“El proyecto comenzó en 1994, en pleno Periodo Especial (crisis económica), y es un símbolo de mi optimismo. Me decían que era demasiado caro pero quería demostrar que con mis pintura podía pagarlo sin pedirle nada al Estado”, nos cuenta el artista plástico José Fuster.
20 años después sus pinturas y sobre todo sus cerámicas adornan todo el barrio, desde el local del Médico de la Familia y la parada del autobús hasta los muros de las casas de sus vecinos y algún que otro techo, resucitado con nuevas formas y colores tras el paso de un ciclón.
“Empecé por mi casa porque era el único lugar donde no tenía que pedir permiso a nadie”, recuerda Fuster. “Entonces se contagió mi vecina Iris, una enfermera que estuvo en Angola, y le hice la casa poniéndole en la entrada Doña Iris, algo con lo que ella siempre había soñado”.
Así se fueron sumando uno a uno los vecinos y la obra de Fuster se extendió por el reparto de Jaimanitas, en las afueras de La Habana. Lo mismo crea un techo de mil colores coronado con un enorme gallo que planta una paloma de la paz o un gigantesco Guernica.
Algunos dicen que Fuster es un Gaudí tropical y, además de un cierto parecido en las formas y colores, hay una evidente admiración del cubano por el arquitecto catalán, inmortalizada en una esquina del barrio por un mural de cerámica dedicado a su memoria.
El trabajo avanzó sin grandes tropiezos hasta que le pidieron que embelleciera el local del Médico de la Familia. “Quería alegrar el entorno y pinté un gallo pero ordenaron pintarle arriba. Así que volvimos a hacerlo pero en cerámica y frente a una cámara. Hasta ahora nadie se ha atrevido a tocarlo”.
“Varias veces han venido las autoridades urbanísticas a reclamarme por la violación de las normas, un muro tiene que tener cierta altura y yo hago lo que me da la gana. Cuando me piden los permisos les pregunto: ¿Fidel le pidió permiso a Batista para asaltar el Moncada?”. Pero ya lo han dejado por incorregible.
Los costos son bastante altos, alguna cerámica se adquiere en Cuba a precios de mercado y otra se importa desde el extranjero. “Todo esto sale de la venta de mi pintura, lo paga todo. Por suerte para mi soy un artista plástico de ‘alto rendimiento’, trabajo todos los días y tengo muchos clientes que les gusta mi obra”.
“Vengo de una familia muy humilde y me tocó sobrevivir, ser un marginado, limpiar zapatos, parar bolos en una bolera, cuidar una chiva. A los 14 años me fui a alfabetizar a la Sierra Maestra y allí descubrí que tenía talento. Aun hoy yo pinto al guajiro de los años cincuentaytantos”.
“No soy militante del Partido y estoy contra todos los dogmas”, me dice y cree que “en realidad con este proyecto no he hecho nada tan importante, solo alimento mi propio espíritu y crezco junto con la gente que me rodea tratando de convertirnos todos en mejores personas”.
“En lugar de ser rico trato de gastarme mi dinero en mis vecinos, vivir en este entorno, ver niños felices, organizar fiestas para ellos es como tener una gran familia. Me satisface tremendamente compartir no lo que me sobra sino parte de lo que tengo con los pobres de la tierra”.
https://www.youtube.com/watch?v=AA-mUiPx13Q?rel=0
Video: Cortesía de Roberto Chile.
Me encanto su obra y creo que es consecuente ,con su pensamiento,estuve en su casa y me gusto mucho ,si hasya hay un tributo a Isla Negra y a Pablo Neruda,todo bello ,saludos .
Le conosco , es más he estado con el maravillosa su casa , su gente y cada encuentro es descubrir la belleza de su obra tengo el privilegio de contar en mi COLECCION con ella