La artista cubana Carmen Herrera pasó desapercibida hasta hace poco más de una década, pero este miércoles alcanzó una nueva meta a sus 104 años, al exhibirse un grupo de sus esculturas de gran tamaño en los jardines del Ayuntamiento de Nueva York.
“Me encanta que por fin se la esté reconociendo y que se la esté viendo como una figura artística histórica”, comentó a la agencia Efe el comisario de la muestra, Daniel Palmer, del Fondo de Artes Públicas de Nueva York.
Y es que la exhibición, titulada “Estructuras Monumentales” y que está formada por cinco coloridas grandes piezas de aluminio de líneas rectas, está expuesta en pleno centro de Manhattan, a la vista de los más de ocho millones de habitantes de Nueva York, ciudad considerada el epicentro mundial del arte.
Así, apunta Palmer, se cumple uno de los grandes sueños de Herrera, llevar su obra a la gente y que puedan disfrutar de ella de manera gratuita, después de décadas de frustración en la que la cubana quedaba relegada a un segundo plano una y otra vez por el mero hecho de ser mujer.
“Los galeristas se lo dijeron claramente muchas veces, que no querían exponer su arte porque las obras de mujeres no se vendían bien”, recordó el curador de la organización cultural neoyorquina.
Esta vez, cinco de sus grandes esculturas, de hasta 3,6 metros de largo, permanecerán en el Parque del Ayuntamiento de Nueva York desde este miércoles hasta el próximo 8 de noviembre, tres de las cuales se exponen por primera vez, y las otras dos sólo han sido vistas en Europa.
“Estructuras Monumentales” viene de lejos, ya que algunas de las piezas fueron concebidas y dibujadas por Herrera en los años 60 y 70, aunque la escasa atención que recibía por aquel entonces llevó a que no fueran producidas hasta hace dos años.
Un ejemplo es la obra “Pavanne”, diseñada inicialmente como un dibujo en 1967 en homenaje a su hermano, que padecía de cáncer, y que sólo fue elaborada en 2017.
Situada bajo los árboles del espacio verde de Manhattan, la escultura, de un azul vivo, está formada por tres piezas que se encajan, dos en forma de “L” y una en forma de “U”, separadas por un estrecho espacio que deja entrever el fondo verde que conforma el parque.
Otra de las obras destacadas de la exhibición es “Ángulo Rojo”, una escultura roja en forma de “A” que recibe a los neoyorquinos en la entrada sur del recinto, y que es la primera estructura que ha diseñado la cubana en más de tres décadas, en las que se ha dedicado principalmente a la pintura.
Nacida en Cuba en 1915, Herrera se trasladó a vivir inicialmente a París después de la Segunda Guerra Mundial, donde perfeccionó su minimalismo y su abstracción geométrica, para mudarse en los años 50 a Nueva York, donde reside desde entonces.
Aunque formaba parte de la sociedad artística neoyorquina, su trabajo fue ignorado en buena parte hasta sus cerca de 90 años, y recientemente ha pasado a ser considerada como una de las figuras más importantes del movimiento abstracto y del minimalismo.
El ascenso de Herrera ha llevado a que algunas de sus obras se hayan vendido por cifras millonarias, y el pasado mes de marzo su cuadro “Blanco y Verde” alcanzó los 3,9 millones de dólares en una subasta que Sotheby’s celebró en Nueva York.
El óleo, pintado entre 1966 y 1967, superó con creces las expectativas más elevadas que situaban su precio máximo en 2,8 millones de dólares.