La danza toda la nutre de su encanto y gracia… la dedicación, el talento y el esfuerzo diario la hicieron florecer como bailarina y artista… y la vida le abre ahora otra etapa en su vida profesional.
Irene Rodríguez, por muchos años primera ballerina del Ballet Español de Cuba, forja para sí y su crecimiento como danzante un nuevo camino: el nacimiento de una compañía con su nombre a la cual le imprime su sello personal y profesional.
La estética de la naciente Compañía Irene Rodríguez podría definirse como la búsqueda de nuevos caminos en las danzas españolas, dotándolas de un nuevo dinamismo y montaje coreográfico- artístico, capaz de sobrevolar las diferentes escuelas danzarias españolas y moverse también en otros puntos danzarios.
Integrada hasta el momento por 10 bailarines: cinco hombres y cinco mujeres, todos graduados y evaluados como bailarines de Danzas Españolas, la naciente compañía ha tenido un comienzo cargado de presentaciones que han denotado la impetuosidad y rigor técnico del trabajo de esta joven artista al frente del conjunto.
Tuvo su “prueba de fuego” en la última gala de los premios Caricato, que otorga la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), donde deleitara con Al-Andaluz, coreografía creada por la propia Irene Rodríguez, basada en la influencia morisca en el arte flamenco con una estructura que hibridaba en vivo el baile y la música; y denotó la fuerza técnica y pasión al danzar de estos jóvenes bailarines.
Desde entonces se les ha visto en varios espacios mostrando su arte renovador, cargado de esencias españolas y flamencas que reverencian la riqueza cultural de nuestras raíces.
Tuvieron su momento en el XVII Festival Internacional de Danza en Paisajes Urbanos, La Habana Vieja: Ciudad en Movimiento, con su baile renovado donde el flamenco sale de los moldes estandarizados para articularse con pasos académicos y lecciones de actualidad; en los Días de la Danza en el teatro Mella y más recientemente en el 24 Festival La Huella de España donde recibieron el calor del público que asistió a la clausura en la sala García Lorca del Gran Teatro de la Habana.
Con la coreografía La muerte fue en Granada, reverenció Irene Rodríguez y su compañía, la vida del escritor español Federico García Lorca. Supuso un ostento de baile y buen gusto por parte de los jóvenes bailarines de la compañía, quienes derrocharon fuerza y teatralidad combinando no solo las técnicas flamencas sino también contemporáneas y clásicas, haciendo un trinomio rebosante de talento y virtuosismo.
Comienza así un nuevo camino en el mundo artístico esta nueva compañía, dotada de talento e ingenio para ofrecer nuevos horizontes danzarios a un estilo que tiene aun mucho por concebir y brindar al más exigente público.