¿Cómo sería un duelo beisbolero entre los Yankees de Nueva York e Industriales? La interrogante, que se hacen ahora mismo millones de aficionados al deporte nacional cubano, inundó la imaginación del artista de las artes visuales Reinerio Tamayo Fonseca, para crear desde el humor una sugerente pintura que refleja un hipotético juego entre estos dos grandes equipos.
“Ojala que ese juego saliera del lienzo y se pudiera concretar porque no hay dudas de que la MLB es donde se juega pelota con mayor calidad”, refiere Reyniero, quien ve cada vez más cercano el día en que peloteros de ambas orillas se estrechen las manos en el terreno.
“Yo sí espero que se normalicen las cosas, que nos dejemos de fatigas, porque hay demasiadas en demasiados años, y que talentos cubanos del deporte puedan jugar en los mejores equipos de las grandes ligas, porque eso existió, por ejemplo con Conrado Marrero, con Adolfo Luque, entre otros”
Con esta pieza, incluida en su más reciente exposición A Tamayo natural, que se expone por estos días en la ciudad de Santa Clara, este creador de 47 años y con una sólida formación académica, pretende provocar reflexiones sobre diversos temas, entre ellos el éxodo de peloteros cubanos hacia otros destinos, en busca de otros horizontes y posibilidades.“Para Tamayo-expresa el intelectual cubano Félix Julio Alfonso en el catálogo de la exposición- el béisbol es un territorio cultural divertido y sublime que se pude asumir sutilmente, desde la concupiscencia del choteo criollo y el pop art de Andy Warhol, en un sincretismo cultural que no tiene límites físicos ni contorno sociales”.
Pero además de la confrontación deportiva, Tamayo advierte sobre otra colisión, esta de tipo cultural, al enfrentarse dos novenas que simbolizan sistemas ideológicos opuestos, y esto lo logra con un fino humor, enriquecido con un pensamiento sagaz, inteligente, pleno de originalidad.
Sin embargo, a Tamayo no solo le entusiasma desde el punto de vista artístico la pasión nacional, sino que es capaz de mover sus pinceles para reflejar múltiples problemáticas, que lo convierten en un cronista de la sociedad contemporánea cubana. “Hay creadores que son más hedonistas, a mí cualquier tema me vale, desde la guerra, el amor, los gánsteres en La Habana, o parodias a los pintores universales, cualquier tema me es válido, no tengo prejuicio con eso”.
Y en ese diverso andar temático, Tamayo, como los grandes virtuosos de las artes plásticas, es un artista que no se queda en lo meramente contemplativo, y no se conforma con que sus piezas estén compuestas, equilibradas, con vivos colores, sino que calen en el pensamiento del público y lo conduzcan a la reflexión.
La muestra, compuesta por 23 piezas en acrílico, es consecuencia del Gran Premio que hace dos años obtuviera en el Salón Internacional de Humor Gráfico convocado por el suplemento humorístico Melaíto, de Villa Clara, un lauro que, al igual que muchos otros que ha recibido, viene a inscribirlo como una de las figuras noveles más destacadas que, esperemos continúe en el archipiélago, para seguir narrando esas realidades que en Cuba se “cocinan” por doquier.