
¿La Cuba que encontraste se parece a la que te representabas?
No, nada. Eso fue un poco shock para mí. Me da un poco de pena decirlo, pero pensé que la arquitectura sería más colonial, porque las fotos que he visto son así. Sabía que había modernismo, ¡pero no que era tanto! El modernismo domina La Habana. Me hubiera gustado haberlo sabido antes, honestamente. A mí me encanta la arquitectura, y fui manejando y mirando los edificios modernos. Iba mirando para la calle. Estuve seis horas manejando. Calle, calle, calle…
También me reencontré con mi prima, y su mamá, que es la familia que me queda en Cuba.
¿Diseñarías un carro para una ciudad como La Habana?
Yo no veo el carro como algo funcional. Para mí es un espejo de la cultura, es arte. Y pienso que los latinos tenemos algo diferente del alemán, el francés, el italiano, el japonés… Y estoy buscando esa esencia. Hay un cubano de 21 años que trabaja conmigo, y me fijo en que tiene esa diferencia también. Nació en los Estados Unidos pero no importa.
Ser latino es una manera de vivir. Por eso quiero más latinos en diseño de carros, porque pienso que tenemos una mezcla de emoción, de sensibilidad, de pasión…
¿Cómo te has sentido manejando por calles de La Habana?
Ha sido muy interesante. ¡Conecté tanto con la gente! En las calles chiquitas apenas nos dejaban pasar. La gente nos tocaba, nos abrazaba… Yo estaba manejando por Tropicana, una de las obras de mi tío, y había unos jóvenes parados en la calle. Paré el carro y me pasé dos horas con ellos, hasta manejamos juntos; uno era un enthusiastic, y manejaba como si fuera un carro de carrera…
Pero es tan amable la gente, que he pasado tres días solo hablando, con el carro como pretexto. Llama mucho la atención, quizás porque es rojo.
¿Qué te parecen los carros que has visto?
Eso es charming… Pero eso sí lo esperaba. Por otro lado, he visto muchos carros coreanos, cosa que no sabía que encontraría. Ahora quiero que entren los japoneses… Creo que sería una mezcla buena. Ellos respetan mucho, no les interesa dominar.
Albaisa se formó en una escuela “del bauhaus, donde eran muy puristas con la filosofía de que el diseño era un proceso intelectual, cultural; que no era cosmético. Yo me enamoré de esa idea”.
Hace treinta años trabaja con los japoneses, con quienes aprendió “el respeto al material. Plástico, cristal, metal… ver cómo conviven, cuál es la influencia entre ellos y cómo se diferencian, cómo tienen contradicciones; pero lo bello del proceso es lograr que todas esas contradicciones juntas trabajen en armonía”.
“Mi salón es pequeño, pero mis compañeros en la mesa de dibujo están haciendo obras de arte, que no es el arte de vender un carro, sino el arte del carro en sí. No me gusta que las cosas parezcan hechas por máquinas, sino que parezcan más arte que otra cosa”, dijo.
El modelo que trajo, por ejemplo, representa un puente, con algo de reflejo sobre el agua que le pasa debajo “y esa agua moviéndose un poquito… quería además mi jefe”, contó.
“La idea de la luna en su primera y su última fases también le gustaba mucho, y quería que apareciera en el diseño de nuestros carros. Lo mismo con los focos como ojos. Hay una línea muy importante. Si es muy alta, la personalidad del carro tiene una expresión de sorprendido, o con miedo. Si está muy baja parece bravo o amenazante, en cambio si está en el medio, hace una especie de seducción”, reveló.
“Los autos que todavía vemos en Cuba –comentó Jorge Perugorría– se hacían para que duraran toda la vida. Tres o cuatro décadas en las que se creaba una relación afectiva con estos objetos”, a lo que Albaisa agregó: “Es una lástima que ya no sea así. En los Estados Unidos el average indica que 24 meses es el tiempo por el que alguien quiere ser dueño del carro. ¡Yo no! ¡Yo querría que estuvieran enamorados del carro para siempre, pero la gente se me va! ¡24 meses!”.
es interesante que el articulo anterior “sino rinde no resuelve’ este justo al lado de este que parece sacado de una publicacion no cubana. creo que no es de buen gusto o hay que tener mucha ceguera intencional, para dar publicidad o mostrar un objeto que para un cubano, del 95% de los que viven en cuba, no es ni tan siquiera un sueño. comprendo que este señor se siente un poco perdido con sus raíces, pero quizas para eso lo que necesita es bajarse del carro y entrar a la triste realidad. claro, entiendo que no es su culpa que sus raices esten en una dictadura donde la miseria ciudadana es rey, quizas por eso siente que no es de alli, pero hay que ser un poco mas modestos, no?
No se de donde Perugorria saca que en USA la gente quiere cambiar de auto cada dos años. La gran mayoria financia un auto nuevo por, al menos, 4 años sino se van por un lease, pero la gran mayoria le saca el kilo al auto comprado y ya pagado. Yo he tenido solo dos autos y este de ahora. Los dos anteriores me duraron 13 años (Mercury) y Honda (14 años).
Rosa es generosa 95 % !!!!!!!!!!!!!!!! triste realidad la miseria ciudadana en que tiene sumida la dictadura ato un país !!!!!!!!!!!
Perugorría no fue quien lo dijo sino Alfonso Albaisa. La cifra se la facilitó in situ una periodista del grupo Times.
Buen trabajo, mucho contraste con Cuba pero es otra manera de abrirse al mundo. Algún día rodarán los Infinitys en las calles cubanas; el futuro y el desarrollo son indetenibles.
Estimado Rey, cito para que te des cuenta de algo: “Los autos que todavía vemos en Cuba –comentó Jorge Perugorría– se hacían para que duraran toda la vida. Tres o cuatro décadas en las que se creaba una relación afectiva con estos objetos”, a lo que Albaisa agregó: “Es una lástima que ya no sea así. En los Estados Unidos el average indica que 24 meses es el tiempo por el que alguien quiere ser dueño del carro. ¡Yo no! ¡Yo querría que estuvieran enamorados del carro para siempre, pero la gente se me va! ¡24 meses!”.
O sea, el que dice lo de los 24 meses no es el Pichi, sino Albaisa, el diseñador del auto, que imagino que de ese tema entiende bastante.
No se si hablan de es modelo q es el unico aki en cuba pero en pinar del rio existe uno de hace unos años atras y esta igual de sorprendente y es particular
Tengo entendido q es de algun familiar o alguien cercano del pelotero cubano q esta en estados unidos CONTRERA
Es cierto y pido disculpas a Jorge.
Este señor vino siguiendo los pasos de modistos franceses, estrellas de la farandula, etc, etc. El auto esta muy lindo pero no creo que se venda ni uno en Cuba. Por lo menos, no mientras la importacion de autos este en manos de CIMEX y definitivamente, no por los precios ridiculos a los que se venden ni sin facilidades de pago. Seria Bueno ver un articulo de que como esta el panorama dos años despues que “liberaron” la venta de autos. Cuantos se han vendido?
El articulo es bonito,,,pero se les olvidó decir el precio de ese auto
El precio basico: $39,000 hasta llegar a los $55,000.
Raúl, el artículo habla del carro como obra de autor, no como producto en venta. De todas formas gracias a Rey tenemos la información. Saludos.
por que el articulo habla solo del carro y no menciona que el carro esta siendo exhibido dentro de una expo de obras del propio perugorria.
me encantan las nuevas ideas en todos los sentidos algunos quieren vivir criticandolo todo sin hacer nada .CUBA esta en el mismo spacio geografico, con su gente, sus raices de ella somos parte y eso nos debe orgullecer.Dejemos a los traidores que agonizan .Cada cosa que hagamos que a los gobernantes y sus cccolaboradores les moleste y los haga sentirse fracasados es legitima defensa. haga algo cada vez que pueda y apoye alos demas que lo hacen
Pero por suerte te teníamos a ti, Rosa. Qué aporte!
Yo , fidel napoles tengo 88anos soy del tiempo que los carros ademas de ser buenos estaban hecho para proteger a los pasajeros ; los carros de ahora de este tiempo so ataules con 4 rueda ; todos los dias mueren miles de personas porque los carros para las companias ganar mas dinero lo hace con el aluminio de latas de cervesa; y de cualquier golpe se destruye y le cuesta la vida a los pasajeros; yo llegue a este pais EUde A hace 47 anos y con mi trabajo que no soy rico he comprado 8 carros del ano ; ( y te pregunto , los cubanos que ganan 24 dolares al me tu le venderia un carro a pagar en 200 anos?)CUESTA mas meno $48,000 ; es mejor que le lleve leche en polvo porque los cubanos no toman leche ; solo agua cao azucar ; si aparece la azucar F. napoles.
Es muy triste leer los comentarios aquí o en un canal de Youtube que pasan de mil https://youtu.be/y6ECqhpZLrk
Este articulo trata de humanizar un suceso que para nada tiene connotaciones políticas. ¿Es así que esperan tener apertura en Cuba?
El daño hecho por tantos años de rencor no se va a lavar fácilmente. En la Habana ruedan Kia, Hyundai, Audi, Peugeot, Mercedes y VW, pero un auto concebido por alguien que tiene raíces en Cuba es motivo de rechazo. Bien preparados están para la apertura.