Fotos: Jorge Laserna
La Habana es una ciudad irremediablemente asociada a su bahía, que fuera centro de su vida económica, política y social durante el período colonial y buena parte de la república. Pudiera decirse que ayudó a formar el carácter extrovertido, hospitalario y bullicioso de su población. Pero los cambios que experimenta la bahía de La Habana desde la década de 1990 la están transformando, y con ella, a la ciudad.
El rescate de la bahía y su perímetro no solo está redefiniendo la zona portuaria de la ciudad y su imagen, sino que está recuperando uno de sus centros de vida más importantes, a partir de nuevas funciones recreativas, culturales y comerciales, nuevos espacios públicos y de ocio, y generando en el proceso un significativo aporte económico. Lo capitanean dos instituciones: la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC) y el Grupo de Trabajo Estatal Bahía de La Habana.
La OHC atiende la zona desde la entrada de la bahía hasta el muelle de La Coubre, lo cual abarca la Avenida del Puerto y el frente costero del Centro Histórico. Las primeras obras de restauración ya terminadas incluyen la terminal de cruceros Sierra Maestra, en el muelle de San Francisco; el Centro Cultural Almacenes San José, donde venden sus productos artesanales decenas de cuentapropistas; y el edificio de oficinas Hines.
El Plan Maestro de la OHC tiene previsto una serie de obras hasta 2017, con un costo superior a ciento cincuenta millones de dólares. La terminal Sierra Maestra cuenta con tres grandes espigones, el primero ya opera para cruceros y se habilitará el tercero para la misma función, lo que permitirá que atraquen cuatro buques a la vez. El espigón central, de dos pisos, será para uso público: estacionamiento en la planta baja con capacidad para 400 vehículos y centro comercial en la planta alta.
El edificio principal, con fachada a la Avenida del Puerto, será dedicado a las oficinas de las Autoridades Portuarias y la Aduana del Puerto, y se valora la construcción de un hotel. La planta baja entera será un corredor-paseo con visuales desde la Plaza de San Francisco, dando continuidad de acceso al frente costero.
En los altos de los Almacenes San José se construye un centro comercial y espacios multifuncionales y, en el muelle, espacios de recreación. Los muelles Margarito Iglesias se están demoliendo y se proyecta un paseo marítimo con elementos flotantes. El viejo Muelle de la Madera y del Tabaco, ahora en desuso, se convertirá en una gran cervecería, con tiendas y otros servicios, mientras que el atraque de los bomberos se transformará en la nueva terminal de lanchas a Regla y Casablanca, que en el futuro pudieran llegar hasta Playas del Este y otros destinos.
La faja de interacción inmediata, que constituye la acera opuesta de la Avenida, también es objeto de rehabilitación. Se ha avanzado hasta la Alameda de Paula, pero falta la zona de la calle Desamparados, donde se prevé construir viviendas en la planta alta y servicios, en la baja.
Para la etapa posterior a 2017, se estudia construir marinas frente a la Alameda de Paula y en los antiguos muelles de La Coubre, rehabilitar los muelles a continuación del edificio Hines, también para uso de oficinas, y en el edificio Los Picos, habilitar un estacionamiento en los bajos y otro complejo multifuncional de comercio, recreación y oficinas en los altos. Hacia el sur, el espigón del muelle Juan Manuel Díaz será convertido en una marina para al atraque de megayates y el edificio, en un hotel y galería comercial-recreativa.
En la Declaratoria de 1982 del Centro Histórico de La Habana como Patrimonio de la Humanidad no estaba incluida la faja de amortiguamiento alrededor de la bahía. Pero ahora, como requisito de la UNESCO para que el Centro Histórico mantenga su condición, se está actualizando el expediente para incluir todas las zonas que bordean la bahía, como Atarés, Regla, Casablanca y Morro-Cabaña. La delimitación ya está hecha, se discute la compatibilización de usos de suelo con todos los organismos implicados, los cambios de funciones, programas de saneamiento y otros.
El esquema de ordenamiento urbano de la zona de la bahía, elaborado por Planificación Física en 2004-2006 y aún en vigor, plantea reubicar el puerto comercial-industrial de La Habana. En breve ese esquema se deberá actualizar a la luz del desarrollo de los puertos de Mariel, Matanzas y otros. ¿Cuál será el destino final de la refinería, frigoríficos, silos y astilleros aún ubicados en la bahía de La Habana? Estos temas quedan por definir.
Algunos futuristas ven un gran desarrollo inmobiliario en la costa sur de la bahía, con edificios de muchas plantas, soberbios visuales y un gran paseo marítimo a modo de malecón. Los más realistas responden que, cuando esas áreas sean abandonadas por sus actuales ocupantes, con suelos debajo de esas ruinas industriales y escombros altamente contaminados, su recuperación y futuro uso para viviendas y áreas públicas requerirá de grandes inversiones en saneamiento de la capa del suelo y la costa, a la altura de los que se llevaron a cabo en la ciudad de Londres para las Olimpiadas de 2012.
La Habana seguirá irremediablemente asociada a su bahía, pero será una nueva bahía para una nueva ciudad, donde se estrecharán lo público —calles, plazas, parques, paseos—, lo productivo —turismo, náutica, comercio— y lo doméstico —comunidades y viviendas de habaneros, igual de extrovertidos, hospitalarios y bulliciosos.