Para los nacidos en la Isla, es común asociar con el calor, el trópico y la diversión los trajes de baño marca Vanesa. Y es que desde la década de los 70, Vanesa ha acompañado a varias generaciones de cubanos. Cuando esta marca salió al mercado, no había mucha variedad de opciones en las tiendas comercializadoras cubanas y hasta hoy sigue siendo una buena opción por tener precios más económicos, si se comparan con los trajes de baño importados.
En los últimos meses se ha percibido una permanencia de la línea en las tiendas comercializadoras en moneda nacional, factor favorable para aliviar la demanda de la codiciada prenda de vestir, sobre todo durante los meses de verano.
El hecho de existir en la actualidad dos variantes de producción de la marca: la económica y la dirigida a las cadenas de tiendas en divisas al decir de Marcial Gálvez, especialista principal de la Fábrica de trusas Vanesa, responde a una estrategia del gobierno cubano para fomentar el acceso a los trajes de baño con marca nacional.
“Ambas líneas poseen buena calidad y presencia, iguales diseños. Solo difieren en algunas complejidades desde el punto de vista tecnológico”, se aventura a explicar el especialista.
En estos momentos la producción de la fábrica es de 200 mil trusas al año. Sus 138 trabajadores elaboran unas 20 mil piezas mensuales y entre 60 y 80 diseños anuales.
Nace una leyenda…
Sobre la historia de Vanesa, poco conocida por quienes trabajan en el mundo de la moda cubana, nos contó Marcial, trabajador de la única fábrica del país especializada en la creación de trajes de baño de la afamada marca.
“En octubre de 1976 el maestro del diseño Rafael de León (Santa Clara, 1942-La Habana, 2006) viajó a una feria comercial de Praga, Bulgaria, junto a Gladys Guerra, por aquella época directora de la empresa Modistura de Occidente”, recuerda Marcial.
León y Gladys tenían el propósito de mostrar allí productos cubanos femeninos. Sin embargo el encuentro con la lycra, un tejido hasta ese entonces practicamente desconocido en Cuba y América Latina, los llevó a repensar la historia del traje de baño cubano.
Antes de ese viaje a Praga en la isla cubana las trusas se fabricaban con tejidos de algodón, poco apropiados para la elaboración de un traje de baño.
De León, quien posteriormente recibiera la condición de Premio Nacional de Diseño, decidió traer a Cuba una muestra del tejido para experimentar con el mismo.
Buscando un nombre para la trusa cubana
Como resultado de un concurso nacional nació el nombre de Vanesa. Su logotipo es una mariposa amarilla y azul, autóctona de Cuba. En un principio se realizaba en metal, cosido a la prenda. Actualmente se incluye en una etiqueta exterior siempre conservando el diseño original.
Rafael de León estuvo vinculado a la industria hasta el año 1994 aproximadamente cuando comenzó a trabajar como diseñador en el afamado Cabaret Tropicana. Durante más de diez años la fábrica no contó con un creativo oficial.
“Nos acompañaron varios diseñadores pero ninguno daba la talla”, explica Marcial.
Un soplo de juventud para Vanesa
Un buen día los jóvenes diseñadores Anayce Figueroa y Yandi Morgado tocaron a las puertas del número 157 en calle Nazareno, de la localidad habanera de Guanabacoa, donde nacen los reconocidos trajes de baño Vanesa.
“Queríamos participar en el Concurso Internacional de fantasía para pasarela Mare di Moda (Italia) con dos prototipos de trajes de baño. Como no teníamos donde confeccionarlos fuimos a la fábrica”, explica Anayce.
Era el año 2007. Luego de laborar dos años en la televisión cubana, donde obtuvieron un premio Caracol de la Uneac (Unión de Escritores y Artitas de Cuba), por el diseño de vestuario para la novela ¡Oh, La Habana!, los jóvenes creativos se encontraban desempleados.
“En Vanesa nos ayudaron a confeccionar dos prototipos elementales. Así conocimos a Gabriela Otaño Bako –actual directora de Vanesa- y a Marcial.
“Antes de que resultáramos finalistas del Concurso por nuestra colección de trajes de baño artesanales y modulares nos propusieron trabajar en la fábrica”, recuerda la diseñadora.
Gabriela y Marcial les mostramos el trabajo realizado anteriormente por De Léon. De la mano de Anayse y Yandi la línea de Vanesa fue cambiando hasta parecerse, cada vez más, a las tendencias internacionales.
Choque generacional
En 2007 la fábrica de trusas Vanesa pertenecía a la Empresa de Confecciones Textiles Ciudad Habana que tenía como misión promover la Imagen Cuba a través del diseño gráfico.
“Conocíamos de la existencia de Vanesa. No entendíamos por qué se había dejado decaer su producción. Además los modelos eran hechos por técnicos, no por diseñadores. No por gusto el diseño es una carrera universitaria”, analiza la entrevistada.
“Nos costó trabajo aprender la parte tecnológica del proceso que para nosotros resultaba muy compleja. Nuestros bocetos chocaban con la realidad. Teníamos poco acceso a internet y a revistas especializadas.
“Entonces íbamos a las tiendas a mirar los productos de Adidas, para comparar precios, tejidos y ajustarnos a lo que teníamos en la mano. Luego propusimos realizar pasarelas en las tiendas para darle más publicidad a Vanesa.
“En la fábrica se confeccionaban trajes para niños, jóvenes, embarazadas, hombres, sobretalla en fin, todo tipo de público. Y la población cubana no lo sabía”.
La tienda Carlos III fue la seleccionada para la primera pasarela promocional en el año 2008. Así Vanesa comenzó a renacer cual Ave Fénix y las nuevas colecciones llegaron a La Puntilla, Ultra, Quinta y 42, La Maison entre otras importantes tiendas.
Vieja historia con nuevos brillos
Como en todo lo relativo al mundo del diseño y la arquitectura, la población cubana no cuenta, muy a menudo, con orientaciones sobre las tendencias de la moda a nivel internacional. Son pocos los espacios televisivos dedicados al tema, visto en la Isla como algo más bien frívolo y no como una necesidad.
Solo en las revistas Mujeres y Muchachas se refleja algo la temática pero la presencia de ambas publicaciones en los estanquillos de periódicos es limitada y llega con gran atraso de varios meses.
“Las personas toman como referencia los programas de televisión viejos. Desgraciadamente hay mucha influencia ecuatoriana sobre todo relacionada con los brillos y los colores chillones”, asevera Anayse.
“En cuanto al traje de baño la prevalencia sobre el resto de los estilos la tiene el biquini triangular que se ha ido simplificando cada día más, así como las trusas negras y las estampadas. Además tenemos un público muy selecto que consume trusas al estilo de los años 50.
“Los hombres cubanos prefieren los boxer y los shorts. Esa es la tendencia a nivel internacional. La marca de traje de baño masculina se llama Náutico y también posee gran demanda.
“Dos veces al año veo los tejidos que entran a la fábrica y analizo las tendencias internacionales para elaborar las nuevas colecciones. Los diseños se realizan en tres combinaciones de colores”, concluye Anayse.
Cada verano los trabajadores de la fábrica realizan encuestas. Los resultados siempre son los mismos: el público opina que Vanesa se ha revitalizado y la reconocen como la trusa cubana.
Por: Maya Quiroga
Fotos: Cortesía de la entrevistada