Tres set de batería, dos de pailas y muchos tambores diseñaban, el miércoles último, el escenario del teatro Mella de La Habana. Desde allí grandes de esos instrumentos entregaron una velada mágica, en la que se reverenció a uno de los más importantes percusionistas de la Isla: José Luis Quintana, más conocido como Changuito.
Ocurrió hace dos noches, durante la Fiesta del Tambor Guillermo Barreto in Memoriam, evento que reeditó uno de sus momentos más llamativos cuando propuso el espectáculo Todos estrellas de la percusión.
Resultó interesante que los protagonistas lograron una coherencia dramatúrgica en sus actuaciones, algo que los diferenció de ediciones anteriores donde solo algunos instrumentistas tenían este elemento en cuenta. En el Mella se mostró la importancia de la percusión en géneros musicales como el flamenco, el jazz, la música electrónica y la popular bailable.
Fue Changuito quien rompió el hielo. El músico, ex integrante de la legendaria orquesta Los Van Van, hizo una mixtura entre el sonido de las pailas y los tambores batá.
Luego un astro de la percusión estadounidense, el baterista Jojo Mayer nos hizo viajar por los caminos de la música tecno y house, mientras el canadiense Aldo Mazza nos adentró en los ritmos salidos de las panderetas, los tambores africanos y el drums. La representación foránea culminó con el japonés Takafumi Nikaido, que conquistó los aplausos por su manera de ejecutar las tan cubanas tumbadoras.
Una ruta contagiosa y disfrutada fue la que nos sugirieron Dayron y Mauricio. Ellos de conjunto con otros integrantes del grupo musical del Ballet Lizt Alfonso nos acercaron al flamenco y las bulerías, en un llamativo repaso por las tradiciones españolas, las cuales aderezaron con elementos de la sonoridad criolla.
Dejo para el final cuatro momentos exquisitos. El primero fue la unión de Juan Carlos Rojas (batería) y Dayron Rodríguez (tumbadora), acompañados de un formato pequeño de músicos, quienes ofrecieron su visión del latin jazz.
Interesante y experimental devino la combinación del baterista Ruly Herrera y el bajista Rey Guerra Jr., al tiempo que Rodney Barreto integró a Gastón Joya (bajo), Tomy Rodríguez (piano), y Carlos Miyares (saxofón), para regresarnos a los sonidos jazzísticos con un marcado acento cubano.
Y el cierre de la noche no pudo ser mejor: Eduardo Ramos, JJ. Moreira y Kesisel Jiménez. Estos tres jóvenes percusionistas forman parte de la orquesta JG, pero como en la edición pasada de la Fiesta del Tambor, mostraron un número que titularon Suena como se ve, donde juntaron virtuosismo con buenos motivos melódicos.
Con una esperada gala sabatina, dedicada a los 50 años de la disquera Egrem en el teatro Karl Marx; un concierto homenaje al maestro Leo Brouwer en su cumpleaños 75 en el teatro Mella, y una gran actuación de populares orquestas en el Salón Rosado de La Tropical —estas dos últimas actuaciones el domingo—, se despide este festival que trasciende no solo por sus veladas nocturnas, sino también por mostrar la valía de la percusión en los distintos estilos musicales y su papel cardinal en la sonoridad cubana.
Fotos: Roberto Ruiz