Catorce piezas conforman la exposición de la fotógrafa Sonia Almaguer y el pintor Denys San Jorge que inaugura el espacio lobby-galería del Hotel Nacional de Cuba, donde se unen las miradas de la fotógrafa Sonia Almaguer (Holguín, 1971) y Denys San Jorge (Artemisa, 1984).
Para el investigador, poeta y ensayista de arte Jorge R. Bermúdez, La Habana que me han dao, La Habana que te dejo “apela a un recurso de construcción y deconstrucción de la arquitectura de la ciudad a partir de la técnica del collage, de probadas posibilidades expresivas y atractivo visual. Ni Sonia ni Denys son unos paseantes más, sino más bien testigos de un acto de vida que se renueva cada mañana con la salida del sol: hacer de los edificios emblemáticos de la ciudad asunto central de una identidad visual que los identifique como hacedores de arte”.
“La idea es recrearnos en la arquitectura de La Habana, una ciudad fotografiada, pintada y dibujada hasta la saciedad porque lo merece e inspira”, dijo a OnCuba Sonia Almaguer, licenciada en Historia del Arte por la Universidad de La Habana.
¿Qué se propusieron con este trabajo?
Tanto Denys como yo perseguimos crear un juego con las formas y los elementos propios de la arquitectura de algunos de los edificios más emblemáticos de la capital, como forma de reconstruir un nuevo edificio, con entradas y espacios ‘imaginarios’ a nuestro antojo; siempre respetando las reglas básicas de su arquitectura. Ahí entró el uso de colores caprichosos, formas y alegorías para destacar particularidades del edificio o elementos que por su altura o por estar dentro del recinto pasan inadvertidos para el transeúnte común. Nosotros fuimos destacando esos detalles, creando una nueva composición que va casi de lo figurativo a lo abstracto.
Un ejemplo es el edificio del Gran Teatro de La Habana. Pudimos colocar (gracias a la técnica del collage) la figura de Alicia Alonso, obra del maestro José Villa Soberón, a la altura de los otros ángeles que coronan las cúpulas del Gran Teatro, dando a Alicia un lugar protagónico en ese: su escenario de predilecto.
En nuestro proyecto no hay nostalgia por ‘otra’ Habana. Simplemente una apropiación de sus valores artísticos para recrear a partir de la fotografía y el collage nuevas formas, nuevas identidades y proponer otra mirada.
¿Cómo nació la idea de trabajar con Denys, quien tampoco es habanero?
Nos conocimos gracias a la fotografía. Él es un gran artista plástico, graduado de San Alejandro, que empezaba a incursionar en la fotografía como apoyatura para dejar registro de sus composiciones con herramientas mecánicas, tiene un gran proyecto que se llama Toponimia Mecánica y que está dando la vuelta al mundo.
Gracias a la afición por la fotografía nos encontramos y en esas andanzas por la ciudad se nos ocurrió hacer el trabajo, pues mi especialización es la fotografía y la de Denys la técnica del collage, a partir de las fotos y la edición que se realiza, considerando una idea original del edificio a trabajar. Luego armamos la composición y empastamos con esas atmósferas que rodean al edificio.
Es un trabajo muy artesanal, de mucho detalle, que nos lleva primero horas de recorridos y luego días de recorte y pegado; pero resulta muy reconfortante cuando vamos descubriendo las formas que nos impone a veces el propio edificio. Denys tiene un trabajo adicional: venir desde Bauta hasta La Habana, una y otra vez, en las condiciones actuales.
¿Es más curiosa la mirada de quien no nació en la capital al fijarse en detalles que los locales no perciben?
Tanto los nacidos en la capital cubana como los visitantes de otras provincias o del extranjero se acerquen a una Habana creativa, caprichosa, vista desde el arte. Creo que lo hemos logrado desde que empezamos a trabajar y fueron viendo nuestro trabajo amigos, familiares…
Las personas se sienten descolocadas ante la nueva propuesta, hasta que van descubriendo gracias a aquellos elementos más comunes que tienen grabadas en su mente el edificio en cuestión. A veces nos hablan de detalles en los que no habían reparado antes. Creemos que el proyecto sirve para refrescar y humanizar nuestra Habana desde las infinitas posibilidades y técnicas que ofrece el arte.