Varios son los municipios en La Habana que por estos días concluyen su ciclo de inoculación con la vacuna cubana Abdala. Para ello, varios centros médicos, y otros espacios, adaptados para llevar a cabo este tipo de actividades, han sido el refugio para que miles de personas se inmunicen ante el nuevo coronavirus, que incrementa su presencia, a juzgar por los últimos partes del Ministerio de Salud Pública.
Lo cierto es que varios son los espacios que han transformado su entorno para dar paso al equipo médico que se encarga de mantener a raya la mortalidad del nuevo coronavirus, llevando a cabo, con éxito, la intervención sanitaria con la que es ya la primera vacuna producida en Latinoamérica.
La Fábrica de Arte Cubano (FAC) se ha sumado también a esta intervención sanitaria. La institución brinda una cálida acogida a los más de 600 vecinos del consejo popular “El Carmelo”, en El Vedado, que durante tres semanas han ido a vacunarse con Abdala, una experiencia que tiene sus antecedentes.
“Desde sus inicios, la Fábrica ha hecho visible que somos un equipo y un espacio multidisciplinario y no solo en el campo de arte, me imagino que por eso nos contactaron para este momento tan importante como es la vacunación contra la COVID-19, lo cual fue una iniciativa del Consejo “El Carmelo” que representa la comunidad de toda esta zona y enseguida nos pusimos en marcha”, comenta a OnCuba X Alfonso, artista líder del proyecto FAC.
“No es la primera vez que la FacinBand (equipo de trabajo de la institución) se pone en función de estos eventos aparte de sus funciones, hemos participado en trabajos voluntarios de limpieza de playas y ríos, creo que hicimos un trabajo bastante serio cuando el paso del tornado, y constantemente estamos enfocados en la comunidad, haciendo hasta donde nos permiten”, acota Alfonso.
En FAC cuentan con un departamento “que atiende Proyectos Comunitarios, integrado desde sus inicios —según añade el músico y compositor— que ha aportado, entre otros ya mencionados, recursos a la reparación de la Farmacia y la parada de autobús, además de a los talleres gratuitos de los niños”.
“Si no nos ayudamos entre nosotros mismos, ¿quién nos va a ayudar?, comenta Alfonso, quien agradece “a cada médico, científico y trabajador de la salud que han estado sacrificándose por todos nosotros”.
Por su parte, el doctor Luis Antonio Oliva García, al frente del equipo sanitario que trabaja en el lugar, expresa que “esta experiencia es totalmente nueva para mí, primero porque no soy de La Habana y segundo porque ver que un centro artístico puede funcionar como un vacunatorio, es algo también novedoso”.
Oliva explica a OnCuba que los espacios divididos en sala de espera, el local para chequeo y el de la vacunación han acogido a más de 600 vecinos. Muchos de ellos se sorprender al ver la Fábrica en estado de “reposo” respecto a sus habituales actividades, que han sido remplazadas por jornadas de trabajo lo más amenas posibles para quienes acuden a vacunarse.
En ese aspecto, precisa Riusland Ramírez, otro de los doctores a cargo del proceso, que “a medida que avanzaba el sistema, las personas acudieron más confiados, en especial los de mayor edad, quienes tuvieron prioridad para la vacunación, como dicta el protocolo establecido: “Los adultos mayores son los mejores, vienen tempranito, disciplinados y muy agradecidos”, comenta Ramírez.
A cargo de quienes esperan inquietos una hora luego de la vacuna —para chequear posibles reacciones adversas— los estudiantes de la carrera de Medicina escogidos para la labor intentan garantizar la mayor comodidad posible a los asistentes.
Gerald Cobas, estudiante de cuarto año de la Facultad de Ciencias Médicas “Dr. Enrique Cabrera”, es quien recibe a quienes llegan al centro y atiende cualquier inquietud, queja o molestia con una parsimonia y cuidado que son una rareza en los últimos tiempos.
“Muchas veces las personas se acercan (con necesidades secundarias) antes del tiempo previsto de una hora con la intención de retirarse, pues refieren que se sienten bien. Acá está lo complicado de tratar personas, ¿cómo le explico a un cubano de nuestros días que debe permanecer una hora en este sitio aun sintiéndose bien?, alguien que marcó en la bodega y se le puede pasar el turno”, afirma Cobas con un desenfado característico.
“El primer orden para cada ser humano es su salud. Ahí está la respuesta primera, luego, la clave está en el diálogo atento y respetuoso; otra cosa que se puede aprender por acá y que hace más completo a cualquier profesional”. Las funciones que cumple el más joven del personal sanitario van desde velar porque se mantenga el distanciamiento correspondiente, hasta facilitar una silla para acompañantes. No obstante, por básicas o sencillas, “estas son cosas medulares para un trabajador de la salud. Acá está lo enriquecedor de esta experiencia, donde aprendemos lo que no se encuentra en los libros”.
Entre quienes esperan se encuentra Caridad Díaz, de 84 años: “esto ha sido una maravilla, estoy esperando a que me den ‘el alta’, aunque no he tenido ningún problema con las dosis que me han puesto”, nos comenta la vecina del lugar.
“Los pacientes —explica el doctor Riusland— se encuentran esperanzados y agradecidos, y aquí hemos hecho un equipo genial entre el personal médico porque nadie se conocía, ni los enfermeros, ni los estudiantes ni el mismo personal de la FAC”.
“Creo que todo espacio cultural, local o negocio de cualquier emprendedor debe crear una conexión real con su entorno, hacer que la comunidad, vecinos o cercanos de sean parte tu proyecto. Integrar y lograr ese contacto directo es un beneficio para todos, y además se crea el sentido de pertenencia, un punto clave para cualquier espacio”, afirma X Alfonso.
Por su parte, el joven Cobas precisa que: “En varias ocasiones le digo a mis pacientes que esta es mi guerra, una con trincheras en Fábrica de Arte Cubano. La idea de salir de un área médica para realizar una tarea tan complicada como esta puede parecer algo alocada, pero creo que si se tienen cubiertas todas las necesidades que pueda llegar a necesitar un paciente en su estado más agudo de adversidad, así como el personal preparado y las pertinentes normas observacionales, clínicas y éticas como bandera, el trabajo sanitario puede realizarse en sitios como FAC”.