El 1 de enero de 1959, los cubanos salieron a las calles a festejar la caída del dictador Fulgencio Batista. Curiosamente, su ira se concentró en los parquímetros y en los casinos, muchos de los cuales fueron destruidos por la gente.
El pago por estacionar se identificaba como una forma de robo de la dictadura y los casinos como el mayor centro de corrupción de la nación. Y no andaban lejos de la verdad, la mayoría estaban controlados por la mafia de los Estados Unidos.
Y se hubieran extendido desde La Habana hasta Varadero si no llegan los barbudos de la Sierra Maestra. Aparentemente el plan del mafioso Meyer Lanski era convertir Cuba en un centro de juego internacional mayor aun que el de Las Vegas.
Sin embargo, los rebeldes encabezados por Fidel Castro venían dispuestos a poner fin a eso. Y como los cubanos siempre se quedan cortos o se pasan, prohibieron todo los juegos de azar por dinero, incluso declararon ilegal la Lotería Nacional.
Ni siquiera en los años 90, en medio de la peor crisis económica de la historia revolucionaria, se aceptó abrir casinos en los cayos del archipiélago para disfrute de los turistas extranjeros que, en esos momentos, eran los únicos que podían acceder.
Pero el virus del juego había ya calado tan hondo que todavía hoy muchos cubanos caen en el truco de las “chapitas”, en el que se esconde un grano bajo una de tres tapas de ron que se mezclan a gran velocidad y los jugadores apuestan para adivinar en cual está.
El ingenio nacional no tiene límites, en la actualidad el juego más popular de todos es “la bolita”, en la que se apuesta a números que salen en sorteos de loterías de otros países, seguidos por radio o por antenas de TV parabólicas clandestinas.
En el campo el más extendido es la riña de gallos, la cual es legal a pesar de la crueldad que encarna. Existen algunas vallas del Estado en las que se permite pelear pero sin apostar y muchas clandestinas en las que se juegan decenas de miles de pesos.
También en el campo se corren carreras de caballos y de “arañas”, un carro de dos ruedas tirado por un caballo. Para estos últimos se utilizan las calles y carreteras cercanas a los pueblos, en la entrada de los cuales está por lo general la meta.
Las más peligrosas son las peleas de perros y las más clandestinas las carreras de automóviles. La primera porque hay mucha violencia entre los apostadores y en la segunda un buen número de los choferes son “hijos de papás” muy conocidos.
Prácticamente en todos los deportes hay apuestas, desde el Mundial de Futbol hasta las series de beisbol nacionales y extranjeras. Los “banqueros” son quienes dirigen el procedimiento pero tienen empleados que funcionan como intermediarios.
La gente cuenta que en determinado momento las apuestas en la serie nacional manejaron tanto dinero que fueron capaces de comprar a algunos peloteros para amañar los partidos. Incluso se habla de deportistas sancionados.
El combate del gobierno cubano contra el juego por dinero lo ha limitado pero está muy lejos de haberlo eliminado. En los barrios todos saben quiénes son los “boliteros” y nadie los denuncia. En algunos pueblos hasta los mismos policías apuestan.
Sin lugar a dudas, resulta más fácil emitir un decreto que cambiar una costumbre. El virus de las apuestas estaba ya en las venas de muchos cubanos y el contagio se trasladó de generación en generación, sin que las leyes puedan evitarlo.
Pero el virus del juego había ya calado tan hondo que todavía hoy muchos ..
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Pienso que el juego de azar esta ligado a la naturaleza humana y logicamente fue un, otro mas,
error , prohibirlo.
Consejo: Si tu enemigo es imbatible, pues, sacale ventajas.
En todas partes del mundo , una gran cantidad de gente juega. Prohibirlo solo lo ilegaliza, conduce a reducir ingresos al Estado , se pierden esos empleos y hace que la delincuencia o las mafias controlen el negocio. La mafia de USA lo controlaba, Bueno, asi pasaba en Las Vegas anteriormente. El gobierno de la isla siempre tiene a mano una justificacion que parece valida para cometer arbitrariedades.
Estoy fuera have mas de 30 ya , nunca he regresado , esto que NO sabia , solo me da tristesa .
Jorge Luis B., esto no da tristeza, hay muchas otras sobradas razones para estar triste por la isla, como por ejemplo: la economía, la pobreza, el transporte y la falta de futuro de la juventud. Ej juego está lejos de ser un problema social “grave” en la isla. La mala economía si es grave y es la fuente de muchísimos otros problemas.
A Fondo???? Al fondo hay que mandar al periodista este. Que asco de articulo!!! y la foto que eliggieron para ilustrar diez veces peor. Este hombre deberia escribir para el Herald.
Quien lee esto se pensara que los cubanos son idiotas. Verguenza de nota. Cero para el periodista y triple cero para los editores. Son tontos o que. En una epoca que la gente retrasa el maltrato a los animals ustedes salen con esta asquerosidad. Para mi es ofensiva esa imagen e idiota el articulo.
estas en lo real y no precisamente maravilloso,estimado periodista, eso tambien es Cuba Marcos
Marcos, el hecho de que determinadas prácticas nos parezcan repulsivas o no estemos de acuerdo con ellas, no es suficientes para negarlas. Acaso no vives en Cuba? Porque te has ensañado precisamente con la imagen que más forma parte de nuestro folclor, las peleas de gallos están aquí mucho antes que incluso la neocolonia.
No creo que decir todas esas barbaridades del periodista te den la razón, quizás necesitas algún tratamiento para controlar tu ira y otro para aprender a manejar la verdad…
Ah, Fernando, desafortunadamente una vez más el sitio ha sido atacado y está fuera de línea, espero que puedas solucionar ese asunto pronto. Ves Marcos, esto es lo que provocan personas como tú, lo que claro, con un poco más de cerebro..