En Cuba se vive mucho tiempo, casi hasta las 8 décadas. Después de Chile y Costa Rica, era en 2016 el país de América Latina con mayor esperanza de vida al nacer: 79,1 años, según un informe de la Organización Mundial de la Salud.
El incremento es notable respecto a 1950, cuando apenas llegaba a 62,3 años. Desde entonces la población casi se ha triplicado y con los mayores de 60 años ha ocurrido algo parecido. Si en 1953 eran el 6,9 por ciento del total, en 2016 había 2,219,784, equivalente al 19,8 por ciento.
En la Isla ya se alude con frecuencia al envejecimiento poblacional. En los llamados lineamientos de la Política Económica y Social para el periodo 2016-2021, se habla de “Garantizar la implantación gradual de la política para atender los elevados niveles de envejecimiento de la población”.
Entre las medidas aprobadas por el Estado cubano están el garantizar los exámenes periódicos a estas personas al menos una vez al año; proyección comunitaria de las especialidades de Geriatría y Gerontología; el aumento del número de Casas de Abuelos y de Hogares de Anciano; y mejorar las condiciones y garantizar los cuidados de este grupo poblacional, dijo el doctor Alberto Fernández, jefe del Departamento Nacional del Adulto Mayor, Asistencia Social y Salud Mental del MINSAP.
No son suficientes las 258 casas de abuelos y 144 hogares de ancianos, con 8,794 y 11,174 plazas, respectivamente, que existían a principios del año anterior.
Deben existir garantías para que las personas puedan envejecer y hacerlo con calidad de vida. Las políticas deben adecuarse a un país que cada vez tendrá más ancianos.