El artista Javier Barreiro inaugura su muestra personal Inmensa Minoría, este viernes 8 de marzo a las seis de la tarde, en la galería ubicada en La Mansión Castillo del barrio habanero del Vedado.
Con entrada gratis, la exposición consta de 16 obras, todas aproximadamente de 1,50 metros x 1,50 metros en la técnica de óleo sobre lienzo, y estará abierta hasta el próximo 5 de abril en el mencionado restorán, ubicado en calle 11, #761, esquina a la calle 2.
“La tendencia mundial de dejar de ser únicos e irrepetibles, para convertirnos en un todo quasi amorfo y sin aristas reconocibles, es la campana que repica en la mente y el corazón de Javier Barreiro” se lee en el catálogo de la muestra.
El artista mezcla “paletas y empasta colores para mostrarnos su estudio del proceso social de masificación”, agregan los curadores.
Se trata de la experta en arte, Alissa Scheer, alemana residente en La Habana, y el pintor y curador cubano Elmer Castillo, un promotor de arte entre Cuba y Estados Unidos.
“Eventos económicos, movimientos políticos, guerras, redes sociales, música, identidad de géneros… son los lienzos en que Javier pinta la disolución de los bordes individuales del ser, que cada vez son más endebles”, estiman los curadores.
De acuerdo con ambos expertos, Barreiro condensa en su pintura un “reciclaje de movimientos pictóricos anteriores”.
Esa operación resulta en una “sobresaliente estética expresionista”, que “conmueve al espectador que nunca queda indiferente” ante “sus personajes anónimos” trazados “con fuertes pinceladas y colores terrosos y sobrios”.
Un egresado tardío de la academia
Curiosamente, Inmensa Minoría tendrá lugar a un año del egreso de Barreiro (La Habana, 1986) de la Academia de Bellas Artes de San Alejandro.
La institución, segunda de su tipo en Latinoamérica, fue creada en 1818 por el pintor francés Juan Bautista Vermay y denominada inicialmente Escuela Gratuita de Dibujo y Pintura de la Habana.
Antes de obtener su diploma de graduado en la escuela alejandrina, Barreiro ya había presentado una decena de exposiciones personales y otras tantas colectivas.
Entre ellas, cabe citar: Usando la cabeza, Galería de arte San Miguel del Padrón (2007); De lo abstracto a lo concreto, Galería de arte Carmen Montilla (2017); Entre muros, Galería de arte Amelia Peláez (2020); Creer o no creer, Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño (2022), y Espacio público, Galería de Arte Fayad Jamís (2022).
Confesiones
Ocupado en temas como la identidad y la autorepresentación, el artista cubano se describe así mismo como alguien que “quiere hacer pensar a los demás sobre nuestro tiempo y nuestra especie, y que lo único que es capaz es de hacer para lograrlo es pintar”.
Javier Barreiro: “Dentro del miedo hay cierta belleza que me absorbe”
Oriundo de uno de los municipios habaneros de mayor tradición patriarcal, San Miguel del Padrón, a Barreiro le resultó trabajoso adaptarse al medio “por su naturaleza hostil”.
“Entender mi alrededor e involucrarme era complicado. Aunque siempre ha sido para mí un problema socializar en cualquier contexto”, confesó el pintor al periodista Alex Fleites en una entrevista publicada en OnCuba hace un año.
“El dibujo, las historietas, la pintura, fueron un refugio muy efectivo y una especie de terapia reflexiva. Uno va madurando, y al dedicarse profesionalmente al arte, aprende a manejar la creatividad y el oficio. Pero, en esencia, el arte continúa siendo para mí esa suerte de refugio”, manifestó el artista, graduado, a su vez, de Comunicación Social por la Universidad de La Habana.
Representación de su entorno
San Miguel del Padrón, por ejemplo, es captado en “tono expresionista, como espectáculo de pinceladas de color abigarradas”, manifestó por su parte Eva del Llano Rodríguez.
Para la curadora junior en el Departamento de Colección y Exposiciones de la Universidad de Navarra, España, el interés de Barreiro “no es una representación denotativa del paisaje, sino en tanto imagen que interpreta la realidad”.
“La ciudad le sirve como motivo de discurso: la imagen que proyecta de ella activa sentidos que exceden lo arquitectónico y llegan al terreno de la vida misma”, consideró la experta.