Son más de 400 escalones. Uno a uno te conduce hacia ella. Luego llegas y la encuentras imponente, vigilante, en su posición nada se le escapa. A sus pies están todos, unos observan, otros la congelan en una instantánea que tal vez posará en algún cuadro o en la puerta de un refrigerador, también están los que arrodillados dejan ir en un susurro súplicas y promesas.
Mientras las velas se derriten al pie del altar, más de un visitante contempla la ciudad, desde allí parecen dominarla. Holguín es sólo minúsculos cuadritos desde su Loma de la Cruz, por eso la gente se deja llevar por la escalada, porque nadie quiere perderse la brisa, la vista, o la Cruz que concede deseos.
No existe Holguín sin su mística cumbre, como tampoco ya lo es sin sus nombradas Romerías. En mayo, una multitud puebla en todo momento sus calles, y el otrora Cerro Bayado permanece donde mismo, dejándose transitar, guardián de todos, símbolo de leyenda, poseedor de incontables secretos.
1. La Loma de la Cruz fue conocida como Cerro Bayado, a partir del 3 de mayo de 1790 adopta su nombre actual
2. Al inicio de las conocidas Romerías de Mayo la juventud encabeza la tradicional escalada
3. El símbolo de la ciudad holguinera consta de 464 escalones y tiene 261 metros
4. Los chiquillos se volvían locos con él. Foto: archivos de Bohemia.
Los chiquillos se volvían locos con él. Foto: archivos de Bohemia.
5. “Esta pincha no tiene precio”, dice Ramón Antonio Castro. Foto: Orlando Carrió.
“Esta pincha no tiene precio”, dice Ramón Antonio Castro. Foto: Orlando Carrió.
1. Desde allí, la ciudad toda
2. La fe impulsa a los devotos hacia la cumbre para hacer cumplir sus promesas
3. Hasta nuestros días llega una tradición que es defendida por cada holguinero como fiel patrimonio
4. Quedan los pedidos y las promesas mediante ofrendas
5. Desde 1790 hasta la fecha han sido tres el número de cruces que ha custodiado la cima
Texto y fotos: Lisandra Díaz Padrón