Convertida en museo y bautizada popularmente como “la Casita de Martí”, la edificación atesora una valiosa colección de objetos y documentos vinculados al Héroe Nacional de Cuba.
En la calle Paula, en el centro histórico de La Habana, hay una casa que todos los cubanos conocen. En ella, hace justamente 170 años, vino al mundo quien para muchos es el más universal de cuantos han nacido en la isla: José Martí.
Bautizada popularmente como “la Casita de Martí”, fue construida a inicios del siglo XIX, varias décadas antes de que el 28 de enero de 1853 naciera en ella el eminente político y escritor, mártir de la independencia y héroe nacional de Cuba.
La vivienda fue edificada cerca de la muralla que defendía la ciudad, y, además de sus dos plantas, contiene elementos típicos de las viviendas populares de la época, como el techo de tejas y las paredes de argamasa.
El niño Martí vivió en ella alrededor de tres años, pues en 1856 la familia se mudó a otro sitio. Desde entonces, la casa tuvo diversos propietarios, hasta que en 1900 la Asociación de Señoras y Caballeros por Martí la compró y se la entregó a Doña Leonor Pérez, la madre del Apóstol, quien volvió a vivir en ella unos cinco años.
Un año antes, en 1899, emigrados cubanos en Estados Unidos develaron una tarja en honor a Martí en la fachada de la edificación.
Y en 1925, la vivienda se convirtió en museo, el primero que tuvo la capital cubana. Para ello resultó fundamental el trabajo de un grupo de personas, lideradas por el periodista Arturo de Carricarte, quienes se encargaron de ordenar, recopilar y conservar los documentos y objetos que se exhibirían en el museo.
Desde entonces, la casa situada en la calle Paula —arteria renombrada como Leonor Pérez— ha funcionado como tal y ha vivido varias restauraciones, ampliaciones de su colección y cambios en su montaje museográfico.
En 1949 el inmueble fue declarado Monumento Nacional y, tras sufrir serios daños como consecuencia del atentado contra el vapor francés La Coubre, en 1960, reabrió sus puertas tres años después, luego de un arduo proceso de restauración y rehabilitación. Lo hizo el 28 de enero de 1863, en el aniversario 110 del natalicio del patriota.
Fue a partir de ese momento que tomó como nombre oficial el de Museo Casa Natal de José Martí y su administración y gestión quedaron en manos del Estado. Ya en los años 90 del siglo pasado, la institución se integraría a la Oficina del Historiador de La Habana por sus valores históricos y patrimoniales.
Con su característica fachada amarilla y sus puertas y ventanas de color azul, “la Casita de Martí” atesora valiosas pertenencias del prócer cubano y otros objetos relacionados con él, al tiempo que, a través de sus distintas salas, ofrece a los visitantes un recorrido cronológico por su vida personal y trayectoria revolucionaria.
En el contexto del aniversario 170 del nacimiento del héroe nacional de Cuba, nuestro fotorreportero Otmaro Rodríguez visitó la edificiación y nos propone un acercamiento gráfico a un sitio de indiscutible significación para la historia de Cuba.