Desde el 16 de febrero está abierta en el Centro Conde Duque, Madrid, la muestra artística Mundos. Goya y Fabelo, patrocinada por la Fundación Ibercaja.
La exposición, que podrá apreciarse hasta el 30 de julio, intenta propiciar un diálogo entre los grabados de las series “Los caprichos” y “Los desastres de la guerra” del maestro aragonés, y obras pictóricas y dos instalaciones del cubano: “Liderazgo” y “Sobrevivientes”.
La primera, formada por veintiún esculturas de rinocerontes a tamaño natural; y la segunda, compuesta por varias esculturas de cucarachas gigantescas con rostro humano, tal vez un guiño a Franz Kafka. Algunos de los insectos colosales han saltado a la fachada de Casa de América, para sorpresa y arrobo de los transeúntes.
Roberto Fabelo (Guáimaro, Camagüey, 1950) es un artista más que consagrado, con presencia en algunos de los museos más importantes del mundo. Este año la casa Christie’s subastó en Rockefeller Center de New York su obra Perrerío (2018; óleo sobre lienzo, 204 x 474 cm) por la cifra de 579 600 dólares, lo que constituye un nuevo récord de venta para el artista.
Conocido inicialmente como dibujante y grabador excepcional, Fabelo ha incursionado a lo largo de su extensa carrera y con notable éxito, además, en la pintura, la cerámica, la instalación y la escultura.
Su mundo personalísimo, que se nutre de referentes del arte universal, como las obras de Rembrandt y de Hieronymus Bosch, trasunta una gran dosis de grotesco y dramatismo, dos ingredientes que, según su aguda mirada, encontramos a diario en la realidad más inmediata, y a los cuales da un tratamiento no exento de belleza. La terrible belleza.
Atribulado por tantos compromisos profesionales y sociales derivados de la reciente inauguración de su expo madrileña, acatarrado, pero feliz con la resonancia que va teniendo el evento, lo abordamos a deshora para este breve intercambio.
Los curadores de la muestra Mundos. Goya y Fabelo creen ver muchos puntos de coincidencia entre tu obra y la del maestro español. ¿Cómo lo asumes, como influencias o visiones concomitantes?
Muchos artistas tenemos influencia de Goya. El drama humano y las tragedias que percibió han pervivido en el tiempo hasta nuestros días: la guerra, el comportamiento desquiciado, la frecuente desmesura del poder que pisotea valores y derechos… En fin, la mirada ácida y a la vez tierna del aragonés, con su humor y sus oscuridades, no ha dejado de impactarnos. Por otra parte, me siento deudor de su maestría en el dibujo. Era un gráfico esencial.
¿Cómo se da el diálogo entre su obra expuesta y la tuya?
De aprendiz a maestro, reverencia e irreverencia a un tiempo. No puedo sino arrodillarme y agradecer todo lo que él puso en mi mirada.
En términos de familia, me siento un hijo putativo de Goya.
Para mí, Goya es un claro precursor del surrealismo. Tu obra, siempre con un fondo de misterio, rehúsa la racionalidad estricta en aras de composiciones fantásticas que rozan el absurdo. ¿La imaginación, por momentos delirante, de cada uno es algo que los emparenta?
Me gusta como lo dices. A lo mejor es así.
Una noche lejana soñé que caminábamos juntos por el boulevard de Obispo, en La Habana. Él, con su ropa que fue moderna dos siglos y medio atrás. Era un sueño vívido, que puedo recordar al detalle. Los transeúntes nos miraban extrañados. Goya me hablaba y me conducía como se hace con un niño. ¿Te parece delirante este sueño? Quizá lo sea, pero, ¿qué sueño no lo es?
Como ves, ahí está prefigurado este momento de mi carrera, cuando el público tiene la ocasión de ver mi obra y la de Goya juntas. Subraya que siempre voy yo de su mano.
En la exposición hay una instalación llamada “Liderazgo”, compuesta por rinocerontes, un animal cuya representación enseguida relacionamos con Durero. ¿Cuál es tu lectura personal de la obra? ¿Alude en algún sentido a los modos en que se estructura la sociedad moderna?
La sociedad que se llama moderna no lo parece tanto, por mucho que pretendamos que así sea. Necesita liderazgo. El título de la instalación no es más que una incitación provocadora para la búsqueda.
El rinoceronte es una criatura fabulosa que está archivada en mi memoria desde el primer encuentro con Durero, como bien dices, pero también pasando por el tratamiento que le dieron Dalí y muchos otros. El rinoceronte es fuerte y frágil, como el tiempo en el que vivimos.
¿Qué hay para los próximos meses?
Durante el Riverrun Festival, a celebrarse entre el 22 de marzo y el 22 de abril de este año, expondré una instalación en el Kennedy Center de Washington DC. Se trata de una manada de rinocerontes a tamaño natural unidos por cintas de regalo, para recordar los tantos obsequios que nos hace la naturaleza. También participaré en una velada dedicada a Leonardo Da Vinci en el Eisenhower Theater, del mismo Kennedy Center, con una pieza pictórica de grandes dimensiones.
Para el futuro inmediato, mediato y lejano, el mismo propósito de siempre: seguir dibujando y pintando como el grafomaníaco que soy. Mira, ese es otro rasgo que me relaciona con Goya, que dibujó tanto, tanto, que por poco no deja nada para los que vinimos después.