La crisis de los migrantes cubanos atascados en Centroamérica se acerca otra vez a un punto crítico. Más de 1700 cubanos esperan en Panamá que se les permita proseguir rumbo norte, como ocurrió recientemente desde Costa Rica. El flujo de emigrantes continúa, aunque apenas semanas atrás las autoridades ticas dieron por concluido el traslado de los cubanos en su territorio.
En la localidad de Paso Canoa, en la provincia de Chiriquí, está ubicado un importante punto fronterizo entre Panamá y Costa Rica. Las autoridades panañemas contabilizaban hasta el 31 de marzo a 1 832 isleños en espera. Otros medios de prensa informaban que entre ellos hay 80 niños y 18 mujeres embarazadas.
Se estima que a diario llegan a ese punto de la geografía centroamericana unos 40 cubanos. No les detiene la selva, el mar, los controles fronterizos ni los peligros de estar en manos de traficantes de personas.
Mientras en Costa Rica se concentraba a fines de 2015 la atención mediática sobre más de 6000 cubanos varados allí, Diana Suárez se sumaba a los otros 1500 cubanos cuyo paso fue detenido en Panamá.
Después de negociaciones con México, el 25 de febrero pasado, unos 1300 de ellos pudieron seguir, pero otros, como Diana, no. “A finales de enero hicieron un censo donde quedaron 275 personas fuera, sin que mediaran explicaciones. A los 1301 censados se los llevaron muy bien, pero los que quedamos fuera nos quedamos aquí, sin poder viajar. Luego siguieron llegando cubanos y ahora que somos más de 1600 es que están dándonos una mejor atención”, dice, tranquila, en conversación con OnCuba.
Graduada de Contabilidad en la Universidad de La Habana, Diana llegó primero a Ecuador junto a su esposo y ahora ocupa uno de los albergues habilitados en el hotel Millenium. “Aquí hay hasta 10 personas en un cuarto y durmiendo en colchones en el piso. Pero estamos mejor que los del otro albergue, que es en un almacén. La comida nos la da la Cruz Roja. El menú consiste todos los días en arroz y coditos, o arroz y frijoles. A veces dan sardina.”
La situación que se va generando con el flujo sostenido de cubanos hacia el lugar debe ser tópico en la reunión de Cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, que acontece este viernes primero de abril, en República Dominicana. Allí el cubano Bruno Rodríguez y sus colegas de los países más afectados por la situación podrían tener la oportunidad de evaluarla de primera mano.
El segundo albergue de Paso Canoas es conocido como la nave de San Isidro. Allí acomodan a los últimos que se incorporan. Por las condiciones de insalubridad y hacinamiento, se han producido brotes de diarrea, dice Diana. Este testimonio coincide con una nota del diario panameño El Siglo, donde las autoridades de Salud confirman cuadros de diarrea y vómito.
Luis, un joven de 27 años que estuvo albergado en el gimnasio El Progreso, describe la experiencia como “infrahumana, con un hacinamiento total”. “Fueron varios días sin agua, calor extremo y alimentación precaria, al punto de que Migración le daba una alimentación diferenciada a los que sí estaban en el sistema y a los otros nada. Hubo días en que no comimos y han sido innumerables las calamidades y desprecios que hemos recibido aquí los cubanos”.
Luis estudió Derecho en Cuba y por motivos económicos prefirió trabajar en un combinado de frutas. A diferencia de la mayoría de los migrantes, que llegan hasta Panamá por Puerto Obladía, él llegó por la costa del Pacífico, donde las montañas y los senderos son más peligrosos. Pocos cubanos se lanzan por ese territorio, asegura, porque el riesgo de ser extorsionado o secuestrado es mayor.
Además de sobreponerse a la falta de comida, el calor, resolver las necesidades humanas básicas, o la incertidumbre de cómo podrá resolverse definitivamente esta crisis, a los cubanos les apremia una salida por razones todavía más prácticas. Si la espera se prolonga demasiado, se les acabará el dinero.
Estar allí no es gratis. Según Diana y Luis el estimado de gastos semanales oscila en el rango de los 20 dólares. Con esa cifra pueden pagar algo de comida, teléfono e Internet, la vía más asequible para comunicarse con sus familiares en Cuba o en Estados Unidos.
“El problema es que mientras más tiempo nos tienen aquí se sigue gastando dinero y luego hay personas que no les alcanza para el pasaje, como sucedió con el grupo anterior, dice Diana. Hubo 15 que sí estaban en la lista de viaje, pero no pudieron comprar su pasaje que valía 525 dólares y aún están aquí.”
La paradoja ecuatoriana
La tensión que se acumula en Panamá recibe combustible desde Ecuador. Durante los días de la crisis en Costa Rica, en noviembre pasado, la nación andina decidió volver a aplicar el requisito de visa para los viajeros que provinieran de Cuba desde el primero de diciembre.
En aquel momento una insólita protesta espontánea en las calles de La Habana obligó al gobierno de Rafael Correa a admitir a cientos de personas que tenían sus pasajes ya comprados para esas fechas; pero la voluntad de tomar acciones para cortar el flujo de emigrantes quedó manifiesta.
Varios meses antes ya las autoridades sudamericanas habían decidido dejar de reconocer en territorio de Ecuador los títulos de los profesionales cubanos que, una vez llegados como turistas, rápidamente optaban por una oportunidad de trabajo en el país.
En las últimas semanas, en cambio, se hicieron más evidentes las medidas administrativas tomadas para cerrar las oportunidades de inserción laboral a la oleada de cubanos.
“Mi esposo y yo pasamos por el Ministerio de Relaciones Exteriores hace pocos días y nos dijeron lo mismo que a todos: que ya no se podía aplicar para la visa profesional”, explica desde Quito una joven graduada de la Universidad Central Marta Abreu de las Villas, en Santa Clara, que todavía no consigue regularizar su situación en el país.
“Según estos funcionarios la solución es devolverse a Cuba y solicitar la visa por allá. El temor de todos es que una vez en Cuba te nieguen la solicitud y ya no puedas volver a entrar acá. Lo que sí te digo es que resulta casi imposible trabajar como profesional”, agrega.
¿Y cómo subsisten?, le preguntamos desde la redacción de OnCuba: “Te mantienes subempleado”, nos responde. “La gente trabaja en lo que sea: restaurantes, peluquerías, repasando asignaturas escolares, como empleados domésticos…y cada vez más están los que se aventuran a la travesía por Panamá”.
“Muchos profesionales que están ahora en Panamá –agrega– se sintieron sin esperanzas de legalizarse y se fueron para no quedarse aquí sin papeles ni correr el riesgo de que fueran devueltos a Cuba; porque eso sí nos advirtieron los funcionarios del Ministerio: pueden hacer operativos y los que estén irregulares van de regreso”.
La percepción mayoritaria entre la comunidad de cubanos emigrados de que estaban recibiendo un trato discriminatorio, condujo a algunos de sus miembros a organizarse y promover, desde la Alianza Nacional de Cubanos en Ecuador, exigencias públicas al gobierno de Correa.
“Nuestras demandas son que se inserte efectivamente dentro de la sociedad a los miembros de la comunidad cubana en Ecuador, que se legalicen los títulos profesionales, que se regularicen los que están irregulares y que se coordine un traslado organizado de quienes quieran salir camino a Estados Unidos”, explica ya casi habituada a las preguntas de la prensa Nancy Sosa, coordinadora de la recién creada Alianza.
La presión mediática que comenzaron a ejercer los miembros de la Alianza está rindiendo frutos. Este fin de semana, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana publicó un comunicado oficial en el que rechazaba “categóricamente las recientes declaraciones aparecidas en medios de comunicación respecto de la posible discriminación y desigualdad de tratamiento para la comunidad cubana residente en el Ecuador”.
Según la cancillería, entre 2012 y 2016, ese país ha otorgado 26 936 visas de no inmigrante (residentes temporales) y 16 738 visas de inmigrante (residentes permanentes). “Adicionalmente se han naturalizado en el mismo período en el Ecuador 697 personas nacidas en Cuba y que ahora son ciudadanos ecuatorianos y ecuatorianas. Esta gran comunidad de personas ha sido acogida e integrada positivamente en todo nuestro país, en igualdad de deberes y obligaciones tal como manda la Constitución.”
Sin embargo, para varios cubanos residentes en ese país la nota olvida “unos cuantos detalles”.
“Yo fui uno de los que presentó contrato de trabajo para visa 12-VI, y me negaron… aun teniendo todos los requisitos simplemente me negaron”, afirma un joven psicólogo que, ante su próximo regreso a Cuba con la intención de reinsertarse en el empleo estatal que dejó, prefiere guardar el anonimato.
“La justificación es que están protegiendo a los cubanos de las redes de emigración ilegal, pero si no se nos permite legalizarnos, trabajar… entonces lo que están haciendo es exactamente lo contrario: están lanzándonos hacia los brazos de los coyotes”, afirma.
“De nada sirve que nos pongamos a discutir sobre si hay discriminación o no cuando es un hecho que la política de Ecuador hacia los migrantes cubanos ha cambiado de manera drástica”, apunta por su parte una joven periodista cubana que casi concluye su maestría en la Facultad de Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO.
“Si somos rigorosos, este país y sus leyes habían sido muy abiertos para los cubanos: no pedían visa desde 2008, permitían residencias, no negaban prácticamente ninguna, todavía respetan la reunificación familiar… con sus altos y sus bajos, pero aquí los cubanos entraron y por cantidades. Pero ahora este país está atravesando una situación económica desfavorable y a los ecuatorianos no les convienen más personas compitiendo por trabajos, sobre todo profesionales, que justo es la visa totalmente cerrada para los cubanos”, asegura.
Contradictoriamente, y mientras se cierran las puertas para los cubanos, Ecuador eliminó hace poco tiempo la solicitud de visa para ciudadanos chinos, un país con crecientes lazos comerciales y cuyos ciudadanos están trabajando sobre todo como mano de obra en inversiones asiáticas dentro del territorio ecuatoriano.
“Sé de muchos cubanos que residen aquí con interés de estabilizarse en este país y Ecuador les ha cerrado las puertas. Sin embargo, conozco venezolanos y colombianos que hace menos de un mes se lograron regularizar en el país sin problemas. Entonces ¿No somos discriminados los cubanos?… Vamos, no nos tomen el pelo”; opinaba en su perfil de la red social Facebook otro joven periodista, natural de la ciudad de Cienfuegos.
La nueva coyuntura generada por el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos y las consecuentes decisiones apresuradas de emigrar que están tomando los cubanos, son también detonantes en el cambio de las actitudes en los gobiernos de la región hacia la ruta terrestre de tráfico humano que habían aprovechado los cubanos en los últimos años, desde que Ecuador dejó de exigirles visa para entrar y el gobierno de La Habana suprimió el permiso de salida.
No solo los 1700 varados ahora mismo en Panamá expresan la dimensión del flujo que se está viviendo. Las cifras más recientes de solicitudes de asilo en Estados Unidos, citadas por FOX News, muestran que en los cinco primeros meses del año fiscal 2016 han llegado a ese país 27 644 migrantes cubanos, mil más que durante todo el año fiscal 2014.
En 2015 el número total fue de 44.159 migrantes, pero al ritmo actual de llegada, el medio calcula que podría alcanzar un gran total de 66 mil personas.
La posibilidad de que desaparezcan la Ley de Ajuste y la política de Pies Secos/Pies Mojados es una amenaza demasiado evidente para decenas de miles de cubanos que tienen en las difíciles condiciones de vida en su país el otro polo que activa el imán migratorio.
En su camino hacia el sueño de una mejor existencia están pasando pruebas duras. En Panamá se volverá a medir su resistencia. En Ecuador este jueves apareció una noticia halagüeña: todos los cubanos que llegaron antes del primero de diciembre podrán “regularizar” su situación migratoria; aunque nada se dice de los títulos universitarios.
“Es una curita, porque resuelve ahora mismo la situación de la irregularidad, pero si no toman otras medidas pasado un tiempo se regresa de nuevo a la condición de irregular”, explica el psicólogo. Todo parece aún el cuento de nunca acabar.
Excelente trabajo, el mejor de los resúmenes usted lo ha realizado… mis respetos!
Cubanos, a unirnos hoy más que nunca!!!
Muy bien, un resumen muy veraz, Dios permita y sea visto, leído y analizado por todos los que participaran en la reunión en el mes en curso, con el fin de resolver el problema migratorio de los cubanos, no solo los que están en Panamá, también los que estamos en Ecuador.
El “Mar de la FElicidad” en Cuba sigue mejorando tanto, q pronto no quedara quien apague el Morro en la Isla.