Como parte de las celebraciones por el 60 aniversario de la inauguración del Taller Experimental de Gráfica de La Habana, el pasado 24 de noviembre se inauguró en el campus de Brest de la Universidad de Bretaña Occidental (UBO), Francia, la muestra Dissonances, marges, fissures, que reúne obras de 67 artistas cubanos relacionados con esa importante institución. La curaduría estuvo a cargo de Yamilys Brito Jorge, actual directora del TEGH, y Pablo Quert, gráfico cubano radicado en Europa.
Las piezas, exhibidas en el recinto expositivo Les Abords, de la Facultad de Humanidades, son mayormente pruebas de taller y fueron realizadas en diferentes épocas, con técnicas que van desde la litografía a los disímiles procedimientos sobre planchas de metal. Destacan en el conjunto firmas como las de Alfredo Sosabravo, Umberto Peña, Luis Miguel Valdés, Belkis Ayón, Roberto Fabelo, Nelson Domínguez, Luis Cabrera, Ángel Ramírez, Agustín Rolando Rojas, Rafael Zarza y Gilberto Frómeta, entre tantas citables.
Una vez concluido el compromiso con la UBO, Dissonances, marges, fissures comenzará a itinerar por el norte de Francia durante seis meses. Se han confirmado inauguraciones en París y Tolousse.
El Taller Experimental de Gráfica de La Habana se fundó el 30 de julio de 1962 en la Plaza de la Catedral, en un pequeño local que compartía portal con el Palacio del Conde de Lombillo. Su primer director fue el muralista Orlando Suárez, y desde el inicio tuvo una clara orientación artística. Sus prensas y piedras provenían de la Compañía Litográfica Cubana, entidad comercial que se encargaba de la impresión de las habilitaciones, tostones y marquillas para la industria tabacalera.
Con la rápida incorporación de estudiantes y profesores de las escuelas de arte, el TEGH inició una actividad experimental en ascenso. Además de la litografía, comenzaron a imprimirse grabados xilográficos, linográficos y en matrices de metal. De ser una disciplina con carácter ancilar, dirigida sobre todo a actividades comerciales, el grabado devino con el tiempo una disciplina artística con jerarquía propia, y llegó a convertirse en centro del trabajo creativo de no pocos artistas cubanos de relieve, como son los casos de Eduardo Roca (Choco) y Belkis Ayón.
En la década de los 90, y ante el impulso creciente de la membresía, el taller pasó a su sede actual, un antiguo almacén de mercancía situado en el Callejón del Chorro No. 62, a un costado de la Plaza de la Catedral. Hasta el momento han sido nueve sus directores. Son ellos, por orden cronológico, Orlando Suárez, José “Pepe” Contino, José Gómez Fresquet (Frémez), Rafael Paneca, José Omar Torres, Raimundo Respall, Luis Lara, Octavio Irving y Yamilys Brito.
En buena medida, el auge del grabado en Cuba en las seis últimas décadas está ligado a las eternas escaseces materiales que ha sufrido el país en todos los órdenes. Impedidos de obtener lienzo, óleo, pintura acrílica y otros insumos imprescindibles para la creación plástica, muchos artistas se volcaron a la producción de originales seriados, toda vez que para ello solo se precisa de una matriz, muchas veces reciclable, papel y algunas tintas. Una de las tantas formas criollas de hacer de la necesidad virtud.
Antecedente importante en la historia de la gráfica en el país fue la fundación, en 1949, de la Asociación de Grabadores de Cuba, que contó entre sus iniciadores a Carmelo González y Ana Rosa Gutiérrez, dos impulsores decididos de la disciplina desde 1959. Antes, en la época colonial, el grabado estuvo en manos de artistas extranjeros residenciados en la isla, como Laplante (las 33 litografías que conforman el libro Los ingenios de Cuba, 1857, tesoro bibliográfico), Garneray (“Vista de la plaza vieja de La Habana”), Mialhe (“Valla de gallos”, “Iglesia de Guanabacoa”) y Landaluze, vasco que devino nuestro primer artista costumbrista, al incorporar tipos populares y maneras a la iconografía nacional.
El Taller Experimental de Gráfica de La Habana es una de las instituciones artísticas cubanas con mayor prestigio internacional. A su labor creativa suma la docente, una galería para mostrar el trabajo de los afiliados y una tienda en la que se comercializan las obras que allí se producen.
Durante este año que termina, han sido varias las acciones promocionales asociadas con los 60 años del taller. Exposiciones en Ourense, Barcelona, Oviedo y Nueva York tuvieron como centro en la obra colectiva del TEGH, variada en lo temático, técnicamente osada y testimonio de las tantas corrientes estéticas por las que han transitado nuestros más destacados artistas visuales. Larga vida al Taller Experimental de Gráfica de La Habana.