Una persona que compra obras de Alejandra Estefanía viajó a Cuba y, a su regreso a Estados Unidos, le trajo como regalo la foto de un niño cubano sosteniendo una flor. La instantánea inspiró en Alejandra uno de los cuadros de los que se siente más orgullosa.
La obra desató comentarios en Instagram acerca de quién era el niño y para quién era la flor, una historia que Alejandra espera descubrir algún día.
“El propósito de mi arte es inspirar a la gente, que se sientan poderosos cuando lo vean, no importa del lugar que sean”, dijo Alejandra, artista de 29 años radicada en Miami.
Nacida en Ecuador, creció en Carolina del Norte desde los cuatro años. Aunque nunca antes había estudiado arte, a los 19 años tuvo la sensación de que su propósito era expresarse mediante la pintura, algo que su madre emigrante no acogió con agrado. A los 21 decidió emprender el camino hacia Miami, con 100 dólares en el bolsillo y un deseo enorme de aprender en el Instituto de Arte de esa ciudad.
“Tuve que trabajar muy duro para lograrlo, pero las puertas se fueron abriendo, porque estaba lista y enfocada en lo que es mi verdadera vocación”, cuenta Alejandra.
“Cuando vine a Miami sentí que podía estar en mi cultura, ser yo misma, vivir mi identidad latina”, dijo Alejandra.
“La cultura cubana es muy fuerte en Miami y los cubanos me acogieron como una hermana, no había ninguna línea que nos dividiera, me sentía en familia”. Pero Alejandra siente, desde hace mucho tiempo, una necesidad espiritual y profesional de visitar Cuba. Dice que la ayudaría a inspirarse aún más para sus futuras obras. Por eso decidió emprender con su prometido, el también artista Mojo, un proyecto de viaje exclusivo organizado por OnCuba Travel hacia La Habana, el próximo noviembre.
Apenas ocho personas tendrán la oportunidad de compartir con ellos la aventura de descubrir los colores y sabores de La Habana, en encuentros privados con artistas de primer nivel en la Isla, visitas a los principales museos de arte y otros itinerarios que incluyen sesiones de yoga a la orilla del mar y degustaciones de comida cubana.
“Para quienes decidan incluirse en esta experiencia, estoy segura de que será inolvidable y, al ser un grupo pequeño, tendremos la oportunidad única de conectar con los artistas de la Isla y entre nosotros mismos”, dijo Alejandra.
El viaje significa para ella, además, la posibilidad de entender y conocer más la propia cultura cubana de Miami, una forma de crear vínculos con el ambiente que tanto la inspira. La comunidad cubana en el sur de la Florida reconoció su arte, eligiéndola para crear el cartel del carnaval de Miami 2019.
Ahora, luego de que el “éxito está tocando a su puerta”, le gusta verse a sí misma como una “profesora de las cosas buenas”, por lo que no deja de combinar su trabajo artístico con charlas motivacionales y trabajo voluntario en distintos centros comunitarios.
En uno de esos centros tuvo un encuentro que la inspiró para terminar un cuadro en el que llevaba tiempo trabajando. Se trataba de otro niño negro (como el niño cubano de la foto) que no podía sacar de su imaginación y que por una especie de “milagro” conoció en un centro de acogida.
“El niño era idéntico al que yo estaba pintando y que no podía terminar, lo supe enseguida y fue mágico”. Conversaron y aquello marcó a Alejandra quien finalmente culminó la obra. La pieza, una de sus más famosas, se titula “Cada niño es un rey”.
“La gente no solo compra mi arte, sino la historia que hay detrás de la pieza, y por eso me gusta conectar con mis compradores, con los que consumen mi arte”.
En su página de Instagram, con más de 23 mil seguidores, comparte algunas de esas historias con las que Alejandra quiere “cambiar todas las vidas que pueda”.
En Cuba, Alejandra no solo visitará a artistas visuales, sino que pretende encontrar al niño desconocido de la foto y entregarle una copia de su pintura, conocer más de su historia. “Estoy muy emocionada por saber más sobre los orígenes de la cultura cubana, la historia de Cuba y por conocer a tantos talentosos artistas”, dijo Alejandra.
“Y entusiasmada por conocer al niño de mi pintura y quizás enterarnos para quién era la flor que tan tierna y fuertemente agarraba entre sus manos”.