Ver a un coro sinfónico bailar con música tradicional cubana puede resultar impresionante; sobre todo si antes los escuchas interpretar una de las obras sacras que componen su repertorio tradicional. Así sucedió en el preámbulo del concierto entre el Coro Sinfónico Cabrillo, de San Francisco, y sus colegas del Coro Provincial de Villa Clara, junto a los acordes del Quinteto Criollo de Ernestina Trimiño, una célebre agrupación campesina de la ciudad.
Los de Cabrillo llegaron a Santa Clara luego de su paso por Cienfuegos y como antesala a presentaciones similares en Matanzas y La Habana. “Es a través de la música que nosotros queremos comunicarnos y lo hemos logrado en esta estancia en Cuba. Existe toda esta expresión de arte y este amor de la gente que nos ha impactado enormemente”, dice Cheryl Anderson, directora musical de la agrupación norteamericana.
“Esta relación entre coros cubanos y norteamericanos en Santa Clara viene de un encuentro que hubo con la directora de las Niñas de New Orleans, que es una escuela de canto coral. Después tuvimos la visita, en 2013, del Coro Triángulo, que son obreros, médicos, abogados, ingenieros, personal que trabaja pero que le gusta el canto coral”, detalla Yolanda Martínez Ordoñez, directora del Coro Provincial villareño.
Son más de cincuenta personas, que llegan por vez primera a Cuba a través de Classical Movements, una organización que se dedica a programar eventos de coros y orquestas del y por el mundo. Establecidos en Estados Unidos, su especialidad es preparar este tipo de tours donde además de los conciertos potencian la interacción con las personas de los lugares que visitan.
“Nuestra organización lleva más de nueve años trayendo coros a Cuba”, afirma Norma Rosso, puertorriqueña que sirve de manager en el viaje. “En mayo de 2015, por ejemplo, trajimos a la orquesta de Minessota a La Habana y fueron cinco días de excelentes presentaciones”.
Y puede que desde el 17 de diciembre de 2014 las negociaciones sean un tilín más fáciles. “Ahora, obviamente, hay un cambio desde el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, pero nuestra organización tiene mucha experiencia y muy buenas relaciones porque queremos mucho a la gente de Cuba”.
La práctica los ha llevado a apostar por escenarios cubanos y no desde el descubrimiento que hicieron muchos luego de las declaraciones de ambos gobiernos de vivir respetuosamente en las diferencias que los marcan. “Yo no creo que es un punto de beneficio, sino un punto de seguir garantizando que este tipo de interacción sea mutua”, señala Norma.
“En Cuba se aprecian las artes y la forma en que se desarrollan las personas, desde niños hasta adultos”, declara impresionada Cheryl Anderson, quien lleva más de 25 años al frente de la cincuentenaria agrupación.
Un coro lleva el sello de la armonía aunque sus voces tengan registros diferentes. Lograr la conjunción de los matices es la clave del éxito. Esas son también similitudes con la realidad. “La música les permite a los diferentes grupos encontrar un punto de unión donde se comunican, porque es algo que se siente muy adentro y viene desde la parte integral del individuo y al unir a estos dos grupos en esta expresión han encontrado un punto de unión muy importante”, explica Cheryl.
Una unión que trasciende barreras idiomáticas y minimiza las complejas contradicciones entre países vecinos. La música coral ayuda en ese empeño. Todo lo que tienen en común estos cantores es eso. “Además de la música tenían un interés muy grande en conocer a la gente en Cuba, al público de aquí, porque querían trascender toda la información que ha sido publicada y entender personalmente que es lo que representa este país y cómo es la gente de este país”, reafirma la directora estadounidense.
Por eso, los Spirituals, obras sacras y las canciones folclóricas norteamericanas fueron imprescindibles en la presentación, además de un repertorio de música cubana.
“Estamos juntos para empezar una nueva tarea con ellos, que creo será de su gusto, porque a nosotros la música cubana nos llena mucho”, sentencia Yolanda Martínez, directora de la agrupación villaclareña. Y todo parece que sí, cuando en el escenario existen muchas voces y todas se escuchan como una.