El sonido de las máquinas de tatuar se apropió de casi toda la Fábrica de Arte Cubano esta semana, sinónimo de dolor para algunos, aunque para otros resulta relajante, en especial a los acostumbrados a mostrar su piel como lienzo.
Durante tres días (25, 26 y 27 de febrero) el evento Puraguja. Arte Corporal en Cuba, convocado por el Estudio-Galería La Marca, tuvo como sede al popular espacio habanero, donde participaron además de tatuadores, exponentes de otros proyectos y manifestaciones artísticas, todas asociadas al llamado body art.
Además de la presencia de más de 50 tatuadores trabajando en vivo, se realizaron conferencias acerca del cuidado de la piel, el bodypainting, el tatuaje con henna, entre otras actividades y temáticas asociadas al tatuaje, una manifestación que ha crecido en Cuba no solo en adeptos, también en representantes.
Confiesa Leo Canosa, director del espacio de La Marca, que “desde 1998 venimos haciendo eventos en La Madriguera, espacio que pertenece a la Asociación Hermanos Saíz, lo que pasa que de eso no quedan recuerdos salvo en la memoria de quienes estuvieron ahí”.
Siempre con la idea de realizar un evento de gran magnitud para tatuadores cubanos y extranjeros, Canosa reconoció que no son pocos los inconvenientes que tuvieron que sortear para conformar un evento así, y agradeció al director del espacio de la Fábrica, el artista X Alfonso, “que nos abrió las puertas de este lugar tan bonito e importante para el movimiento cultural en Cuba”.
Muchos fueron los implicados en Puraguja, donde se involucraron proyectos relacionados con el embellecimiento y decoración del cuerpo, también la peluquería, bisutería, atuendos, cuidado de la piel, todo lo relacionado con el arte corporal, de una manera u otra.
Emprendimientos como D’Brujas, Beyond Roots, Aceites Tilán, Barbers Street Cuban Hip Hop C4, entre otros. También hubo espacio para el proyecto de Protección de Animales de la Ciudad (PAC), quien recogió donativos para la salvaguarda de animales callejeros en la ciudad.
Casi todas las Naves de la Fábrica fueron ocupadas por salones de tatuajes, un hervidero de aguja y tinta por doquier, donde el público se paseaba expectante ante los diseños presentados por los artistas.
Algún que otro joven esperó ansioso su turno para ser tatuado, otros no se atrevieron a tanto ante el temor de permanecer durante horas sentado en una silla, soportanto el “dulce dolor” de marcar permanentemente la piel.
Entre los exponentes, resalta la presencia femenina, aunque “la convocatoria era abierta a todo el público y las propuestas se entregaron de manera anónima”, destaca Ailed Duarte, especialista de comunicación de La Marca y otra de las involucradas en el proyecto.
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“Los estudios entregaron su dossier, pero no sabíamos si los trabajos eran de hombres o mujeres. Estamos muy contentos de que tengamos una buena representación femenina”, añade la también fundadora de La Marca, quien expresó su deseo de que sea un evento de carácter anual.
El espacio teórico abarcó la última jornada de Puraguja, destinado para los especistas en las temáticas vinculadas con el arte corporal, ya sea dentro del tatuaje y sus diversas variantes y estilos, así como el acápite médico, muy importante para la etapa post tatuaje.
Música, pasarela de turbantes, demostraciones de bodypainting, exposiciones fotográficas y música en vivo, complementaron esta cita que ayuda en el posicionamiento legal que tanto han luchado los exponentes del arte corporal en Cuba, una lucha que abarca ya a no pocos en la isla.
A medio camino entre las artes plásticas, la ilustración e incluso el mundo de la moda, el arte corporal sigue esperando el reconocimiento masivo de la sociedad cubana, derrumbando prejuicios y barreras legales, obstáculos que durante años han sorteado esta comunidad.