“Alboroto quieto: 37 artistas en un espacio” es el título de la exposición que durante el mes de mayo exhibirá la galería de la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez, en el Centro Histórico de La Habana. Es una de esas ocasiones de lujo donde el espectador puede encontrar reunidos en un mismo espacio a algunos de los exponentes más representativos del arte cubano contemporáneo.
Esta muestra es resultado del proyecto de mismo nombre, surgido al calor de la Oncena Bienal de La Habana (2012) para el espacio del taller Sosabravo. Su impulsor, el escultor y ceramista Tomas Núñez (Johny), durante un año reunió a artistas de diferentes manifestaciones en torno a un soporte común: la cerámica. Ellos son: Alfredo Sosabravo, Tomás Sánchez, Carlos M. Guzmán, Eduardo Abela, José Villa Soberón, Yoan Capote, Julia E. Valdés, Tomás Lara, Raúl Valdés (Raupa), Eliseo Valdés, Orestes Gaulhiac, Ángel E. Rivero (Andy), Rafael Consuegra, Amelia C. Carballo, Nelson Ponce, Teresa Sánchez, Carlos J. del Toro, Guillermo A. Ramírez Malberti, Julio César Pérez Moracén, Hander Lara, Manuel Alejandro Faura, Alberto W. Rodríguez, Beatriz Sala Santacana, Miguel A. Martínez Pulgarón, José Manuel Cruz Igarza, Inés M. Garrido, Ramón V. Casas, Grisell O. Rivera, Javier Martínez, Luis Alberto Rodríguez, Rafael M. San Juan, Ronaldo Encarnación, Rolando Vázquez, Janette Brossard, Norberto Marrero y Carlos Eloy Perera Cosme
La propuesta fue concebida como un intercambio entre aquellos deseosos de plasmar por primera vez su quehacer en la cerámica junto a otros que la emplean como medio de expresión cotidiana, con la intención de recuperar una tradición que potencia el protagonismo de la vasija, la decoración como forma válida de expresión y la belleza como un fin en sí misma. La idea no es nueva, sino que se erige como un homenaje y a la vez una vuelta a los orígenes de lo que hoy es considerado como el surgimiento de la cerámica artística en nuestro país: las experiencias llevadas a cabo en el taller de Santiago de las Vegas en los años cincuenta del pasado siglo.
A partir de módulos preconcebidos con figuras geométricas simples –y donde el tradicional plato no podía faltar-, los integrantes del proyecto tuvieron la libertad de decorar o transformar a su criterio, con el único requisito de mantenerse fieles a sus estéticas personales. Las obras resultantes -que conforman el inventario de la exposición actual- muestran la pluralidad y riqueza obtenida en piezas que transitan por todo un amplio diapasón de géneros y estilos, algunas de las cuales quedan como bellos ejemplos de la mejor tradición decorativa y otras trascienden siguiendo un discurso de carácter conceptual.
Diferentes variantes de la abstracción, lo figurativo, lo escultórico y lo instalativo dan fe de ello, surgidos de las manos tanto de ceramistas como de pintores, escultores, fotógrafos, orfebres y diseñadores. Los soportes fueron empleados según las posibilidades expresivas de su forma, en algunos casos con su fondo crudo y en otras ocasiones profusamente decorados a modo de lienzos tridimensionales. No obstante, otros prefirieron apartarse de la forma básica original y experimentaron incorporándoles nuevas secciones, ya sea igualmente de cerámica, de diferentes materiales e incluso una mezcla de ambos. Algunos se atrevieron además a romper con el pie forzado que el soporte les imponía, fragmentándolo y convirtiendo cada pedazo en un elemento de sentido, dando lugar a instalaciones de pequeño formato que exceden las expectativas de lo que se pensó podía lograrse con el medio que se trabajó. La incorporación a Alboroto quieto de figuras indispensables para la historia del arte cubano como son Alfredo Sosabravo y Tomás Sánchez, es un valor añadido que posee la colección.
Sin embargo, el mayor valor que podemos atribuirle aquellos que participamos durante todo el proceso, es la oportunidad que brindó de encuentro y re-encuentro entre artistas, de exploración de poéticas, de intercambio y de aprendizaje. Es poco común en la actualidad encontrar proyectos que unifiquen a tantos artistas visuales y si bien en este primer material presentamos a treinta y siete creadores, Alboroto quieto continúa creciendo para futuras ediciones.